Enlace Judío México e Israel.- La Alemania de Adolfo Hitler tuvo una gran influencia económica, política y cultural sobre México. No obstante, las investigaciones históricas sobre esos temas son aún incipientes, muy limitadas y quedan muchos pasajes inéditos por descubrir.

JUAN ALBERTO CEDILLO EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDIO

Uno de los campos menos explorados son las actividades y campañas a favor de Hitler en los diversos Estados de la República Mexicana.

En ese sentido sobresalen dos: Chiapas y Nuevo León.

En Monterrey, capital de Nuevo León, el acaudalado empresario de origen alemán Guido Moebius formó un pequeño ejército que se integró con unos 150 “guerrilleros” que se entrenaron militarmente en un desolado paraje de la Meseta de Chipinque.

Posteriormente esa falange compuesta por ciudadanos de origen alemán, italianos y mexicanos cruzó la frontera y saboteó instalaciones estratégicas e industria bélica en Texas.

En Chiapas destaca por la gran cantidad de jóvenes de padres alemanes nacidos en las fincas de cafetales, quienes a finales de la década de los treinta del Siglo XX rechazaron la ciudadanía mexicana para enrolarse en el ejército del Tercer Reich: la Wehrmacht.

Eso mismo ocurrió en las fincas cafetaleras de Veracruz propiedad de empresarios de origen alemán. Además, en la capital y diversos Estados de la República una buena cantidad de jóvenes viajaron a Alemania para enrolarse en el ejército de Hitler.

¿Cuántos viajaron para enrolarse en la Wehrmacht? Esa cifra se desconoce pero fueron cientos o quizás miles. Se desconoce también cuántos murieron en combate.

Algunos que sobrevivieron realizaron trámites en el Consulado de México en Frankfurt para recuperar su antigua nacionalidad y así poder escapar de una nación derrotada, hambrienta y semidestruída.

Sobre los mexicanos de origen alemán que lograron recuperar su nacionalidad existen dos tomos con más de un centenar de expedientes en el Archivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

En los expedientes están solicitudes de ex militares de alto rango que solicitaron regresar a México.

Tan sólo dos ejemplos de los ex soldados de las Wehrmacht que lograron “escapar” a México:

Uno de ellos es Jurgen Petersen, nacido en Puebla en 1923. Abandonó el país y rechazó la nacionalidad mexicana a principios de los cuarenta.
En octubre de 1942 alcanzó el grado de sargento de infantería en el ejército nazi. Al término de la guerra fue recluido en un centro de concentración y desde ahí comenzó los trámites para regresar a México.

Su expediente precisa: “La Dirección General de Asuntos Jurídicos determinó que a esta persona le corresponde la nacionalidad mexicana por nacimiento. Con fecha 24 de julio último, esta Dirección ha solicitado al interesado un Certificado de Desnazificación debidamente legalizado que hasta la fecha no se ha podido producir”.

El Certificado de Desnazificación era el documento más importante para salir de los países ocupados por los Aliados en Europa. Incluso era más relevante que el pasaporte. Las autoridades militares Aliadas eran las únicas que podían validarlo.

Petersen regresó a Puebla sin ese documento. Además, muchos de los oficiales que regresaron a México presentaron papeles expedidos por autoridades civiles alemanas que no fueron certificados por los mandos militares británicos ni estadounidenses.

Otros que pudieron regresar a México fueron los hermanos Herbert Emil y Hellmuth Trampe. Nacieron en la finca cafetalera La Estrella, de Escuintla, Chiapas. En 1929 salieron de México y siguieron refrendando su pasaporte mexicano hasta 1940. A partir de ese año lo rechazaron y se sumaron al ejército del Tercer Reich.

Al término de la guerra Herbert Emil Trampe fue recluido en un campo de concentración en Francia. Solicitó su repatriación a México a través del consulado de Frankfurt.

Su expediente precisa: “Se trata de un joven de buena conducta, de buena reputación, a quien sorprendió la guerra en Alemania, donde se encontraba junto con su hermano, sólo con su madre, quien falleció y por lo mismo no estaba en edad de decidir lo que debiera hacer en esas circunstancias. Como casi todos los jóvenes de 16 años o más, fue enrolado en el ejército, a pesar de estar registrado como mexicano”.

 

 

 

 

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