Enlace Judío México e Israel – Sobre el papel de la mujer en el judaísmo, sobre las ideas radicales respecto a ciertas prácticas y sobre los principales problemas que enfrentan los matrimonios hoy en día, conversamos con el rabino principal de la Comunidad Maguén David, Shlomo Tawil.

“La Torá nos enseña a no ser radicales. La Torá dice ‘emtzaí shalem’. Quiere decir “el del medio es el mejor camino”. La pregunta es ¿qué es el camino del medio?”. Así comienza la conversación que el rabino Shlomo Tawil sostuvo con Enlace Judío para expresar su postura respecto a temas como el radicalismo, la discriminación, el papel de la mujer en el judaísmo y las crisis matrimoniales que, desde su puesto de consejero comunitario, debe enfrentar constantemente.

“La Torá nos dice ‘no seas radical, no polarices’; tienes que saber llevarte bien con todos. La comunidad, como el judaísmo, es un paraguas, donde se incluyen toda clase de gentes. Puede haber lo que son más ortodoxos, menos ortodoxos, pero somos todos un solo pueblo y una sola comunidad.”

El rabino Tawil nos cuenta sobre sus propios orígenes para ejemplificar ese crisol que caracteriza al pueblo judío. “Yo no nací de una familia tan religiosa. Yo fui a la secundaria, fui a la prepa y yo me trasladé a Israel porque yo lo quería”, relata.

“Mis padres me dijeron: ‘OK, acaba tu carrera universitaria y te vas a Israel’. Y yo hice mi carrera universitaria, soy administrador de empresas. En un tiempo muy corto, por suerte, rapidísimo, en dos años, y luego me fui a Israel, y ahí aprendí lo que es el Talmud, lo que son las leyes, y estudié. Nunca estudié para ser rabino: estudié.

Agrega que “uno piensa que el rabino nació con barba y nació siendo religioso. No es así. Yo viví en un medio ambiente moderno toda la vida, viví en un medio ambiente donde sé que existen otras personas, viví y vivo en un medio ambiente donde sé que toca respetar a todos: el más, el menos, el rico, el pobre, a todo el mundo. Judío, no judío, hay que respetar a todos.”

Luego la conversación se vuelca hacia un tema muy polémico: la discriminación hacia las mujeres dentro del judaísmo. Al respecto, el rabino piensa que no existe dicha discriminación y que, en cambio, hay muchos malos entendidos. Cita a Maimónides y su Guía de los Perplejos para decir que la mujer, lejos de ser menos que el hombre, es más.

“O sea, la mujer es más espiritual que el hombre. El hombre fue creado de la tierra. La mujer fue creada de la costilla del hombre. Por eso dicen que la mujer vive a costillas del hombre. Y cuando fue creada la mujer el hombre ya tenía alma. Entonces es más espiritual la mujer, la mujer no tiene los pecados que tiene el hombre.”

¿Por qué las mujeres no usan el tefilín? Porque, dice el rabino Tawil, ella no necesita contención. “La mujer no tiene aquellas pruebas o pecados que tiene el hombre”, e incluso habla de reencarnación.

“Las mujeres no reencarnan, hay algunas, pero el 99% de las mujeres no necesitan reencarnar porque son espirituales, son muy sagradas, por eso en la comunidad las cuidamos mucho.”

Respecto a la polémica de si las mujeres deben o no asistir a los entierros, el rabino cita al Gaón de Vilna, al Zohar y a José Caro para aclarar que no se trata de un asunto de discriminación sino, por el contrario, un consejo que se le da a las mujeres para evitar que sufran algún daño, pues su carácter espiritual podría atraer a las fuerzas que se encuentran en el panteón al momento de un entierro.

“El motivo es porque el Zohar nos llena de pasajes donde nos dice que, siendo la mujer tan espiritual, más que el hombre (el hombre ya es súper material, ya es profano, generalmente. No hace falta explicarlo mucho), entonces las fuerzas espirituales se quieren pegar más a la mujer que al hombre.”

Y aclara que en su natal Argentina, hace décadas que las mujeres dejaron de asistir al panteón durante los entierros sin que eso haya supuesto polémica alguna. “Alguna vez el jajam habrá dicho hace treinta años o cuarenta o veinte o lo que sea, explicó esto, que no es bueno, y automáticamente las mujeres no van, y si alguna va, no se le dice nada tampoco. Y eso es lo que hacemos en la comunidad hoy en día.

Cuatro pilares para un pueblo

Sobre la importancia de las mujeres en el judaísmo, el rabino es enfático al señalar que estas son fundamentales para la existencia del pueblo de Israel y para la transmisión del judaísmo.

“La mujer es muy importante y muy necesaria. Ejemplo: nosotros tenemos, en nuestra religión, el número siete, es un numero cabalístico, siete días de la semana, siete años (…) siete brazos de la Menorá, es la raíz del pueblo de Israel. ¿Qué son esos siete brazos? Esos siete brazos son nuestros patriarcas… ¿Cuáles siete patriarcas? Tenemos tres patriarcas, y ¿cuántas matriarcas? Cuatro. El pueblo de Israel necesita de estos siete para poder vivir y seguir adelante.”

Y va más allá: “Miriam fue también la que sacó al pueblo de Israel, sin Miriam no salíamos de Egipto, y sin Sara, Rebeca, Raquel y Lea no tendríamos el pueblo de Israel. Y más todavía: toda la Mishná y el Talmud que estudiamos hoy en día, ¿a quién se lo debemos? ¿A quién le debemos toda el Talmud que tenemos hoy en día? A una mujer, a la esposa de Rabi Akiva, Raquel. Toda la Mishná que tenemos, toda es de Rabi Akiva, Rabi Akiva enseñó a sus cinco alumnos y de ahí salió la Mishná y el Talmud, y Raquel fue la que lo mandó a estudiar a Rabi Akiva, sin Raquel no tenemos Gemará, no tenemos Talmud, no tenemos Mishná.”

Admite el rabino que la mujer tiene un papel fundamental en las labores de la casa pues es ella la encargada de educar a los hijos y darle así continuidad al judaísmo. Dice que hoy en día, la mayoría de las mujeres trabajan y llevan la parnasá (el sustento) a la casa, pero eso lo hacen además de cuidar y educar a sus hijos.

“Por eso digo, el hombre no podría hacer las dos cosas, a la mujer, D-os le dio un cerebro especial. Una fuerza. Puede hacer todo. La mujer es como una orquesta (…) El hombre no puede tener mil cosas en la cabeza. El hombre va manejando y entonces la mujer le dice ‘¿por qué no hablas algo?’ Él está concentrado en su manejar, no puede hablar. La mujer puede hablar, manejar, escuchar, dar órdenes, cantar: ¡todo junto! Dios le dio ese don a la mujer.”

Con su erudición como bandera, el rabino responde a nuestros cuestionamientos paciente y elocuentemente. Cita al rey Salomón para aclarar que el intelecto humano está compuesto por tres elementos: jojmá, biná y daat, es decir, inteligencia, intuición y sabiduría. Y dice que la mujer es superior al hombre en las dos primeras categorías.

“O sea, por debajo de la mesa nos ganaron dos a uno. Y hay mujeres hoy en día que saben más que el esposo. Y van a las clases (que da el rabino) que tienen tres a cero. Que tienen inteligencia, intuición y sabiduría”.

 

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