Enlace Judío México e Israel.- Queridos amigos, hace mucho tiempo que no veía tanta dedicación, preocupación y cobertura mundial, como la que se está dando con la catastrófica devastación de la Amazonia, tanto brasileña como boliviana y, aparentemente, también peruana y colombiana.

EDUARDO HADJES

Es realmente espeluznante ver cómo miles y miles de hectáreas de bosques nativos, se ven devorados por el fuego descontrolado, aparentemente causado en sus orígenes, por madereros inescrupulosos, que dan curso a una deforestación de consecuencias catastróficas, para saciar sus ambiciones económicas desmesuradas.

Las cifras que se dan, son simplemente dantescas. En Bolivia y apenas mencionada, ya se habrían quemado 1 millón de hectáreas mientras la magnitud de los incendios en Brasil, se ven reflejados no en la cantidad y extensión consumida por las llamas, que nadie cuantifica, sino que en cifras difíciles de asimilar, como es el saber que hay más de 74 mil focos distintos y aparecen 1100 focos nuevos cada día.

Creo que como nunca, el cúmulo de noticias se podría dividir entre verdaderas y falsas. Sabemos que Bolsonaro se oponía a que naciones extranjeras, decidieran que hacer con la Amazonia brasileña. En parte, sólo en parte, tiene razón ya que siendo territorio brasileño, deberían ser ellos los que fijen los parámetros a seguir, pero, resulta que esta, la más grande reserva forestal del planeta, ha sido declarada, con el beneplácito brasileño, patrimonio de la humanidad y son muchos los organismos internacionales y naciones europeas, las que colaboran económicamente con su regulación y mantención, motivo por el cual, se entiende que el gran pulmón de la humanidad, debe ser cuidada por todos.

En medio de noticias catastróficamente reales, surgen otras que simplemente resultan inverosímiles. La semana pasada, me llegó un correo en que se me solicitaba la firma para avalar un reclamo contra el “presidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro” por haber ordenado que aviones militares, rociaran con bencina, los bosques en llamas, para apurar su devastación. Lógicamente, no respondí tal monstruosidad ya que me niego a creerlo.

Incluso, suponiendo que Bolsonaro estuviera de acuerdo con devastar parte de la Amazonia, para extender así las praderas que dan sustento a la ganadería brasileña, país que es, ya en la actualidad, el mayor exportador de carne en el mundo, dista mucho de poder aceptar “rociar con bencina” los bosques en llamas.

Es tal la importancia que ha adquirido esta devastación, que el grupo de los G7 reunidos en Francia, ha dedicado parte importante de su debate, a analizar esta catástrofe, acordando que se dedicarán a estudiar lo más rápido posible, la manera en que podrán colaborar con la extinción del fuego, al cual, a partir del domingo 25 de agosto, el presidente brasileño ya ordenó que 44 mil soldados concurran a las zonas siniestradas, para colaborar con la extinción del fuego.

Para aquellos que no creen en milagros, este mismo domingo, presenciamos uno. Las noticias en Chile, nos dieron a conocer que Bolsonaro agradeció profundamente a Israel, que ya había llegado con sustancial ayuda para combatir el fuego. También CNN transmitió la noticia dedicando, inusualmente, todo un reportaje de José Levy, referido a la ayuda prestada por Israel. Que asombroso que noticieros chilenos nos entreguen noticias que no demonizan a Israel.

No es éste el único incendio que ha llamado a prestar atención en el cambio climático y sus desastrosas consecuencias. La semana anterior, con mucha menor cobertura, fuimos informados de grandes incendios de bosques en Portugal. Antes de eso en España y, en julio, en California.

Este domingo, en una noticia casi desapercibida, leí que en Chile se han consumido por el fuego 10 mil hectáreas de bosques nativos. Eso, aparentemente, ni a los chilenos parece interesar y menos preocupar.

Vimos en este comentario que, mientras las grandes potencias estudian la manera de colaborar con el gobierno brasileño en el combate de las llamas, un pequeño y lejano país, Israel, ya llegó al lugar afectado, prestando ayuda con aviones y otros implementos no especificados.

Esto podría llamar la atención, pensando que es algo esporádico e inexplicable, pero la verdad es que este pequeño país, desde hace mucho tiempo, se hace presente en distintos y apartados lugares del planeta, entregando su ayuda cada vez que un desastre, de cualquier especie, afecta a una nación determinada. Incluso, Irán, país que como sabemos, tiene por objetivo prioritario, la destrucción total de Israel, ha recibido oferta de ayuda, la cual, sistemáticamente es rechazada por los ayatolás. Son muchos los países musulmanes que en su debido momento (terremotos, inundaciones, mineros o niños atrapados en derrumbes) han recibido la valiosa y oportuna ayuda israelí, aun cuando nuestros medios informativos no lo anuncien en sus rutinas noticiosas.

Es muy probable que muchos de mis lectores se pregunten cómo es posible que un país tan pequeño como Israel, esté tan preparado para ser el primero en llegar con ayuda a un país simplemente gigantesco, como es Brasil. La respuesta es muy sencilla: ningún país en el mundo, está permanentemente expuesto a incendios provocados por terroristas de otra nacionalidad, como Israel. Efectivamente y desde hace unos dos años, los terroristas de Hamás y la Yihad Islámica, permanentemente, incluso cuando están vigentes los acuerdos tácitos de alto al fuego, están lanzando globos incendiarios en contra de bosques y pueblos al sur de Israel y fronterizos a la Franja de Gaza.

Miles de hectáreas que con un esfuerzo desconocido en otros lugares del planeta, Israel ha logrado asentar en terrenos antes desérticos, son arrasados por las llamas, producto de estos bárbaros ataques incendiarios. El daño que causa a Israel y a todo el Medio Oriente, es incalculable. Ahora, a raíz de los incendios en la Amazonia, se menciona el daño ambiental, ajeno a las consecuencias mismas del siniestro, que trae como consecuencia un incendio de estas proporciones. Imaginemos cómo se multiplican las desastrosas consecuencias, en uno de los lugares más desérticos del mundo. Se comprende que como eso sólo demuestra la barbarie de terroristas palestinos, en que de ningún modo se les puede transformar en víctimas, no le interesa a la prensa nacional.

El silencio de nuestros informativos, de ningún modo aminoran los daños que estos atentados terroristas causan a Israel, al Medio Oriente y a la devastación climática mundial. Todo este silenciado crimen contra la nación israelí, los ha llevado a alcanzar estándares de eficiencia tal, que ahora, pese que debido a los calores extremos que afectan a Israel, con 3 enormes focos de incendios, difíciles de controlar, esté en condiciones de ayudar al lejano Brasil, en momentos tan aflictivos para ellos.

Dios ya se lo anunció hace unos 3500 años a Abraham cuando le dijo: “a través de ti, todas las naciones del mundo serán benditas”.

David ben Jaim