El rabino Moisés Chicurel nos desea un año dulce “producto de la pureza y del trabajo”

Enlace Judío México e Israel – ¿Por qué es tradición poner un poco de miel en la manzana que nos comemos en Rosh Hashaná? La respuesta, según el rabino Moisés Chicurel, es fascinante y profunda. De eso trata su mensaje de Año Nuevo que transcribimos a continuación. 

Yo les voy a platicar algo que yo me he estado preguntando durante el último mes, más o menos. Resulta que me preguntaron acerca de la miel, la miel que utilizamos para la noche de Rosh Hashaná, la manzana con la miel. Entonces, es algo interesante que nos puede dar una reflexión muy bonita y muy profunda.

La manzana, para empezar, es un fruto más europeo que asiático. Entonces, cabe preguntar si es que este era el fruto al que se referían nuestros sabios cuando decían que se tiene que comer tapuaj con miel. Hay muchas palabras en hebreo que fueron reutilizadas en la Edad Media y en el Renacimiento y se cambiaron, por ejemplo, sabemos, por su puesto, que “botnim”, que hoy en día se utiliza para los cacahuates, el maní, podía haberse referido a los pistaches, entonces, no porque se le llame “tapuaj” a la manzana, es manzana.

Pero sin meternos tanto en ese rollo, la manzana o tapuaj representa al ser humano bueno, tzadik (justo) o tzadek (justa). Eso es lo que representa la manzana. Y la miel, paradójicamente, representa, según nuestros sabios, el toque de dulzura excesiva que hay en este mundo, en el olam hazé, en el mundo físico. Entonces, uno podría cuestionarse por qué en la noche de Rosh Hashaná vamos a ponerle miel, que representa al mundo físico, al placer físico, incluso ese yetzer hará, ese instinto del mal. Entonces, la respuesta que encontré después de mucho analizar, a mí me impactó mucho y creo que puede ser un mensaje impactante para todos nosotros:

La miel es el único alimento, la única sustancia que sale de un animal, en este caso un insecto, un animal impuro y (…) su consumo está permitido. ¿Por qué? Porque la abeja no pone nada de sí en la miel sino que solamente procesa el polen y lo convierte en miel. A diferencia de la leche, por ejemplo, de la vaca, que pasa por todo el tracto digestivo, y la leche es un producto de la vaca, la miel de abejas se procesa en un pequeño saco donde la abeja deposita el polen y lo procesa para hacer miel.

Pero nuestros sabios dicen que realmente la miel no absorbe nada del cuerpo de la abeja, y la abeja, como habíamos dicho, es impura. Entonces, la reflexión que sale de acá es que cuando algo dulce sale del trabajo, que es lo que representa la abeja, eso, aunque sea dulce y aunque en cantidades grandes pueda ser incluso demasiado para lo que se necesita, un toque de esa miel siempre será bueno.

O sea, la manzana, que representa las mitzvot (los preceptos), que representa la espiritualidad, la santidad, siempre que vaya acompañada por un poco de la dulzura, de lo bueno de este mundo, sigue siendo bueno y sigue siendo positivo porque es producto del esfuerzo y del trabajo.

Y la reflexión que me queda a mí es: si vamos a querer un año bueno y un año dulce, esta vez, además de desearlo, vamos a hacer lo necesario para que sea un año bueno y dulce. Que tengamos bondad, que tengamos justicia, que tengamos empatía y consideración por nuestros semejantes y que busquemos ese toque dulce, esa miel pero no de manera excesiva, sino que esa miel sea el producto de nuestro esfuerzo y de nuestro trabajo.

Para que realmente esa miel endulce nuestra vida, que sea el producto del trabajo honesto, bueno, que entonces nos permita disfrutar de todo lo bueno de este mundo sin romper ninguna ley y sin impurificar. Así como la abeja no transmite nada impuro a la miel, que todo lo que nosotros tengamos dulce y bueno de este mundo sea producto solamente de la pureza y del trabajo honesto y agradable,.

Que sea un año de mucho trabajo, de mucho éxito, de mucha bendición para todas y para todos y que siempre estemos relacionados con este mundo de la manera correcta y, así, las mieles de este mundo nos darán bienestar, nos harán sentir bien y no nos causarán ningún daño.

¡Shaná Tová Umetuká!

 

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Elena Bialostocky: Nací en la ciudad de México el 18 de Noviembre de 1946 de padres mexicanos por naturalización. Mi padre Tadeo Stark, nació en 29 de Junio de 1922 en Varsovia, Polonia. Mi madre Cirla Rosemberg, nació el 27 de Mayo de 1926 en Chernijov, Rusia. Ambos llegaron a México a muy corta edad. Soy la segunda de 4 hermanas. Estudié el kínder, primaria y secundaria en el Colegio Hebreo Tarbut. Estudié un solo año de preparatoria en el Colegio Israelita de México y comencé la carrera de Enfermería en la Es cuela de Enfermería del Hospital ABC. Siempre he sido muy inquieta y me ha gustado el trabajo comunitario. Trabajé por más de 8 años en el Comité de Madres de Colegio Hebreo Tarbut, fui presidenta del comité de Kínder por un año, que es donde estudiaron mis hijas. El encuentro con mi realidad fue cuando comencé a trabajar en Enlace Judío, comencé para la venta de publicidad, pero un día me pidieron que cubriera un evento y a partir de ese momento descubrí mi pasión periodística. Reportajes, notas, eventos, conocer gentes es sólo una pequeña parte de las actividades que lidero en este sitio que es de todos nosotros.