Enlace Judío México e Israel – El célebre escritor Franz Kafka era judío pero, ¿su obra también lo fue? Para un judío prácticamente asimilado, de la Checoslovaquia de finales del siglo XIX y principios del XX, la literatura y el pensamiento demandaban independencia, libertad. Sergio Berlioz habló al respecto el jueves pasado como parte de su ciclo de conferencias en el Instituto Cultural México Israel. 

Para el compositor Sergio Berlioz, que cada jueves reúne a un grupo de oyentes en el Instituto Cultural México Israel para hablar sobre el arte en el judaísmo, el autor de La metamorfosis se nutrió mucho más de la cultura occidental de su época que de la tradición judía. Cabe entonces preguntarse si la obra de este célebre escritor es una obra judía o simplemente una producción de la cultura europea.

Contemporáneo de Freud, de Thomas Mann, de Stefan Zweig, Franz Kafka vio en la burocrática organización social de la Praga de principios del siglo XX un campo fértil para preguntarse sobre la futilidad de la existencia, sobre el absurdo de la existencia misma.

En aquella época, “los judíos praguenses hablan alemán, no checo”, recuerda Berlioz. “Kafka, finalmente, tiene que estudiar una carrera correcta, dentro de la estructura de una sociedad establecida, sólida, como lo cuenta Herman Hesse, como lo cuenta Thomas Mann, esa cultura germánica del orden, del trabajo, de la casa, de los muebles vastos, sólidos (…)”

Berlioz recuerda la trayectoria de Kafka como un mediano funcionario público en “una conejera burocrática de la cual nunca va a salir.”  Y es justo en esa conejera que “el doctor Kafka comienza a contemplar la vida y comienza a comprender cosas que nadie más había visto.”

En su estilo digresivo, Berlioz habló sobre la “horrenda honestidad” de Kafka, su renuencia al matrimonio, su capacidad de percibir el absurdo en ese mundo totalmente ordenado en que creció, su relación amorosa con una amante no judía (con quien concibe un hijo que muere siendo un niño), su negación a vivir como los otros en una vida que “lo ahoga”, que “no le permite pensar.”

 

 

Según Berlioz, es el carácter honesto de Kafka lo que lo lleva a escribir. Al principio, pequeñas historias chuscas. Luego, sus largas correspondencias con su novia y esa famosa Carta al Padre, que es “una carta a Dios”. Porque Kafka cuestiona a la autoridad, a la ley. “No le está hablando a papá, sino a Papá Dios, a Papá Presidente, a la autoridad.”

Según el estudioso, Kafka comienza a notar como la autoridad pierde su rostro al disolverse en el laberinto burocrático, en el consenso social de una época dominada por la corrección. Algo que ·”en el judaísmo siempre había sido así: la autoridad emana de una entidad, Dios, que no tiene forma.”

El jueves 5 de septiembre, Berlioz seguirá con su ciclo de conferencias “El arte judío frente al dolor del abismo: la vida como valor supremo”. Toca su turno al premio Nobel Isaac Bashevis Singer y su Transgresión.

Ve la conferencia completa en el siguiente video:

 

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