Enlace Judío México e Israel – El 3 de enero, Michael Pence, vicepresidente de Estados Unidos, dedicó un extenso hilo de Twitter para recordar “algunas de las atrocidades” cometidas por el líder militar iraní Qasem Soleimani, entre las que se encuentra, según el funcionario, su intención de cometer atentados en suelo estadunidense, en 2011. 

“Ayer, el presidente Donald Trump tomó una acción decisiva y se enfrentó al principal patrocinador estatal del terrorismo para eliminar a un hombre malvado que fue responsable del asesinato de miles de americanos. Soleimani era un terrorista. Aquí están algunas de sus peores atrocidades:

“Organizó el intento de asesinato del embajador saudí en Estados Unidos, en Washington D.C., en 2011, supervisando un ataque terrorista en suelo americano”, dijo para comenzar su listado de acciones de organización y financiamiento de atentados terroristas cometidos contra intereses diversos a lo largo de los años.

La historia a la que se refiere Pence se remonta a mayo de 2011, cuando un ciudadano iraní con nacionalidad estadunidense, de nombre Mansur Arbabsir, perteneciente a la Guardia Revolucionaria de Irán, se reunió en Tamaulipas con quien él pensaba que se trataba de un integrante del cártel de Los Zetas, un experto en explosivos que, por encargo de los iraníes, haría detonar una bomba frente a la embajada saudí en Washington, o bien, afuera de un restaurante frecuentado por el embajador Adel Al-Jubeir.

Arbabsir volvió a México en junio y después en julio para continuar con la organización del ataque, sin saber que el supuesto líder de los Zetas con quien negociaba era en realidad un informante de la DEA, la agencia antidrogas estadunidense, que trabajaba con autoridades de inteligencia de México para frustrar el atentado y encarcelar al terrorista iraní.

El 28 de septiembre de aquel año, Arbabsir fue identificado en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, cuando pretendía reingresar al país para seguir con su plan terrorista. Las autoridades mexicanas, sin embargo, le negaron el acceso y lo enviaron de vuelta a Nueva York, donde fue detenido y acusado de terrorismo.

Según informaciones de prensa, el contacto de Arbabsir en Tamaulipas había sido de hecho un narcotraficante que colaboraba con la DEA a cambio de no enfrentar cargos en Estados Unidos. Su nombre clave se dio a conocer como CS-1.

Narcos y terroristas, ¿vínculos reales?

La historia le dio la vuelta al mundo y diarios como El Universal, de México, y El País, de España, hicieron hincapié en la posibilidad de que grupos terroristas islámicos utilizaran a los cárteles mexicanos de las drogas para realizar actos terroristas en Estados Unidos.

En octubre, El País tituló una nota: “La trama iraní desata la alarma por los lazos entre narcos mexicanos y el terrorismo.” En ella, el diario español detalla la operación que llevó a la captura de Arbabsir y cita al periodista mexicano Juan Veledíaz:

“En noviembre de 2010 se halló un arsenal en la sierra de Sinaloa, en el norte de México, con armas utilizadas solo por la insurgencia iraquí.”

Según Veledíaz, el hallazgo había desatado la preocupación de Washington de que los cárteles mexicanos, en este caso el de Sinaloa, estuviera facilitando el acceso de terroristas islámicos a suelo estadunidense, lo que motivó reuniones “al más alto nivel”, entre funcionarios de México y Estados Unidos.

En marzo de 2015, el general estadunidense Kenneth E. Tovo compareció ante el Senado de su país y externó su preocupación respecto a la relación entre Hezbollah y los cárteles mexicanos de las drogas, con quienes tendrían los islamistas una relación lucrativa y potencialmente peligrosa.

En esa comparecencia, Tovo dijo que “Hezbollah, que ha visto desde hace mucho a la región como un lugar potencial de ataque contra Israel y otros objetivos occidentales, tiene partidarios y simpatizantes entre las comunidades de la diáspora libanesa en América Latina, algunos de los cuales están involucrados en actividades ilícitas lucrativas, como lavado de dinero y tráfico de drogas y mercancías falsificadas.”

Pero no fue el asunto iraní el primero en llamar la atención de las autoridades estadunidenses sobre los vínculos entre el terrorismo islámico y los cárteles de la droga latinoamericanos. En el año 2005, el diario The New York Post  publicó un reportaje en el que citaba a fuentes de la DEA, quienes aseguraban que, tres años atrás, el propio Osama Bin Laden había conspirado para adquirir varias toneladas de cocaína de un cártel colombiano.

La intención de Bin Laden, según las fuentes citadas por el diario, era envenenar la cocaína para asesinar a miles de consumidores estadunidenses. El plan habría sido rechazado por los capos colombianos, quienes habrían considerado que las consecuencias para sus negocios se tornarían catastróficas.

El caso LeBarón y la amenaza de Trump

A finales de noviembre de 2019, el presidente Donald Trump dijo en una entrevista que planeaba designar a los cárteles mexicanos de la droga como organizaciones terroristas, lo que según las leyes de aquel país, le otorgaría facultades para actuar contra dichas organizaciones de distintas maneras.

La declaración, que ocurrió después del asesinato de varios miembros de la familia LeBarón, en Bavispe, Sonora, suscitó el temor de que Trump planeara intervenir militarmente contra los responsables de este y otros hechos en territorio mexicano, a lo que el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, respondió:

“México no admitirá nunca acción alguna que signifique violación a su soberanía nacional. Actuaremos con firmeza.”

La trama evolucionó el 6 de diciembre pasado, cuando el presidente de Estados Unidos anunció en su cuenta de Twitter que retrasaría la designación de los cárteles mexicanos como grupos terroristas, esto, a petición expresa de “un hombre que me agrada y respeto”, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Tanto López Obrador como Marcelo Ebrard agradecieron públicamente el gesto de Trump. Sin embargo, el 20 de diciembre, en un comunicado de prensa, los miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Brian Fitzpatrick y Anthony Brindisi presentaron el Acto para Identificar a los Carteles de la Droga como Terroristas. “Esta legislación bipartidista enlistaría a siete carteles mexicanos de la droga como organizaciones terroristas extranjeras (FTOs),”

Los grupos criminales que los legisladores pretenden reclasificar como terroristas son el del Golfo, el de Jalisco Nueva Generación, el de los Beltrán Leyva, el de Juárez, Los Zetas, el Cártel de Sinaloa y el de Tijuana, que “han sido descritos por la DEA como los más prominentes en México. Esta designación permitirá a los Estados Unidos dirigir los recursos necesarios para desmantelarlos, terminando con sus reinos de terror.”

Las respuestas a Pence

La cadena de tuits publicada por Mike Pence no pasó desapercibida entre los usuarios de la popular red social. Miles de retuits, likes y comentarios la colocaron en el centro del debate. De entre estos últimos, una visible mayoría pone en duda las palabras de Pence, especialmente las de sus últimos tuits, en los que sugiere la participación de Soleimani en los atentados del 11 de septiembre de 2001, así como la intención del militar iraní de realizar ataques contra militares y personal diplomático estadounidense de manera “inminente”.

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