Enlace Judío México e Israel – Políticos y comentaristas árabes recibieron la visión económica estadounidense de 50 mil millones de dólares con burla y exasperación, aunque algunos en el Golfo piden que se le dé una oportunidad.

En Israel, Tzahi Hanegbi, miembro del gabinete y cercano al primer ministro Benjamín Netanyahu, describió el rechazo de los palestinos al plan de “paz para la prosperidad” como trágico.

El plan, que será presentado por el yerno y asesor de Trump Jared Kushner en la Cumbre de Bahréin esta semana, prevé un fondo de inversión mundial para levantar la economía palestina, así como de los países árabes vecinos y es parte de un esfuerzo más amplio para reactivar el proceso de paz entre Israel y los palestinos.

“No necesitamos la reunión de Bahréin para construir nuestro país, necesitamos la paz y la secuencia del plan: una reactivación económica seguida por la paz no es realista y es una ilusión”, dijo el domingo el ministro de Finanzas palestino, Shukri Bishara.

La falta de una solución política, que Washington ha dicho que revelará más adelante, provocó el rechazo no sólo de los palestinos sino también de países árabes con los que Israel busca una normalización.

Desde Sudán hasta Kuwait, comentaristas y ciudadanos comunes denunciaron la propuesta de Kushner en términos sorprendentemente similares: “colosal pérdida de tiempo”, “un fracaso”, “llegó muerta”.

Los partidos liberal e izquierdista de Egipto criticaron el taller como un intento de “consagrar y legitimar” la ocupación de la tierra árabe y dijeron en una declaración conjunta que cualquier participación árabe estaría “más allá de los límites de la normalización” con Israel.

Mientras que el esquema preciso del plan político se ha mantenido en secreto, funcionarios que han sido informados sobre el mismo dicen que Kushner ha descartado la solución de dos Estados: la fórmula mundial que contempla un Estado palestino independiente junto a Israel en Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza.

La OLP ha descartado los planes de Kushner como “promesas abstractas”, insistiendo en que sólo una solución política resolverá el problema. Afirma que son un intento de sobornar a los palestinos para que acepten la ocupación israelí.

Hanegbi dijo a Radio Israel que Washington ha intentado crear “un poco más de confianza y positividad” al presentar una visión económica, pero toca un punto sensible para los palestinos.

“Todavía están convencidos de que todo el asunto de una paz económica es una conspiración, que tiene como objetivo acumular fondos para proyectos y otras cosas sólo para que olviden sus inspiraciones nacionalistas. Esto, por supuesto, es simplemente paranoia, pero es otra tragedia para los palestinos”, dijo.

Jawad al-Anani, un ex alto funcionario jordano, describió la desconfianza generalizada tras la decisión de Trump de trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén y reconocer la anexión de los Altos del Golán por parte de Israel.

“Este es un enfoque desequilibrado: asume que los palestinos son el lado más vulnerable y son los que pueden sucumbir a la presión más fácilmente”, dijo. “Este es un gran revés para toda la región”.

Azzam Huneidi, subjefe de los Hermanos Musulmanes de Jordania, la principal oposición del país dijo: “El plan económico es la venta de Palestina bajo la bandera de la prosperidad a cambio de la paz y sin que se devuelva ningún territorio… Un acuerdo con dinero árabe”.

La Autoridad Palestina ha dicho que boicoteará la reunión y funcionarios del gobierno de Israel no están invitados.

Representantes de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, participarán junto con funcionarios de Egipto, Jordania y Marruecos. Líbano e Irak no asistirán.

“Se equivoca quien piense que miles de millones de dólares pueden atraer al Líbano, que está bajo el peso de una crisis económica asfixiante, a sucumbir o hacer trueques sobre sus principios”, dijo el presidente del Parlamento, Nabih Berri.

El grupo terrorista chií Hezbolá, respaldado por Irán, que ejerce una influencia significativa sobre el gobierno libanés, ha calificado el plan como “un crimen histórico” que debe ser detenido.

Algunos analistas árabes creen que el plan económico es un intento de eliminar la oposición a la ocupación israelí de las tierras palestinas con un soborno de miles de millones de dólares para pagar millones a los países vecinos a cambio de integrar a refugiados palestinos en su territorio.

“No es sincero decir que este plan es puramente económico porque tiene una dimensión política que tiene implicaciones que son incompatibles con las aspiraciones políticas”, dijo Safwan Masri, profesor de la Universidad de Columbia.

Tras la creación del Estado de Israel en 1948, Jordania, Siria y el Líbano absorbieron a la mayor parte de los refugiados palestinos. Según algunas estimaciones, ahora representan alrededor de cinco millones.

En los últimos años, la amarga rivalidad de Irán con el bloque liderado por musulmanes sunitas de Arabia Saudita ha impulsado el conflicto árabe-israelí a un segundo plano.

Mientras Riyadh y sus aliados han acogido la línea más dura de Trump contra Teherán, que se ha convertido en el guardián de los derechos palestinos, los críticos acusan a Arabia Saudita, la custodia de los lugares más sagrados del Islam, de abandonar a los palestinos.

Los eruditos musulmanes en la región, que en el pasado habrían reunido la opinión popular en apoyo de los palestinos, guardaron silencio durante horas tras la publicación del plan, en señal de una ofensiva contra la disidencia en varios países árabes.

Arabia Saudita ha detenido a varios clérigos prominentes en un aparente movimiento para silenciar a opositores potenciales de los gobernantes absolutos del reino. Al-Azhar, la principal autoridad musulmana sunita de Egipto, aún no ha emitido una declaración.

Por su parte, Riad ha asegurado a sus aliados árabes que no respaldará nada que no cumpla con las demandas clave de los palestinos.

Ali Shihabi, quien encabeza la Fundación Arabia que apoya las políticas de Arabia Saudita, dijo que la Autoridad Palestina se equivocó al rechazar el plan.

“Debería aceptarlo y trabajar para entregar los beneficios a su pueblo y luego avanzar agresivamente con iniciativas no violentas… para buscar derechos políticos”, escribió.

El empresario emiratí Khalaf Ahmad al-Habtoor también criticó la negativa de los palestinos a la cumbre de Bahréin. “No hay nada malo en escuchar lo que se colocará sobre la mesa”, escribió el mes pasado.

Sin embargo, incluso en el Golfo, el respaldo para el plan de Kushner es limitado. “El Acuerdo del Siglo es una… concesión unilateral, mientras que el ocupante gana todo: tierra, paz y dinero del Golfo”, dijo el parlamentario kuwaití Osama Al-Shaheen.

Fuente: Haaretz, Reuters / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico