Enlace Judío México e Israel – En la guerra de los Seis Días, Israel enfrentó a Egipto, Jordania y Siria. Pero contaba con un arma secreta: uno de los mejores servicios de inteligencia del mundo. 

Detrás de toda guerra existe un complejo servicio de inteligencia, y un ejemplo perfecto de ello es la guerra de los Seis Días, ocurrida entre el Estado de Israel y los ejércitos de Egipto, Jordania y Siria. Una guerra en la que el Mossad jugó un papel trascendental.

Desde que Meir Amit fue nombrado director general del servicio de inteligencia israelí, se dedicó a reclutar espías árabes que pudieran brindarle al Mossad información de utilidad.

Ya en los primeros meses del año 1967, Meir contaba con un informador en cada base aérea egipcia, por lo que la información sobre el ejército enemigo llegaba de manera completa y continua.

De este modo, no sólo la detallada rutina de los pilotos fue puesta al descubierto, también quedaron registrados en audio grabaciones en las que los pilotos hablaban de sus infidelidades, sus manías y hasta sus preferencias sexuales. Todo tipo de información servía pues el Mossad sabía encontrar el camino para usar toda información en su propio beneficio. Para cuando Gamal Abdel Nasser comenzó a hacer amenazas de guerra a Israel, ya existía toda una red de espionaje bajo sus pies. Su propio yerno, Ashraf Marwan colaboraba para el Mossad, bien dicen que el enemigo más cercano es el que causa la herida más letal.

Finalmente la información más contundente llegó: el ejército egipcio mostraba su grado máximo de vulnerabilidad entre las 7:30 y las 7:45 de la mañana, pues en este horario había un cambio de turno de los pilotos egipcios: mientras algunos se retiraban después de una larga jornada para ir a descansar, otros terminaban de tomar el desayuno para comenzar a trabajar. Existían alrededor de 15 minutos en los que el ejército egipcio se exponía con total irresponsabilidad, suficiente tiempo para que el ejército israelí atacara a su enemigo logrando una gran ventaja militar, y justamente así sucedió.

Durante meses Gamal Abdel Nasser, ambicioso de fama y de poder, se dedicó a enardecer a su gente prometiéndoles la destrucción del estado de Israel, pero gracias al Mossad, el territorio israelí se mantuvo fuera de peligro, pues en menos de dos horas los aviones de la fuerza aérea egipcia fueron destruidos.

Un logro que nunca será olvidado y que fue posible gracias a esos nombres que, claro, se mantendrán siempre en el anonimato.

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