Enlace Judío México e Israel.- No es nada nuevo que Fox, canal que transmite Los Simpson, una empresa ultra liberal, excepto por Fox News en su Prime Time principalmente, es un bastión conservador necesario ante estos tiempos “Orwelianos” para brindar equilibrio de información más allá de las afiliaciones políticas, no disimule su verdadera agenda.

Con la ya radicalización al liberalismo fanático de Fox Channel, deja ver serios problemas sociales como el resurgimiento del antisemitismo pronunciado desde foros y medios masivos de comunicación que se dedican a tolerarlo y minimizarlo de forma aberrante y por demás peligrosa, argumento que hay que repetir constantemente para evitar se convierta en “The new normal”. En este caso en Los Simpson, una popular caricatura de crítica social (originalmente) para audiencias maduras y que estaba magistralmente escrita por un equipo de guionistas formidable, curtidos en una comedia observacional, satírica, fársica, negra, inteligente, sarcástica y sobre todo “judía”, muy judía y de primer nivel, de la cual al igual que el cabello de Homero J. Simpson, ya no queda nada. Revolucionaron el mundo de la comedia y del entretenimiento en los últimos años, pero esa revolución se ha tiranizado y lo que recientemente hicieron los productores de la popular caricatura en donde homenajean a “The Squad” (El escuadrón), las infames cuatro congresistas demócratas ignorantes, bobas, antisemitas y anti-americanas (Alexandria Ocasio-Cortés, Ayanna Pressley, Rashida Tlaib e Illhan Omar), dejó a las personas de buen juicio en el mundo como sus populares personajes: amarillos pero del asco.

“O mueres para convertirte en un héroe o vives los suficiente para convertirte en un tirano” -Batman- (The Dark Knight)

The West Wing Story

En un nada entretenido cortometraje musical titulado “The West Wing Story” presentado en las redes sociales de Los Simpson en agosto pasado, aparece Donald Trump quejándose de los problemas que tiene como “The commander in chief” mientras planea montar un “distractor”. Argumenta sobre mentiras ya desmentidas desde hace mucho que la prensa pro partido demócrata y “The Simpsons” han difundido irresponsablemente, desde cosas como su declaración de impuestos, hasta lo irrelevante de la naturalidad de su cabello, seguido de y sin ninguna lógica ni “momentum” de comedia; Trump observa una foto de “The Squad” que toma de su escritorio cantando con la música de la famosa película musical “West side story”.

De la nada, las cuatro congresistas salen de la foto y persiguen a Trump mientras cantan burlas y denigraciones contra su presidencia y hasta contra su esposa con el mismo soundtrack de la película mencionada, llegando a donde están los cada vez más dictatoriales precandidatos “demócratas” a la Presidencia de 2020 bailando, donde un Trump se agota antes que el viejo Joe Biden, cuando en la realidad mientras Trump está lleno de energía sube baja y va a sus rallies etc., Biden se duerme en las entrevistas y confunde nombres, fechas y lugares en una clara muestra de senilidad.

Si al menos las burlas a Trump fueran legítimas, y por lo tanto chistosas, no habría ningún problema o se les daba un pase por la originalidad; lo importante es que sea chistoso que entretenga y divierta, pero nada de eso ocurrió como ya no ocurre en ese ex-gran proyecto televisivo donde sus días de gloria están tan lejos de la actualidad como los del mismo partido demócrata, tristemente sumergidos en una campaña de odio contra todo y contra todos los que piensen y actúen diferente a ellos, donde el nivel de intolerancia ya es un asunto extremadamente preocupante en los EE.UU. y continuando con esa guerra fundada por los demócratas, que orquestaron un vil ataque sin gracia ni chiste, usando a uno de sus evidentes brazos y armas de difamación y propaganda (Fox channel) contra el presidente número 45 de la Unión Americana.

Un presidente que, sobra decir, ha sido exitoso en demasía, mejorando la economía de forma notable, reduciendo el desempleo en las comunidades afroamericanas y latinas, así como evitando iniciar nuevas guerras, fortaleciendo los lazos diplomáticos y dando la cara en el conflicto del Medio Oriente con valor y justicia al apoyar, y hasta defender, a la única democracia en la región, siendo una voz que condena y no tolera el odio como lo es el antisemitismo, y es en ese punto donde más conflictos tiene con “The squad”, que básicamente tiene la misión de resurgir al antisemitismo entre otras perversas doctrinas.

En un episodio de la mejor serie de comedia “Seinfeld”, Jerry descubre que su dentista el Dr. Whatley, se ha convertido al judaísmo, y desde ese momento se la pasa contando chistes de judíos a todo mundo, (chistes tontos no antisemitas) según Jerry así logra contar esos chistes malos sin ser mal visto. Molesto, Jerry, acude al sacerdote de la congregación católica a la que atendía su dentista antes de la conversión para comentarle eso al sacerdote:

-Jerry – Creo que el doctor Whatley se cambió al judaísmo sólo para poder contar chistes de judíos…

-Sacerdote- ¿Y eso te ofende como judío?

-Jerry- No, me ofende como comediante.

El que ataquen a Trump con mentiras o bajo encargo lo puedo entender. Lo que no se perdona, es la falta de gracia en el aburrido corto de Los Simpson; abandonaron la comedia, y la decencia para complacer a las radicales antisemitas y sus seguidores en todo el mundo, eso es lo peligroso y penoso del asunto.

Lo triste es que “Los Simpson “es una serie creada por cartonistas judíos que saturaron a ese proyecto con comedia judía de calidad (en sus inicios) y de una clara tendencia pro-israelí, pero por órdenes del partido demócrata o por moda perversa simplemente, los judíos de Los Simpson se cambiaron de bando para unirse a las filas de todos aquellos que toleran, perdonan, ignoran o apoyan al creciente antisemitismo desde los medios masivos de comunicación. Su silencio era asqueroso, pero su apoyo al antisemitismo al representar a conocidas antisemitas de buena forma fue pueril.

Como guionista con estudios profesionales en guion de comedia para televisión en Nueva York y Los Angeles, donde un ex escritor de Los Simpson me dio clases, aprendí a reconocer los grandes valores de la serie y sus claros rasgos de “comedia judía”. Las primeras diez temporadas de Los Simpson fueron una obra maestra. En esa época contrataban a verdaderos escritores de comedia con las cualidades mencionadas sobre ese show anteriormente y no como ocurre ahora, en donde contratan a post-millenials izquierdosos (pero aburguesados), obesos con tinte en las barbas, educados por Wikipedia, rampantes ignorantes bobalicones de tiempo completo, preocupados por la cantidad de azúcar y grasa en su comida, y no en escribir algo “chistoso”, obviamente sin sentido del humor que lo único listo que tienen es el smartphone y que consideran que una momia insepulta y decrépita como Bernie Sanders es “la opción” para enfrentar a China y los problemas normales de esa nación, sin olvidar que creen que Los Simpson es una serie para homenajear a veteranas estrellas de rock venidas a menos o, como en este caso, a terribles congresistas racistas y ponzoñosas imponiendo una narrativa en donde los malos se presentan como los buenos y tal vez a los buenos como los malos.

¿Los Simpson son judíos?

Matt Groening, creador de la serie, cartonista judío, ha revelado que, aunque no hay planes para el fin de la serie (hasta ahora según yo y sólo después de haber aliado fuerzas con “The Squad”, grupo que insulta al mismo Groening por su origen y a cualquier persona decente en el mundo), ya tiene una idea de lo que trataría ese episodio cuando el momento llegue. En ese episodio final se revelará que Los Simpson son una familia de origen judío sefardita (española) que huyó a Holanda por obvios motivos inquisitoriales, y de Holanda salieron a los EE.UU. como ocurrió con miles de judíos españoles que huyeron a Holanda, y cuando esta, “Flandes”, cayó bajo la dominación del Imperio Español, huyeron a Nueva Ámsterdam, hoy Nueva York. En ese episodio se sabrá por qué en el sótano de los Simpson hay una menorá arrumbada que guarda Homero en las cosas de su padre, Abraham Simpson, que a su vez heredó de su padre y ese del suyo y así nos podemos remontar muy atrás en el linaje ahora Simpson. Groenig explica que la psique y motor de los personajes es típicamente judía, al menos hasta las primera diez temporadas en mi perspectiva.

Mark Pinser en su libro “El evangelio según Los Simpson” explica que para los productores de dicha caricatura el factor judío es básico a la hora de contratar guionistas: buscan que sean judíos, que tengan esa chispa de la comedia judía de alguna forma; no todos son judíos pero en la entrevista les preguntan si tienen algo de judíos para determinar si “ese” sentido del humor sigue allí, y algunos escritores dicen tener esa chispa por tener un abuelo judío en su familia y para Groening es más que suficiente. Tal vez sea como David Ben Gurión lo explica en su libro “Años de lucha” al inicio, diciendo que ser judío es como una marca de ganado, algo tangible que lo identifica para siempre. O como el genio de la literatura, el judío checo Franz Kafka explicaba que “Por más alejado que esté de mi comunidad, sigo siendo judío hasta en mi manera de no serlo” (frase con la que yo personalmente me identifico) y de eso están hechos los Simpson, seguramente descendientes de conversos españoles, sefarditas de sepa pura, porque no se puede ser sefardita si no se está ligado a la península Ibérica ya sea por apellido idealmente, cultura, carácter o tradición, descendientes de nuevos cristianos que en su manera de no ser judíos ni de saberlo lo hacen de la manera que un judío lo haría. O como el cineasta Judd Apatow lo explica: “No soy religioso, pero no podría ser más judío”. La razón por la que explico el porqué de la importancia del origen judío tanto racial como de psique, más no de religión de los Simpson, así como rasgos físicos de origen hebreo entendiendo que Krusty el payaso, comediante judío del lado oeste de Springfield de nombre Hershel Shmoikel Pinchas Yerucham Krustofsky hijo del conocido rabino Hyman Krustofsky y que es idéntico a Homero Simpson sin maquillaje (y no es casualidad), así como el origen judío de su creador y productores, es porque han traicionado ese linaje en aras de lo políticamente correcto promovido desde lo más profundo de la nociva agenda liberal.

Judíos pro Israel vs Judíos liberales anti Israel

Cuando cualquier persona defiende su origen o país, es aceptado y entendido. Pero cuando un judío defiende su origen, su pueblo o a Israel, ocurren dos cosas: los que están es su contra en el debate “asumen” que lo hace por ese hecho, como si fuera algo malo o que anule la objetividad el que sea judío o pro-Israel, es decir, el hecho de ser judío hace que lo que diga para defender a Israel carezca de legitimidad como por arte de magia, porque se espera que lo haga, como si la verdad no significase nada ante eso. He discutido con muchas personas sobre política e historia del Medio Oriente y me responden cosas así cuando no saben o se quedan sin argumentos “obviamente tu eres pro-Israel los vas a defender…” y dejan de escuchar argumentos lógicos y coherentes de fácil comprobación histórica. En pocas palabras el judío es atacado por pretender tener la razón sobre temas que sean importantes sobre su origen o afiliación, los argumentos de pronto no valen nada porque se juzga el origen y no la información; para mí asumir que el judío por ese hecho no pueda o no deba tener la razón o la verdad de un tema, es un acto tendencioso y discriminatorio.

Y la segunda, que es la peor, un judío ya sea falto de carácter, o de identidad o de conocimiento e información o de interés sobre su propio pueblo pasado y presente, sucumbe ante la presión fácilmente, auto engañándose y tratando de complacer a sus críticos para agradar; se deslinda sin honor de su propio pueblo y considera como madurez y pensamiento objetivo el estar en contra de Israel y los judíos a pesar de ser judío, muchas veces a pesar de saber que los argumentos son falsos, otras ya convencido de ellos, y así, al no defender sino vender a su pueblo, obtiene el respeto de los detractores de Israel, de su origen y de su pueblo por decirles lo que quieren escuchar los enemigos. Pero no está actuando, en verdad se ha auto engañado para creer que su intelecto es más maduro y que por eso tiene la capacidad de deslindarse de lo que es en esencia para hacer juicios críticos cuando realmente no lo son, se arropa de esas virtudes falsas, en este caso su miedo, ignorancia y/o falta de fortaleza, o de interés o información para no defender a los suyos con justicia y razón. Los judíos en contra de Israel crónicamente, constantemente y todo el tiempo no son “objetivos”, sino personas confundidas sin carácter o sin identidad o sin información o la peor, sin lealtad.

Que no se malinterprete, no significa con esto que los judíos defiendan o deban defender todo lo que hacen otros judíos o Israel ciegamente y fanáticamente como si el judío solo tuviera un punto de vista o una visión monolítica de las cosas, acrítica y cerrada, como si estuvieran programados a eso sin tener cuestionamientos y desacuerdos racionales, morales, espirituales o personales para formar un juicio y criterio personal al respecto, no es eso lo que digo: una cosa es criticar con argumentos racionales y cuestionar a su propio pueblo o a Israel cuando no se está de acuerdo en alguna acción, tradición o medida porque de esa crítica debería salir la corrección, evolución o un mejoramiento sobre el tema criticado, y otra muy distinta es estar en contra de su propio pueblo todo el tiempo basado las mentiras difundidas constantemente, así como apoyar la injustificable retórica de los antisemitas para obtener con eso “caerle bien” a antisemitas o anti-israelíes que se la pasan parafraseando la narrativa de los grupos terroristas que es por demás falsa y llena de odio, por miedo, falta de carácter, falta de información, interés o porque simplemente está de moda. No es lo mismo.

Aclarado eso, me refiero a que ante las grandes mentiras y el alza del antisemitismo, este tipo de personas prefieren estar en contra de su pueblo por temor a las represalias, estar en contra de su origen y traicionarlo. Esos factores son lo que hace que los judíos liberales y/o de “izquierda” se pongan en contra de su origen y de Israel, o si no se llega a ese caso, acepten y toleren el antisemitismo, peor aún, lo apoyen arropando esa retrógrada forma de pensar como que son “justos” para esconder su falta de lealtad. Tal es el caso de judíos prominentes miembros del partido demócrata como Chuck Schumer o Bernie Sanders, simpatizantes de “The Squad” y que no hacen nada para detener la retórica de odio hacia los judíos de estas congresistas ni de su partido, no dicen nada, ni una palabra de condena, ni una queja. Algunos lo hacen porque odian más a Trump de lo que valoran su propia herencia cultural, algo similar a lo que decía Golda Meir sobre la paz con los árabes: “Habrá paz en el medio oriente cuando los árabes amen más a sus hijos de los que nos odian a nosotros”. O porque siguen pensando en sus ideas hippies y arcaicas de cuando eran jóvenes y “rebeldes” y esas ideas rancias contra “el imperio” representado por EE.UU. en su decadente visión, no son compatibles con Israel ni con su origen cultural e identidad personal, grupo y religión. Y en lugar de madurar, crecer, re-analizar, re-pensar y evolucionar intelectualmente esas ideas, prefieren quedarse con esos conceptos viejos de 1970 que ya nada tienen que ver con la realidad actual, o fueron “enseñados” por no decir manipulados por gente con esas extrañas ideas. Podría decirse que la actual contra-cultura es la cultura tradicional. Y en ese triste lugar están los muy confundidos e intoxicados judíos liberales creadores, productores, guionistas, directores de Los Simpsons y en Hollywood en general, donde por los motivos mencionados arriba aceptan ser partícipes de esa visión amargada, putrefacta y peligrosa que define a gente vulgar como “The squad” y que no han tenido ningún problema en aliarse con gente de esa calaña y ponerse en contra de su pueblo.

Seguramente a este tipo de conducta contradictoria es a lo que se refería el Presidente de los EE.UU., Donald Trump, cuando comentó que los judíos que voten por los Demócratas están siendo desleales a su propio pueblo, y tiene razón, porque los judíos que voten por los demócratas están votando en contra de sus propios intereses, a menos, claro, que consideren que el resurgimiento del antisemitismo a mayor escala es de beneficio propio y personal apoyando a un partido y políticos (los demócratas) promotores hoy en día del antisemitismo en el mundo, siendo Donald Trump el único que lo combate y condena realmente a gran escala. No confundir la opinión personal que se pueda tener sobre Trump (probablemente mal infundada y manipulada por las cadenas de “noticias” aliadas del partido demócrata): que si cae bien, o mal, que si su cabello, que si se comió dos hamburguesas, que si le pone kétchup a los cortes de carne, que si se tomó un día doce refrescos de dieta, que si sus manos son pequeñas etc. (todas “Breaking News” de CNN, no es broma) con los mejores intereses de la sagrada herencia cultural, tradición, historia y futuro del individúo y su familia. Prioridades.

Y yo iría más lejos aún; Los judíos que apoyen y voten por los demócratas están siendo desleales a su origen, cultura, religión, Israel, familia, hijos y futuro sin lugar a dudas, también están siendo desleales a su país, a los EE.UU. de América, al apoyar a un partido que propone básicamente la destrucción de los grandes logros, aciertos, ventajas y valores de ese exitoso país para desvalijarlo y dejarlo a merced de la tiranía y el mejor postor, si eso no es ser anti-Israelí y anti-Americano no sé qué lo es entonces. Los Romanos decían “divide y vencerás” y de eso se trata esto, de romper la unidad de un grupo tradicionalmente unido. No se debe permitir.

Del menos pensado…

La sorpresa de buena forma ha sido el tweet del pasado 22 de agosto en donde Jerry Nadler, el veterano demócrata presidente del comité judicial de la cámara de representantes conocido entre otras cosas por abrocharse el pantalón y cinturón a la altura de la boca del estómago, maleado por el sistema, ex-obeso y conocido anti-Trump a todo lo que da, criticó a Tlaib y Omar por su rampante antisemitismo, siendo el primer demócrata de alto nivel en criticar públicamente a “The Squad” por primera vez sin titubeos ni justificaciones y de forma directa, porque durante un poco más de un año han tolerado y permitido la vil retórica de odio contra los judíos desde la plataforma de ese partido. Nadler aprovechó para ensuciar a Trump en el mismo tweet acusándole de lo mismo, pero el que ataque a Trump con mentiras no es nada nuevo, pero el cambio de un prominente político importante del partido demócrata hacia las congresistas Tlaib y Omar que se están apoderando de dicho partido a manera de “renovación” o como yo le digo, de “tiro de gracia”, pareciera indicar que los demócratas tradicionales o de más bagaje empiezan a cansarse del radicalismo en que congresistas como esas promueven. La gota que derramó el vaso fue cuando la poco brillante Rashida Tlaib, congresista palestina-americana, y vocera del terrorismo islámico, publicó en su cuenta de Twitter un nauseabundo cartón político en donde Trump y Netanyahu tapan las venenosas bocas de las corrientes congresistas formando una bandera Israelí, en alusión a la negativa Israelí de permitirles la entrada a Tlaib y Omar a ese valiente país, Dicho cartón fue realizado por el conocido cartonista brasileño antisemita, antiamericano, anti occidente y muy confundido Carlos Latuff, quien en 2006 quedó en segundo lugar en el concurso de caricaturas de burla del holocausto que organiza Irán (perdedor, ni eso pudo ganar…).

Nadler, que como si fuera comida saludable no toleró el antisemitismo rampante cada vez más obvio de Tlaib, le dijo vía twitter que “cruzó una línea”. Bill Maher, conocido host y comediante de “Real Time” anti-Trump profesional y demócrata, quien alguna vez donó un millón de dólares a la campaña Obama, porrista de la que nunca será “madame president” Hillary Clinton y que ha sido demandado por el equipo legal de Trump por varios casos de difamación, y dicho sea de paso que el (Maher) sí hace buenos chistes en contra de Trump, falsos pero buenos, porque aunque sus ideas políticas estén equivocadas es un talentoso comediante, también se lanzó contra las congresistas Tlaib y Omar por antisemitas, que le respondieron como de costumbre: con llamados a boicotear su programa en HBO (pstt: lo único que sabe decir Omar en Inglés es: “Boicot”). ¿Será que los mismos demócratas y donantes de ese partido ya se están hartando de estas peladas congresistas?

Pero no los Simpson, no Bernie Sanders, que intenta ser el “primer” presidente judío de los EE.UU. según él, al menos de conocimiento público, porque la evidencia histórica muestra que el gran Franklin Delano Roosevelt era un judío casualmente como Los Simpsons, descendiente de sefarditas españoles que huyeron a Holanda donde su madre aún conservaba su apellido judío-español Martenazen, el cual fue cambiado por “Marten” y “Martin”. En Holanda, Francia y EE.UU. existen registros de la familia Martenazen que en varios lugares ha sido Martin, Marten, Martens, Martinez y Martins, mientras se escondían con éxito de la inquisición.

Bernie Sanders “uno de los viejos del balcón en los Muppets” que se presenta como “hombre del pueblo” (vistiendo corbatas de $800USD) prácticamente se ha hecho multimillonario “vendiendo” el socialismo a los americanos de bajo coeficiente intelectual o de notoria ignorancia para mantenerse a flote como político que, aunque es senador independiente, se afilia al partido demócrata en temporada electoral, y quien se sabe, ganó la nominación para ser el candidato Demócrata para la Presidencia en 2016, pero fue “ignorado” por una “confusión” en los resultados que impusieron a Hillary Clinton y que Sanders se dejó sin dar pelea, como buen mercenario, porque no pelea por nada ni nadie, excepto por dinero a su bolsa. Sanders, que parece nunca le quita el gancho a sus sacos, es un traidor a los Estados Unidos, a los demócratas, a sus mismos votantes, a su origen judío, a Israel y a todo lo que no le represente dinero gratis.

Amarillo vs Naranja

“El Rey Midas de Nueva York”, “El eterno rubio” o si no le agrada, “The Orange man”, no sólo ha sido un buen presidente, sino ha sido el presidente más pro-Israel de los EE.UU. en toda su historia; contradictoriamente es atacado y criticado injustamente por muchos judíos que están más preocupados en complacer a los enemigos de su origen que en apoyar a quien ha tenido el enorme valor de defender al pueblo de David. Todo se basa en un asunto de complacencias, miedos y ratings del servilismo más penoso, siendo allí el motivo del por qué Los Simpson, tradicionalmente “anti trumpers”, han cruzado una línea peligrosa y ya no solo critican a Trump o cualquier otro político por diversión, sino que ahora han aceptado promover la retórica de odio de las congresistas antiamericanas y pro-terrorismo islámico por encargo. Los creadores judíos de Los Simpson han unido fuerzas con el mal y la perversión política, se han aliado con las fanáticas e inestables Rashida Tlaib, Illhan Omar, Alexandria Ocasio-Cortez y Ayanna Pressley para que su peligroso mensaje sea difundido masivamente en todo el mundo en un producto diferente al de las noticias y enfocado a otro mercado y electorado, es decir, están rascando votos de donde sea porque la cada vez más clara reelección de Trump parece inminente y eso los hace radicalizarse aún más en una desquiciada guerra del bien contra el mal, de la decencia contra el salvajismo, de la libertad contra la tiranía, de la luz contra la oscuridad.

Los Simpson, tristemente, han caído en lo más bajo al rendir un homenaje a las racistas congresistas con un cortometraje de pena ajena para atacar por “agradar” al salvajismo social, haciendo caso omiso a los ofensivos comentarios antisemitas, las burlas y humillaciones a Israel, el sabotaje, la negación del holocausto y el derrame de una retórica llena de odio hacia el pueblo judío y hacia los cristianos para sólo centrarse en hacerlas ver bien, como si fueran salvadoras y no brujas. El problema es la sorprendente tolerancia hacia el grupo de personas que no tienen tolerancia ni dudas de cuál debería de ser el lugar del judío en el mundo.

Spoiler alert: The Squad maneja una retórica digna de la Alemania nazi y los judíos que apoyen a ese grupo por las razones que quieran, están apoyando a la gente que busca el poder político y el desarme de los americanos, mientras, sin miedo, dejan claro que para ellas la sangre judía vale muy poco. Tal vez sea como lo dijo el gran cineasta Woody Allen hace años: “Tal vez los seis millones de muertos en el holocausto no calmaron la sed de sangre judía en el mundo”.

En concreto, la nueva agenda del partido demócrata promueve una visión radical socialista y atea para atacar al cristianismo, y un antisemitismo expreso sin dudas ni titubeos para atacar a los judíos e Israel, tratando de destruir fuertes arraigos de identidad personal, moral y religiosa.  Mantienen una guerra contra las religiones judeocristianas por eso mismo, para intentar suplirlas a futuro con perversas doctrinas promovidas por el globalismo que pretende destruir y borrar los conceptos de religión, nacionalidad, raza, país, cultura, masculinidad, feminidad, matrimonio, familia, sexualidad, identidad, historia, sentido de pertenencia, tradición, folclore y concepto de grupo étnico. Resulta que cualquier persona que crea en alguna de las cosas listadas arriba es acusada injustamente hoy en día de nazi o retrógrada por, irónicamente, los verdaderos nazis y retrógradas.

Pero la mentira más indignante del cortometraje mencionado es que hace ver a las congresistas como si fueran mujeres jóvenes y atractivas… No se vale.

“Terror Notas”: Illhan Omar, crítica de Israel y antisemita de renombre, está acusada de fraude migratorio al casarse con su propio hermano para engañar a los servicios migratorios americanos. Mientras mantenía ese matrimonio “fachada” tenía un novio oficial, quien es hasta la fecha su esposo (legalmente) y padre de sus dos hijos, al que dejó hace poco para cometer adulterio con un hombre blanco casado, al cual le pagó casi 230 mil dólares (dinero de la campaña financiada por los contribuyentes, y no de su bolsa) para que este tipo, de notorio mal gusto y baja autoestima, mantuviera “la boca cerrada” (no pudo). Dicho hombre abandonó a su esposa e hijos para “fugarse” con Omar, como si su romance hubiera sido escrito por Jane Austen o el de él por Lord Byron, cuando en realidad pareciera inspirado en Calígula. Existe una demanda de manutención y divorcio contra este hombre (con urgente necesidad de un par de buenos lentes o de un amigo optómetro) por parte de su esposa, en donde el motivo del divorcio es la traición del susodicho con la ahora congresista “rompe hogares”. Es decir, apoyar al terrorismo internacional, racismo, antisemitismo, cometer fraude migratorio y de impuestos, así como adulterio (que se supone que en la ley radical islámica “sharia” que tanto defiende, se castiga con la lapidación), no le son suficientes al público ni a los demócratas para darse cuenta de la baja o nula calidad moral y de dignidad de la “tórtola” según defensora de la legalidad, la moralidad, los valores y la justicia. (En éste último renglón solo faltaron los fuegos artificiales y las banderas ondeantes).


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