Enlace Judío México e Israel.- El martes, el Departamento del Tesoro  sancionó al jefe de seguridad de Hezbolá, Wafiq Safa, junto con dos miembros de Hezbolá en el Parlamento. Las actividades de Safa personifican la dominación de las instituciones estatales libanesas por parte de Hezbolá, ilustrando que la supuesta distinción entre los dos es ficticia.

TONY BADRAN

El anuncio del Tesoro de las sanciones identificó a Safa como “el jefe del aparato de seguridad de Hezbolá” y “parte del círculo interno del Secretario General de Hezbolá, Nasrallah.”Safa es “responsable por la coordinación de Hezbolá con la comunidad internacional y con las agencias de seguridad libanesas.” Si bien es cierto, esta descripción minimiza enormemente su influencia.

Safa, quien según se informa tuvo un rol en el bombardeo en 1983 de los cuarteles de los marines de EE.UU en Beirut, es ahora la figura central en la política y seguridad libanesas. Como jefe de la Unidad de Enlace y Coordinación de Hezbolá, Safa es el solucionador de problemas de Nasrallah. Él maneja la relación de Hezbolá con el presidente Michel Aoun y el ministro del Exterior Gebran Bassil, de Líbano. Todos los barones políticos de Líbano se reúnen y coordinan regularmente con Safa, en reconocimiento de su posición clave y estatura en el sistema libanés.

Esto incluye a ministros del gobierno. En el 2014, por ejemplo, el entonces ministro del Interior Nouhad al-Machnouk invitó a Safa a una reunión de alto nivel de funcionarios de seguridad en el ministerio, para discutir la situación en la frontera nordeste con Siria. La reunión ejemplificó la sinergia en curso entre Hezbolá, las agencias de seguridad oficiales, y las Fuerzas Armadas. También reflejó la rutina de Safa – incluso obligatoria – ingreso, facilitación, y participación directa en operaciones de seguridad estatal.

Safa también se ha reunido con el actual ministro del Interior Raya al-Hassan. Cualquier visita del ministro, o de hecho cualquier funcionario de seguridad, a áreas controladas por Hezbolá tales como los suburbios sureños de Beirut involucra la coordinación con Safa. Lo mismo ocurre con cualquier medida política concerniente a estas áreas.

Pero muy notable es la relación de Safa con el jefe del Directorio de Seguridad General de Líbano, Abbas Ibrahim. En muchas formas, Ibrahim, quien es cercano a Hezbolá, es el homólogo de Safa dentro de las agencias de seguridad del Estado. Ibrahim es el solucionador de problemas oficial, una función que lleva a cabo mano a mano con Safa – una sociedad que encarna la sinergia entre Hezbolá y el Estado.

En el 2017, Ibrahim dirigió negociaciones en nombre de Hezbolá para el retorno de sus soldados secuestrados en Siria, él y Safa saludaron juntos a los retornados en la frontera.

De hecho, los dos aparecen regularmente juntos, incluso en eventos oficiales. En abril, Ibrahim dedicó una nueva filial de Seguridad General en la ciudad sureña de Qana, donde el ejército del directorio desfiló bajo un cartel de Ibrahim y Nasrallah que decía, “Juntos, para la seguridad y la resistencia.” Sentado junto a Ibrahim estaba Safa.

Según un ex alto funcionario del gobierno de EE.UU que habló con el autor, se cree que Wafiq Safa organizó el secuestro en el 2015 de cinco ciudadanos checos en Líbano, ideado para presionar al gobierno checo para que liberara al procurador de armas libanés Ali Fayad. Si bien Safa orquestó el secuestro, Ibrahim manejó las negociaciones. El Estado libanés, en otras palabras, sirve como el brazo diplomático y de recolección de Hezbolá.

El jefe druso libanés Walid Jumblatt, quien se coordina normalmente con Safa, describió bien su rol: “Él decide lo que pueden hacer el ejército y las fuerzas de seguridad.” Por esa razón, la designación de Safa plantea cuestiones serias acerca de la continuidad de la ayuda de EE.UU en seguridad a Líbano. Más allá, su designación debe señalar el rechazo de un mito resistente de Washington: que Hezbolá y el Estado libanés son distintos. No lo son. Fortalecer al Estado libanés es fortalecer a Hezbolá.

 

 

*Tony Badran es investigador en la Fundación para la Defensa de las Democracias.

 

 

Fuente: Informe político de la Fundación para la Defensa de las Democracias
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.