Enlace Judío México e Israel – El momento del asesinato del líder del Estado Islámico beneficia a Trump, pero es poco probable que obstaculice los planes de ataque del grupo.

AMOS HAREL

El operativo para eliminar a Abu Bakr al-Baghdadi, el líder del Estado Islámico, se llevó a cabo en un momento muy conveniente para el presidente de EE.UU. Donald Trump. Unas semanas después de haber abandonado a los kurdos – dejándolos solos para enfrentar la invasión turca del norte de Siria y desatando una cadena de acontecimientos que podría llevar a la fuga de miles de prisioneros de ISIS – esta importante victoria simbólica le da a Trump armas útiles para contrarrestar las críticas.

Cabe señalar que Baghdadi ha sido declarado muerto varias veces, incluso después de un bombardeo ruso a principios de este año. Sin embargo, esta vez EE.UU. está demostrando una gran confianza al reportar el exitoso resultado del operativo. En 2011, cuando los estadounidenses mataron al líder de Al Qaeda Osama bin Laden bajo el presidente Barack Obama, Trump tuiteó que los Navy Seals habían matado a bin Laden, no el presidente; así ocurrió esta vez también, aunque probablemente Trump no compartirá el crédito con las tropas, como le exigió en su momento a Obama.

Yoram Schweitzer, experto en terrorismo del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, dijo a Haaretz que la importancia del asesinato de Baghdadi es principalmente simbólica. Según Schweitzer, el principal logro de la coalición internacional que lucha contra ISIS se alcanzó hace casi dos años, con la caída final del califato, del “Estado Islámico” fundado en una extensa área del norte de Irak y del este de Siria. La caída de sus últimos bastiones, en las ciudades de Mosul en Irak y Raqqa en Siria, cambió el modus operandi del grupo, que volvió a operar como una organización terrorista y guerrillera, sin control sobre el territorio.

“La entidad que se denominó a sí misma Estado Islámico de hecho ya desapareció entonces”, dijo Schweitzer. Señaló que al-Baghdadi apareció dos veces este año, en un discurso difundido a través de un vídeo en abril y luego en un discurso de audio hace aproximadamente un mes, después de haber guardado silencio durante unos cinco años. En el vídeo que publicó en abril, al-Baghdadi parecía y actuó como guerrillero, sosteniendo un rifle Kalashnikov y animando a los combatientes a resistir. De hecho, la organización cometió ataques terroristas casi cada semana en Siria e Irak.

Schweitzer agregó que el Estado Islámico se había preparado de antemano para encontrar al sucesor de Baghdadi, sabiendo que EE.UU. continuaba su persecusión. Minimizó la importancia de Baghdadi como símbolo de su organización a largo plazo, pese a informes de que se había suicidado con un cinturón explosivo cuando se dio cuenta de que no podía huir de las fuerzas estadounidenses que atacaron su escondite en el enclave de Idlib, en el oeste de Siria.

Obama comenzó el movimiento principal contra ISIS cuando formó la coalición internacional para atacar a la organización y destruir el califato después de una serie de ejecuciones escandalosas de ciudadanos occidentales en Siria en el verano de 2014. Unos tres años más tarde, los estadounidenses, bajo Trump, completaron la toma de Mosul y Raqqa.

El grupo continuará actuando, bajo un nuevo liderazgo, como lo ha hecho en los últimos dos años: pequeñas células, compartimentadas, sin control sobre grandes áreas. Uno de los enclaves más significativos de ISIS está en realidad cerca de Israel: la Provincia del Sinaí, una rama afiliada al Estado Islámico que ha estado librando una guerra de desgaste contra el ejército egipcio durante años. Otra rama del grupo, en el sur del Golán sirio, fue desalojada por el régimen del presidente sirio Bashar Assad con ayuda de Rusia, hace casi dos años.

Otro peligro de ISIS proviene de individuos identificados con la organización, algunos de ellos veteranos de batallas en Siria e Irak, que están volviendo a sus hogares en Europa y otros lugares del mundo. Sus planes de llevar a cabo más ataques no se verán afectados por la “decapitación” del líder de su organización.

Además, se espera que la huida de los kurdos tras la ofensiva turca en el noreste de Siria con la aprobación de Trump, lleve a perder la supervisión de los demás centros de detención en los que se encuentran miles de figuras de ISIS. En primer lugar, Al-Hol, un campo de refugiados con decenas de miles de personas (en su mayoría civiles) conectadas a ISIS. El daño por el colapso de los centros de detención en las zonas kurdas podría superar con creces los beneficios del asesinato de Baghdadi.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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