Enlace Judío México – A veces no es fácil asumir una identidad judía definir para uno lo que implica ser judío. Es algo que se desarrolla con el tiempo y requiere de un esfuerzo monumental en cuanto al trabajo de las emociones, el pensamiento y la adopción lenta, pero constante de un pasado. El judaísmo tiene muchas caras y muchas expresiones en todo el mundo, para cada persona es distinto. Para algunos se expresa a través de una creencia o de una ideología: de ser parte de un pueblo que cree en la libertad, que tiene un sólo D-os o que se mantiene estable caminando por el mundo. Para otros, es un recuerdo escondido, un pasado oculto y personal; se expresa en la sopa de la abuela, el calendario del armario, palabras en yidish o hebreo que de alguna forma rara llegaron a su vocabulario. Es un deseo de recuperar algo perdido, de tener una identidad que te defina hacia algún futuro o simplemente un hecho, algo que está, puede definir, pero no afecta en mayor medida. Frente a la pregunta ¿qué implica ser judío? se encontraron muchos de los judíos estadounidenses nacidos después de la Segunda Guerra Mundial.

Fue una generación que creció asimilándose a un mundo americano y moderno que chocaba arduamente con el pasado de sus padres en Europa. Frente a la mezcla hubo respuestas, hubo quien quiso negar para siempre ese pasado, decidieron olvidarse de él, convertirse en ciudadanos del mundo y dejarlo morir lentamente; otros decidieron tomarlo entre sus manos asumirlo plenamente, heredarlo a sus hijos y vivir a través de él; mientras que otros simplemente dejaron que la mezcla fuera natural, que su pasado y su presente se unieran en un continuo ir venir de ideas y actitudes, vivieron y actuaron con ellas sin preguntarse de dónde venían. En cualquiera de los casos la mezcla fue maravillosa tanto el mundo judío se impregnó de la cultura americana con sus sabores nuevos de innovación, tecnología y crecimiento como la cultura americana se impregnó del mundo judío con sus dobles sentidos, su seriedad de pensamiento y su hambre de libertad y justicia que ambas culturas compartían. No cabe duda que es una de las mezclas más prolíficas que ha dado el mundo. Uno de los ambientes más beneficiados por ella fue el mundo del espectáculo.

Desde los comediantes del Borscht Belt, los productores de Hollywood y los dibujantes de comics, el mundo lúdico de la cultura estadounidense estaba sumergida en todo el imaginario judío, ese mundo no dejó afuera a su estrella principal… el rock y la música popular. Aunque no se ha hablado extensamente del tema muchos de los artistas estadounidenses que dieron nacimiento al folk – rock, el pop y el rock fueron judíos. Entre los más famosos se encuentran Paul Simon y Art Garfunkel, Billy Joel y Leonard Cohen. Los cuatro representan tres formas muy distintas de acercarse a su pasado judío, y la respuesta que dio cada uno a él influyó significativamente su música. A continuación hablaremos de la carrera de los tres primeros, su pasado judío y la forma en que este influyó su carrera artística.

Paul Simon y Art Garfunkel

Los primeros de nuestra lista son Paul Simón y Art Garfunkel, ellos fueron los iconos del rock en las décadas de los 60s y 70s. Con números como “The Sound of Silence,” “Mrs. Robinson” y “Bridge Over troubled water” llegaron a hacer ventas de más de 125 millones de discos. Innovaron n el mundo del folk-rock y la música tradicional del pop. Fueron ampliamente reconocidos por la profundidad de sus letras, la novedad de sus melodías y la belleza de la voz de Garfunkel al alcanzar tonos tan altos que poca gente podía. Para sorpresa de muchos ambos eran judíos. Sin embargo su judaísmo no era tan abierto y asumido como el de otros artistas del momento. Representan el ejemplo perfecto del judío que decide asimilarse por completo a la cultura que los rodea y decide olvidarse de su pasado histórico. Sin embargo, en su forma de hablar y en su vida siempre quedan ciertos elementos que son muestra de su origen.

Ambos tuvieron una infancia típicamente judía del momento. Garfunkel nació en 1941 en Queens, Nueva York; ambos padres eran la primer generación de judíos rumanos nacidos en Estados Unidos, sus abuelos habían inmigrado de la isla de Lasi varios años antes de que él hubiera nacido. Creció como cualquier judío de la época en una primaria pública, escuchando a los Everly Brothers en las tardes, siendo aficionado al basquetbol y viendo como su padre viajaba de ciudad en ciudad vendiendo mercancía. Conoció a Paul Simon a los nueve años de edad presentando juntos la obra escolar de “Alicia en el País de las Maravillas.” Garfunkel representaba el gato de Cheshire y Simon el conejo blanco. Al primero le agradaba el sentido del humor del segundo y el segundo quedó maravillado por la increíble voz del primero.

Pronto se hicieron amigos y empezaron a componer y cantar canciones juntos. Simon también tenía un pasado judío similar al de Garfunkel. Había nacido en Nueva Jersey proveniente de una familia de judíos inmigrantes húngaros. A diferencia de Garfunkel él era la primera generación nacida fuera de Hungría. Sin embargo, al igual que él creció en Queens escuchando la misma música y acudiendo a los mismos partidos de basquetbol. Sus padres eran maestros de escuela, la madre de primaria y el padre de universidad, ambos se pasaban largas horas en las tardes trabajando mientras el niño escuchaba música. Al parecer la sensibilidad frente al arte de ambos padres fue lo qu impulsó a Simon a adentrarse en el mundo de las notas.

Tras algunos años de componer, practicar y tocar en bares juntos, el dúo produjo un record (Hey Schoolgirl) que los llevó al estrellato. De ahí en adelante su carrera progresaría con éxito hasta volverse los artistas más escuchados de su época. Terminarían por deshacer el dúo y producir sus propios discos cada uno por su lado a finales de su carrera.

Como personajes judíos son muy interesantes puesto que aunque ambos representan la imagen del judío que decide asimilarse y abandonar su pasado, la respuesta que ambos han dado a su judaísmo es diversa. Garfunkel se considera a si mismo un cantante universal, frente a la pregunta de si se considera a si mismo la imagen del artista judío contesta “Espero que no… me gusta pensar que canto para el espíritu universal. No soy muy participe de remarcar las diferencias religiosas. Amo a los judíos, pero canto para todo aquel que tenga sensibilidad a la música y a la belleza.” Cuando los entrevistadores insisten en hablar sobre su origen judío, el artista muestra enojo y remarca que él no es un cantante judío, que el es cantante primero y después judío.

Simon por el otro lado ha hablado abiertamente de su judaísmo y admite que su origen judío influyó fuertemente en sus composiciones. En canciones como “Silent Eyes,” “Hearts and Bones,” y “Fakin’ It” habla abiertamente del dolor que siente por la guerra en Jerusalén, de su ancestros judíos, de la carencia de unión a ese pasado perdido y de su relación fallida con Carrie Fischer en la que “uno y un medio judíos” viajan solos por el mundo. También ha hablado sobre su participación en la hermandad judía de su universidad y sobre la decisión de hacer una boda religiosa con su ex – esposa. Aunque lejano, es indudable que este pasado ha sido parte de él toda su vida. Lo cual nos lleva a nuestro segundo artista.

Billy Joel

Al igual que Paul Simon y Art Garfunkel el no creció reforzando su identidad judía de forma activa. La primera vez que empezó a cuestionarse sobre su pasado judío fue cuando era un niño y una niña le preguntó a que religión pertenecía. El mismo no sabía qué era y lo supo cuando su madre le contestó que eran judíos. A diferencia de Simon y Garfunkel su infancia y adolescencia fue poco típica. Su padre provenía de una familia que fue duramente afectada por el Holocausto; conoció a su madre (una judía inglesa que residía en Nueva York) poco antes de tener que partir a luchar en la Segunda Guerra Mundial. A su regreso se casaron y tuvieron dos hermosos hijos, sin embargo, eso no pudo apagar en el hombre los horrores de la guerra, el sentimiento de perdida tan grande ni el deseo de regresar a la casa de la cual tuvo que huir. Nunca pudo adaptarse al Estados Unidos, ni a su matrimonio, ni a su familia y tras un difícil divorcio en 1957 decidió abandonarlos para regresar a Europa. Joel tenía tan sólo ocho años y desde entonces se acostumbró a trabajar para ayudarle a su madre a pagar las cuentas. La canción “Piano Man” que lo hizo tan famoso, es en efecto una autobiografía.

Entre tanta tragedia familiar su judaísmo quedó perdido, no había tiempo para pensar en esas cosas. Aprendió a definirse como judío a través de los ojos de otros, vivía en el Bronx, donde según sus palabras “uno aprende a burlarse del grupo al que pertenece … italianos se burlan de italianos, judíos se burlan de judíos e irlandeses se burlan de irlandeses”. Para él, ser judío implicaba, no ser católico, ser distinto al típico estadounidense, usar palabras raras de vez en cuando y tener un padre alemán que lo había abandonado. Fue con el tiempo que su origen se cimentó lentamente, al ver crecido entre una variedad tan basta de grupos aprendió a a ver las características de cada uno sin juzgarlas y sin tener prejuicios sobre ellas. Eso influyo directamente en como se miraba a si mismo. En los últimos años se ha acercado a su judaísmo desde el lado político, frente al surgimiento de grupos neonazis en Charlottesville hace unos años uso una estrella de David en un concierto. Frente a entrevistas dijo: “La familia de mi padre fue aniquilada en Auschwitz. Él y su padre pudieron escapar, pero luchó en la Segunda Guerra Mundial y recibió balazos de los nazis…” lo cual indica que aunque no exalte su identidad judía de forma activa, su pasado sigue influyendo en su presente.