Existen hombres que logran contemplar partes del universo que se encuentran ocultas para la mayoría de los mortales, son pocos, pero casi ninguno puede describir la experiencia. ‘Casi ninguno’, ya que hubo un hombre que sí pudo presenciar el infinito: Jorge Luis Borges.

Este único escritor ha planteado en papel ideas que otros han intentado, sin éxito. Una vez que uno lee “El Aleph”, aquel cuento que escribió sobre contemplar el infinito en un solo punto y que decidió titular con el nombre de la primera letra del alfabeto hebreo, así como sus historias que abarcan el Golem, la Cábala, Spinoza y Heine, entre otros, normalmente resalta una pregunta: ¿será que Borges tenía una relación con el judaísmo?

La respuesta es una afirmación sencilla: sí. Borges muchas veces afirmó que en su pasado existían ancestros judíos y por lo tanto, hoy 13 de junio, a más de tres décadas desde que Borges murió, dejándonos solamente con sus letras, le rendimos homenaje con estos poemas sobre Israel, que escribió en 1967, al presentarse la “Guerra de los Seis Días”, tomando partido por Israel.

Esperamos los disfruten como nosotros.


El primer poema, Borges lo escribió para Israel sobre su lucha en la guerra de 1967:

¿Quién me dirá si estás en el perdido

Laberinto de ríos seculares

De mi sangre, Israel?

Salve, Israel, que guardas la muralla

De Dios, en la pasión de tu batalla.

(A Israel, 1967)

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Una semana después, Borges escribió otro, apenas Israel resultó victorioso:

Un hombre condenado a ser el escarnio,

la abominación, el judío,

un hombre lapidado, incendiado

y ahogado en cámaras letales,

un hombre que se obstina en ser inmortal

y que ahora ha vuelto a su batalla,

a la violenta luz de la victoria,

hermoso como un león al mediodía.

(Israel, 1967)


La pluma de Borges siempre resulta profunda, aunque fresca. Esperamos los disfruten como nosotros.