Enlace Judío México e Israel.- Dijeron nuestros Jajamim: “¿Cuál es el servicio que se le brinda a Hashem con el corazón? ¡No es otro sino la tefilá!” (Maséjet Taanit 2-2).

RAB. DAVID ZAED

La comprensión de que la tefilá es un “Servicio a Hashem” como una Mitzvot Asé (Mandamiento de la Torá), es de acuerdo a lo que establece Rambam en las halajot de la tefilá: “Es un mandamiento obligatorio, orar todos los días. Como está escrito: ‘Y servirás a Hashem Tu D-os’. Y esto se refiere específicamente a la Tefilá. Como está escrito: ‘Y lo serviréis con todos vuestros corazones’”.

El concepto “Servicio”, con respecto a la tefilá, requiere un análisis. Rabí Shimshon Refael Hirsch ZTz”L, en su comentario de la Perashá Ékeb, explica esto de la siguiente manera: “El que pronuncia la Tefilá, trabaja para corregirse a sí mismo e infunde en su corazón las Verdades Divinas que hacen que este corazón adquiera sabiduría y espiritualidad. Esto se aprende la misma expresión ‘tefilá’, que se podría traducir como ‘elevación’. El objetivo de la tefilá es para que la persona que la pronuncia, eleve sus pensamientos; sus sentimientos y su voluntad. De esta manera, la persona va a amar a Hashem, y también Hashem va a amar a la persona”.

Vemos que cuando se hace referencia a la tefilá, no se habla tanto de la boca de donde salen las palabras, sino de un lugar más profundo: el corazón, que representa a los sentimientos.

Rabí Yosef Albo ZTz”L, escribe: “No hay ninguna mitzvá que tenga efecto en todas las cosas, más que la tefilá. La tefilá se pronuncia con el corazón. Y así como el corazón es lo que le da la vida al cuerpo, y si el corazón está sano, también está sano todo el cuerpo, así es la tefilá. Por medio de una tefilá pronunciada con emoción y concentración, la persona se comunica con Su Creador, y se convierte en Servidor de Hashem de corazón…” (Séfer Haikarim Maamar 4-20).

Después de todo esto, el Yehudí podría reaccionar de dos maneras:

1. Hay quien no se da por aludido, y argumenta que la tefilá sí la pronuncia “con el corazón”. Este Yehudí debe saber que los niveles espirituales no tienen límite. Siempre hay que superarse, y procurar descubrir aún más, los tesoros que encierran las Sagradas Palabras de la tefilá, y eso lo va a ayudar a concentrase mucho más. Hay que conformarse con lo material, pero no con lo espiritual. Y otra cosa le diremos: “Tú, que tienes el privilegio de pronunciar la tefilá ‘con el corazón’, como es debido, eres un ejemplo para aquéllos que todavía no están en tu categoría; te observarán y aprenderán de ti. No ocultes esa cualidad tan importante que tienes, porque trasciende con tu imagen. Y cuando tengas oportunidad, acércate a ellos, con buenos modales, y enséñales que no existe más grande satisfacción que conectarse con Hashem por medio de la tefilá”.

2. Un mensaje para el que, hasta ahora, no tenía conciencia ni conocimiento de la importancia de la tefilá pronunciada con concentración: No te sientas mal; tú no eres un “zorro”. Eres un ser humano, y más que eso; eres un Yehudí. A tu corazón no lo dejaste “en tu casa”, sino que lo tienes en tu interior (salvo, que la tefilá que deberías de pronunciarla en el Bet Hakneset, la hagas en tu casa…). Es cierto que la tefilá, como se ha mencionado, es una obligación de todo integrante del Am Israel. Pero no lo tomes como una carga, al contrario. Tómalo como lo que realmente es: Un privilegio que nos permite comunicarnos en línea directa con Hashem. Vas a tener en tu vida todo lo bueno que deseas, y más. Pero si pronuncias la tefilá diariamente, vas a sentir que, lo que tienes, es porque Hashem concedió tus pedidos, y que todo lo que tienes, te pertenece de buena ley y lo mereces. Elige un “Sidur”, el que más te guste y el que más te acomode. Hazlo formar parte de tus efectos más personales y más preciados. Identifícate con tu propio Sidur, e introdúcete en sus hermosas frases. Saborea sus maravillosos conceptos. Cuando abras las páginas del Sidur, abre, al mismo tiempo, las puertas de tu corazón. Llora de emoción. Ríe de alegría. Vuela… Descubre el mundo nuevo que tenías en tu interior, con la seguridad absoluta de que nadie te escucha; de que el único que te escucha, es Hashem.

Rabí Yosef Jaim ZT z”L escribe que, al disponerse la persona a pronunciar la Amidá, hay que pararse con unción, y ponerse las manos en el pecho a la altura del corazón (Ben Ish Jay Sh. Rishoná – Beshalaj). Todo Yehudí, grande o chico, hombre o mujer… cuando pronuncia la Tefilá con el corazón, se encuentra con Hashem, pero más que nada, se encuentra consigo mismo.

 

 

 

Fuente: Revista Jodesh Tob Ab