Enlace Judío México e Israel.

JENNY ASSE CHAYO

Leer es buscar el Rostro, pero la inmensidad es inabarcable.

El guiño de Dios está impreso en su Creación.

En sus ojos palpita el universo.

En un parpadeo crea.

-¿Dios llora?

-Cuando Dios llora un diluvio cae sobre el mundo.

-Dime el porqué de las lágrimas de Dios.

-La perversión de los hombres.

(Pervertir es hacer una bifurcación en el Plan Original.)

-¿Desviar? ¿Desviarse?

-Partir el rumbo en dos.

Satán significa el que desvía.

-Y el hombre, ¿dónde está el hombre?

-He ahí la pregunta primordial, el mismo Dios se la hizo a Adán después de pecar.

¡¿Ayeka?! ¿Dónde estás?

El eco de esta pregunta ha atravesado los siglos y nos persigue.

Adán se escondió y culpó.

¿Ayeka?

Los ecos de esta pregunta ansían una respuesta.

-Ayeka, ¿dónde estás?

-Enredado a la serpiente.

Adán pecó y culpó al otro de su pecado.

Eva también fue interpelada.

Ella se lleno de la ira de la traición y culpo a la serpiente de su pecado.

-¿A quién culpó la serpiente?

La serpiente cumplió con el mandato de tentar y aun así fue castigada.

Satán es un sirviente de Dios.

-¿Hubiera podido el mal nunca existir?

-El mal hubiera podido no entrar en los hombres

pero comieron el fruto y dentro,

en la sangre, corrieron sus semillas.

Caemos.

-¿Dónde estás?

Los ecos de la pregunta nos persiguen.

Cada hombre habrá de dar una respuesta.

Caemos en la paciencia de Dios.

Él es llamado El que espera.

 

 

(De su libro Leer el infinito)