Enlace Judío México e Israel – En un mundo dominado por la desconexión, por la tecnología y por la apatía, las Tnuot pueden ofrecer a los chicos la formación y la integración que otros espacios les niegan. 

El título de este artículo está formulado en modo de pregunta, por lo que supongo que estás leyendo esperando encontrar una respuesta. Si, efectivamente la hay, pero no llegaremos a ella en este primer párrafo, pues el tema de la Tnuá es uno en el que, sin duda, vale la pena profundizar.

Soy madre de dos pubertos, sé que suena bastante extraño que les llame así pero eso es lo que son. Por un lado no son niños, ya no tocan un juguete ni por error, y no son chavos porque todavía no pueden agarrar un coche para apartarse del plan familiar rumbo a un plan mejor, así que así, cómo pubertos, se hundieron en el vicio
característico de su edad: Los videojuegos.

Como madre empecé a sentirme decepcionada, el verlos postrados en un sillón dedicándole tiempo y energía a una ficción tan inútil y vacía me llenaba de frustración. Desde que mis hijos eran bebés me he preocupado porque tengan un desarrollo extraordinario, con aprendizajes y descubrimientos, con valores y constantes nuevos conocimientos, pero de pronto el desarrollo entró en pausa; aquellos niños llegaron a la pubertad y cayeron en una etapa carente de crecimiento personal, algo que para mí fue difícil de tolerar.

Decidí no resignarme y busqué al Madrij de una Tnuá, siempre he creído que las Tnuot inyectan a niños y chavos puras cosas positivas, así que al siguiente sábado mis hijos ya estaban enfrentando su primer día. No fue fácil convencerlos; el primer día nunca es fácil en ningún escenario, y menos cuando esto implica entrar a una organización en la que ya todos están integrados. Sin embargo, dieron el primer paso y de aquel momento ya pasaron tres años.

Lo que sucede con los chavos cuando van a una Tnuá es algo simplemente extraordinario: los que fueron a una de estas organizaciones o los que hoy llevan a sus hijos lo saben. Los que no lo hacen no lo entienden y desconocen por completo lo mucho que se pierden, pero tampoco les importa, ¿qué tanto puede afectarnos el
perdernos algo que no conocemos?

Sí, lo sé, estoy al tanto de aquel prejuicio que asegura que los chavos que van a la Tnuá son unos tetos, ellos también lo saben y después de tantos años han aprendido a manejarlo, así que este texto no es para
ellos, sino para ti.

Si tienes hijos en primaria o secundaria que no asisten a una Tnuá, por favor, independientemente de tus creencias, no los dejes sin la oportunidad, en esta niñez llena de adicción a la tecnología vale la pena tomar un día a la semana para conocer gente, para crecer, para conectar.

En una Tnuá los niños aprenden de los chavos, chavos que por cierto están bastante conscientes de que son el ejemplo de alguien más, lo que les genera una valiosísima responsabilidad. Y es así, con esta labor en sus manos, que los Madrijim organizan actividades que transforman a sus janijim en mejores seres humanos; no, no estoy exagerando. Las distintas Tnuot están llenas de actividades; unas enseñan y otras simplemente divierten, pero cuando el día termina, tanto madrijim como janijim son personas más felices, más maduras y
más independientes.

Imagina que un sábado tus hijos aprenden sobre la importancia de ser tolerante con todo lo que para nosotros es distinto, y al siguiente sábado aprenden sobre la responsabilidad que todos tenemos de causar un buen impacto en la sociedad en la que vivimos, y al siguiente sábado aprenden sobre algunos personajes que cambiaron el rumbo de la historia de una manera positiva y al siguiente sábado aprenden sobre la importancia de salir adelante cuando la vida nos tira.

Este es solo el ejemplo de un mes en la Tnuá; ahora multiplícalo por muchos años, ¿qué te da como resultado?
Ahora que si quieres ver el resultado final con tus propios ojos acércate un sábado a cualquier Tnuá y pregúntate si quieres ese ambiente para tus hijos, un ambiente en donde los grandes juegan con los chicos, en donde todos son iguales y están integrados, un lugar en el que el desmadre es sano, sí, dije “desmadre” porque en una Tnuá se echa un desmadre inolvidable, solo que este no incluye hacer estupideces ni empedarse.

Perdón por las malas palabras, trato de decir las cosas como son para que así me entiendas mejor. ¿Recuerdas que dije que tengo dos hijos pubertos? Bueno, pues sólo uno entró a la Tnuá, el otro no. El que entró a una Tnuá ha crecido como ser humano de un modo extraordinario, es más seguro de sí mismo, más feliz y más social, el que no quiso entrar a la Tnuá está creciendo de manera normal, así como tus hijos, si no tuviera en casa esta combinación no notaría el cambio, y esa es mi mejor prueba para asegurar que estoy siendo objetiva con el tema.

¿Que cómo son los chavos de la Tnuá? Simplemente extraordinarios, esa es mi respuesta.

 

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