Enlace Judío México e Israel.- Creará un museo de la cultura hebraica en Fez y una escuela talmúdica en Casablanca

ADOLFO S. RUIZ

Los intentos para evitar que la huella judía se pierda definitivamente en Marruecos se abren paso en el país. El monarca Mohamed VI acaba de anunciar la creación de un museo de la cultura judía en la ciudad de Fez, al tiempo que el nuevo encargado del tribunal religioso de la comunidad judía, Yoshiyahu Pinto, desvelaba que se creará una yeshivá (centro de estudios talmúdicos) en Casablanca.

A mediados del siglo pasado la comunidad judía en Marruecos alcanzaba las 270.000 personas y era la más numerosa, importante y pujante de las que existían en los países árabes. Desde entonces, el número de judíos marroquíes no ha dejado de descender hasta los aproximadamente seis mil que permanecen en el país. Las grandes migraciones hacia Israel tuvieron lugar entre 1949 y 1956; en 1961, tras la muerte de Mohamed V y, finalmente, en torno a 1967, cuando se desencadenó la guerra de los Seis Días.

Son pocos, pero mantienen un inquebrantable apego a su país y sus tradiciones. Los monarcas alauíes, al contrario que otros mandatarios árabes, protegieron sus vidas y sus tradiciones, y muchos de ellos ascendieron hasta las más altas magistraturas de la nación. Entre los que emigraron, son muchos también quienes han llegado a los más altos puestos del Estado de Israel.

La pequeña comunidad sefardí de Marruecos, que sigue siendo la más importante en el conjunto de los países árabes pese a la enorme disminución de sus miembros, celebra con entusiasmo la iniciativa real de levantar un Museo de la Cultura Judía en la ciudad de Fez. Serge Berdugo, secretario general del Consejo de las Comunidades Israelíes de Marruecos, asegura que “crear un lugar de la memoria en una ciudad que es cuna de la civilización marroquí, y donde la impronta del judaísmo ha sido más profunda, muestra el deseo de Mohamed VI de dar visibilidad a todas las corrientes que han irrigado este país”.

El museo de la cultura judaica en Fez tendrá un importante papel simbólico tanto hacia el interior como fuera de las fronteras de Marruecos, ya que la intención de todas las partes es dar a conocer cómo durante cientos de años judíos y musulmanes han convivido en Marruecos, y han desarrollado un modelo de coexistencia que se ha convertido en un verdadero ejemplo para decenas de generaciones.

La elección de Fez como sede del museo no es gratuita. Si bien la ciudad milenaria ha sido durante siglos un ejemplo de encuentro entre civilizaciones y culturas, en los últimos años se ha convertido en una urbe donde el extremismo islámico se ha asentado con enorme fuerza.

Al mismo tiempo, la escuela talmúdica de Casablanca acogerá a cuarenta alumnos, de los que al menos cinco serán padres de familia. Yosiyahu Pinto, impulsor de la idea, pretende con ello “la propagación y difusión de los estudios de la Torá, de la cultura hebraica y de los preceptos tradicionales judeo-marroquíes, la enseñanza de las lenguas hebrea y árabe, la formación de maestros y rabinos y el apoyo a personas necesitadas”.

La figura de Pinto no está exenta de polémica, ya que pasó diez meses en prisión por un asunto de corrupción. Pese a ello es el líder de una asociación con más de 250.000 fieles y dirige una fundación de caridad que cuenta con un importante presupuesto que le permite pagar los estudios a centenares de jóvenes por todo el mundo, al tiempo que auxilia a personas en estado de extrema necesidad.

Para Serge Berdugo, la creación de esta escuela “supondrá la permanencia de la tradición judío-marroquí, que no se extinguirá cuando vayamos falleciendo los pocos judíos que aún consideramos que nuestra verdadera nación es Marruecos y no Israel”.

A mediados del siglo pasado la comunidad judía en Marruecos alcanzaba las 270.000 personas; hoy son 6.000.

Fuente: LA VANGUARDIA