Enlace Judío México e Israel.- La decisión de Trump de retirar las tropas  de Siria es estratégicamente miope, porque dañará la reputación de EE.UU como un aliado confiable a través del globo.

BRADLEY BOWMAN

Si bien Washington nunca debe dejar a las tropas estadounidenses en el camino del daño un día más que lo que requieren los intereses de la seguridad nacional, la decisión del Presidente Donald Trump de quitar o retirar las tropas de EE.UU de la frontera siria es errada moralmente y estratégicamente miope.

Su decisión es errada porque las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que incluyen un contingente significativo de kurdos, han luchado valientemente junto a EE.UU para desmantelar el llamado “califato” del ISIS. El hombre fuerte turco Recep Tayyip Erdogan quiere aplastar al FDS debido a preocupaciones de larga data respecto a los kurdos. Quitando a las tropas estadounidenses de la frontera siria o retirando las tropas, Trump está dando a Erdogan una luz verde para atacar al FDS.

El FDS ha absorbido fuertes pérdidas en la lucha contra el ISIS porque EE.UU. ofreció principalmente la fuerza aérea, mientras que el FDS proporcionó las fuerzas terrestres. El Gen. Joseph Votel, quien se retiró recientemente después de servir como el principal comandante de EE.UU en el Medio Oriente, dijo: “El FDS ha sido un socio excepcional.” Él estimó que el grupo sufrió cerca de 11,000 bajas en la lucha contra el ISIS. Aunque el ISIS y su ideología no están derrotados, los sacrificios del FDS probablemente evitaron a EE.UU la necesidad de desplegar decenas de miles de tropas terrestres.

Antes del anuncio de Trump de la retirada, la administración exigió que el FDS quitara las barreras defensivas, dejándolo vulnerable ante una intervención turca inminente. El FDS desmanteló sus fortificaciones porque confió en que EE.UU restrinja diplomáticamente a Turquía. Esa promesa ahora se ve cada vez más vacía.

La decisión de Trump de la retirada es estratégicamente miope, porque dañará la reputación de EE.UU como un aliado confiable a través del globo.

Diplomáticos de Rusia, Irán, y China tendrán un nuevo punto de conversación mientras susurran en todo el mundo que así es como Washington trata a sus amigos. Los observadores pensarán dos veces antes de trabajar con EE.UU, tentados en cambio a subirse al carro de los adversarios de Estados Unidos.

Como resultado, sea en el Medio Oriente o en la competencia global del gran poder, EE.UU encontrará más difícil ensamblar coaliciones para confrontar amenazas compartidas. Eso significará dejar que las amenazas empeoren o poner en peligro a más soldados estadounidenses para compensar por los socios que no pueden reunir. El impulso del Presidente Trump de abandonar a los socios de EE.UU tendrá por lo tanto el efecto neto de menos seguridad para los estadounidenses y más tropas de EE.UU desplegadas finalmente en el exterior sin la ayuda de aliados y socios.

Trump parece creer que si Washington trae a casa a las tropas de EE.UU y deja que los otros países se defiendan por sí mismos, entonces los problemas se alejarán. Si sólo funcionara en esa forma.

Y Trump no está solo en esta percepción errónea. En debates municipales y presidenciales, también en salas de audiencias del Capitolio, un coro creciente de políticos emplea argumentos apasionados y seductores que empiezan y terminan con referencias desdeñosas a “guerras para siempre” o “guerras eternas.”

Los aislacionistas y escépticos de los compromisos de EE.UU en el exterior citan a menudo la advertencia de 1821 de John Quincy Adams que América evite ir al “exterior en busca de monstruos que destruir.” Estados Unidos en cambio debe ser el “buen deseador de la libertad e independencia de [casi] todo el abanderado y reivindicador sólo por sí mismos,” advirtió Adams.

Consejo convincente, de hecho, que representó apenas lo que una nación nueva y débil gozando de una geografía singularmente ventajosa necesitaba oír en el siglo XIX.

Lamentablemente, ese consejo es menos sonoro en un mundo que incluye, por ejemplo, el internet, aviones, armas de destrucción masiva, y la capacidad de algunos terroristas de matar a miles de personas. Hoy, si fallamos en disuadir y derrotar a los monstruos en el exterior, ellos pueden matarnos aquí y lo harán — como el 11 de septiembre del 2001 lo hizo dolorosamente evidente.

Pero las amenazas son muy numerosas y nuestros recursos muy limitados como para hacerlo nosotros mismos. Para hacer frente simultáneamente a las persistentes amenazas terroristas en el Medio Oriente y competir más eficazmente con China y Rusia, EE.UU necesita amigos, aliados y socios.

Ese es el motivo por el que la decisión de Trump de la retirada de Siria es tan dañina y estratégicamente miope. Refuerza la narrativa de que EE.UU es un socio de seguridad poco confiable, lo cual hace menos probable que otros trabajen con Estados Unidos cuando los necesitamos.

En vez de una guerra eterna librada en el nombre de la creación de la nación y cambio de régimen, la misión de EE.UU en Siria es de hecho un ejemplo poderoso de cómo podemos derrotar a los terroristas sin desplegar 100,000 tropas o más. En su lugar, EE.UU desplegó un número relativamente pequeño de tropas en apoyo de socios que son decenas de miles.

Como sugiere el ejemplo sirio, EE.UU puede seguir objetivos claves con despliegues de avanzada pequeños e ideados con perspicacia que empoderen a los socios regionales para promover objetivos compartidos y combatir a los enemigos en común. Esta es una aplicación del principio militar conocido como “economía de fuerza” — dicho simplemente, la idea de hacer tanto como sea posible con menos para que puedan ser seguidas de forma simultánea otras prioridades.

Lamentablemente, para el detrimento de la seguridad nacional de EE.UU, ese tipo de misión es exactamente lo que Trump está tratando de terminar en Siria. Él debe cambiar su pensamiento antes de que sea demasiado tarde.

 

 

*Bradley Bowman es director principal del Centro en Poder Militar y Político en la Fundación para la Defensa de las Democracias, un instituto de investigación con sede en Washington no partidista enfocado en la seguridad nacional y política exterior.

 

Fuente: Military Times
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México