Enlace Judío México e Israel – El programa Onward lleva a judíos de todo el mundo a vivir la experiencia laboral y profesional de Israel, un país caracterizado por el fuerte impulso que da al emprendimiento y al desarrollo de la creatividad empresarial. Conversamos con Pablo y Gabriel, dos jóvenes mexicanos que tuvieron la oportunidad de participar en este programa. 

 

 

Gabriel Haber vive  y estudia en Estados Unidos. Pero no es ese país sino Israel donde este joven judío ha escuchado un poderoso llamado para su futuro. Este verano, participó en Onward, un programa de siete semanas donde jóvenes judíos de México y otros países del mundo pueden trabajar como pasantes en empresas israelíes de su interés.

Según Haber, el programa comienza con una suerte de orientación vocacional en la que los aspirantes son cuestionados sobre sus gustos, intereses, estudios y capacidades, para luego ofrecérseles diversas opciones de entre las cuales ellos tienen que elegir las que más les convengan. Él trabajó en la Embajada de Bélgica, “en el sector comercial y el sector de negocios entre los dos países”, en temas como intercambio, comercio e inversiones.

Haber estudia Relaciones Públicas y Ciencia Política, por eso, la experiencia “fue importante para desarrollar mis habilidades pero, más que nada, ver cómo se trabaja en Israel, la cultura de trabajo israelí y un poco la europea” le abrió la mente sobre cómo se trabaja en distintas culturas.

En entrevista para Enlace Judío, el joven comenta que, como parte del programa, lo llevaron a conocer compañías, aceleradoras de negocios, incubadoras de start ups: “te dan muchas herramientas”, asegura.

Sobre cómo funciona el ámbito empresarial israelí, Haber opina que “es un mundo muy competido, muy bien pensado, muy bien estructurado. Se manejan muchos negocios internos y externos que son comercializados a todo el mundo, y siento que esa parte que tienen los israelíes de ser duros y ser fuertes y ordenados, es muy importante para lo que han podido conseguir.”

Respecto a las diferencias culturales entre México e Israel, Haber dice que “en Israel hay mucho más orden, hay mucha más disciplina”, aunque ahí se trabaja menos horas al día,  “ves a toda la gente enfocada 100% en su trabajo.”

Pero también México tiene cosas que aportar a la cultura de trabajo de Israel, opina Haber. “En el sentido de trabajo en equipo, de un poco más de convivencia entre la gente y todos trabajando juntos, no siempre buscando la competencia.”

Haber no habla hebreo pero eso no fue un obstáculo para trabajar durante siete semanas en Israel, pues la mayoría de la gente habla inglés y cuando no, “es muy cooperativa y ayuda a darse a entender.”

Pero no solo para desarrollarse profesionalmente es importante este programa, que busca estrechar vínculos y fortalecer la identidad de los judíos de la diáspora con Israel. “Hay una esencia en Israel que te hace sentir mucho más en casa que en cualquier otro lugar del mundo.”

También conversamos con Pablo Troyse, quien nació en México y se fue a Estados Unidos a los 16 años. Era jugador de futbol americano, su gran pasión, que le ayudó a obtener una beca colegial en la Universidad de Ohio. Finalmente obtuvo otra beca para estudiar Finanzas en una universidad de Chicago.

Sobre su experiencia en el programa Onward, dice: “Yo estaba en el equivalente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, el Israel Securities Authority, y básicamente lo que hacen es regular los mercados financieros de Israel y pues todo esto lo que implica, desde desarrollo económico, que es el área en la que yo estaba, hasta el control de la manipulación de la bolsa, lavado de dinero…”, etc.

Troyse encontró en la cultura de trabajo israelí menos barreras impuestas por las jerarquías y una apertura a las ideas de todos los miembros del equipo, lo que en su opinión favorece el desarrollo personal y profesional.

Dice que trajo de Israel un sentido de capacidad y una gran motivación, y no duda en afirmar que si pudiera volver el tiempo atrás, viviría esa experiencia mil veces.

También para él, viajar a Israel y trabajar ahí fue mucho más que ampliar sus horizontes profesionales: “no crecí muy involucrado en la comunidad (judía), entonces vi esto como una parte que me podría dejar crecer mis raíces en la comunidad y poder de verdad apreciar lo que es vivir el judaísmo, entonces, definitivamente fue una experiencia holística que me pudo ofrecer un desarrollo en muchos campos de mi vida”.

 

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