Enlace Judío México – La primer vez que celebré Sucot fue en el patio de mi casa. Había leído en el libro de Artscroll el significado de la fiesta, lo que debía de hacerse y quería vivirlo con todo mi corazón. No conocía las halajot particulares, ni las formas adecuadas de hacerlo; había estado a lo muchos dos veces en mi vida dentro de una sucá y no tenía la menor idea del tamaño que debía tener, el número de paredes o la forma de la estructura. Tomé de la calle un par de hojas de palma las coloque sobre una esquina rodeada de plantas; puse bajo su sombra una silla y ahí comí, desayuné y cené toda la semana. Al año siguiente, con mi padre, armamos una estructura de troncos, palos y cuerdas casi del tamaño y la estabilidad de una pieza completa para que pudiera dormir en ella y traer invitados cómodamente. Desde entonces año con año repetimos la tradición familiar. Es una de las mejores experiencias de mi vida.

La sucá, bien hecha, te ayuda a percibir a D-os en la cercanía de tu casa. Estar tardes enteras sentada al aire libre con sólo un techo de palma y unos cuantos palos sobre mi cabeza me hizo darme cuenta que en efecto no necesitamos nada para llegar a la plenitud y a la felicidad. La paz que sentí en esos días pasando horas enteras únicamente con mi persona y con D-os es incomparable a la paz que he sentido el resto de mi vida. ¿Por qué? No sé, aún no tengo palabras para explicarlo pero radica mucho en el significado que le damos a la fiesta. Sucot es el día en que le construimos a D-os una casa para morarla con Él en esta tierra, es el símbolo de la alegría y el símbolo de la paz. Cuando rezamos le pedimos que “establezca sobre nosotros la Sucá de su Paz.” Tiene una santidad similar a la que tenía el Tabernaculo en su momento y estamos obligados a comportarnos en ella como si lo fuera. Precisamente porque creemos que al entrar en ella establecemos contacto con la Presencia Divina; ya que la Presencia Divina habita la Sucá. Uno debe mentalizarse a que está rodeado por D-os en ese espacio delimitado. Los distintos simbolismos que se le dan a la Sucá pueden mostrarnos un poco de ella.

Significado de la Sucá

La primer pregunta que cualquier persona hace al enterarse de la sucá es ¿Por qué la hacemos? ¿Qué representa? La respuesta es múltiple como casi todo el simbolismo judío. Repressentan a la vez las Nubes Gloria que rodeaban a los judíos en el desierto; las tiendas que construyeron al acampar y el Tabernáculo. Cada una nos enseña un aspecto distinto de cómo relacionarnos con la festividad y lo que podemos aprender de ella.

Nubes de Gloria

La primera perspectiva nos enseña a buscar a D-os a través de la intemperie y la aceptación de la voluntad divina. Los judíos no tenían nada por sí mismos; cuando salieron de Egipto salieron con riquezas abundantes, sin embargo, salieron a vagar 40 años por el desierto en donde no podían realmente hacer uso y ni alarde de ellas. Todos desde el más rico hasta el más pobre dependía directamente del cuidado de D-os; estaban completamente a la intemperie. Comían del maná que era enviado diariamente por D-os y que no podía ser conservado para futuras ocasiones; al pasar el día la porción que no había sido ingerida se desintegraba; avanzaban cuando D-os les decía que avanzaran y acampaban cuando D-os lo indicaba. No podían planear el futuro, ni actuar en favor de su beneficio. Su única protección eran las Nubes de Gloria que los rodeaban y los guiaban diariamente. Esas Nubes eran la representación física de la Presencia Divina en la tierra; además eran muestra de la fe que el pueblo tenía sobre D-os y la respuesta diaria que obtenían de Él. Al igual que el maná, las nubes sólo estaban presentes cuando los judíos tenían confianza en D-os, cuando flanqueaban en este punto, las nubes desaparecían.

La Sucá nos obliga a vivir nuevamente en esa intemperie estamos a merced de que llueva, nevé o el viento se lleve nuestro techo. Sin embargo, esa intemperie también genera cercanía con D-os puesto que sedemos el control de nuestro entorno y aceptamos la realidad que nos rodea con calma. Vemos que Él está presente con nosotros en el espacio que nos rodea

Tiendas y Tabernáculo. Construirle una casa a D-os

Irónicamente la sucá también llega a representar las tiendas que los judíos construyeron al salir de Egipto. Justo después de narrar la salida del Éxodo la Torá nos dice que los judíos acamparon en Sucot, varios comentaristas han afirmado que la sucá que construimos hoy en día es en recuerdo a las tiendas que ellos usaron a lo largo de Este es justo el simbolismo contrario al que se habla con las Nubes de Gloria. Las tiendas representan la voluntad del hombre de protegerse con sus propias manos, de domar su entorno y de separarse de la intemperie. ¿Cómo es que en un ambiente así la sucá puede representar la Presencia Divina?

La respuesta se encuentra también en el Tabernáculo, uno puede encontrarse con D-os cuando delimita un espacio para ser habitado por Él. El Tabernáculo es el mejor ejemplo de algo así; era un espacio que había sido construido por el hombre, pero que D-os habitaba. El espacio no había sido dominado únicamente por la voluntad del hombre, D-os les había indicado como construirlo, qué herramientas utilizar, qué materiales, qué formas etc.; es la imagen del hombre modificando su entorno para que sea habitado por D-os, haciendo física Su manifestación. Las tiendas son la acción que tiene el hombre sobre esté mundo para llegar a ese fin.

La sucá al final representa los tres símbolos, uno la construye con sus propias manos; es un espacio que uno delimita decora y arregla como prefiera, para su mayor comodidad. Sin embargo, el techo es una cubierta mínima que depende de D-os completamente. El resultado es la sintonía entre ambas situaciones: el actuar del hombre y la respuesta de D-os.

Es la imagen viva de la fe judía; nos recuerda que el mundo creado es el resultado del diálogo que existe entre D-os y el hombre. Dónde uno actúa y el otro responde. Nos recuerda que D-os está presente en nuestra vida, pero que para poder verlo también debemos de actuar y hacernos presentes nosotros.