Enlace Judío México e Israel – Bendición de viernes por la noche: Que D-os te bendiga y te cuide. Que D-os haga brillar su rostro frente a ti y te muestre favor. Que D-os sea benevolente contigo y te conceda la paz.

Todos los viernes en la noche, cuando ya está la familia reunida en la mesa, poco antes de que empiece la cena de Shabat, los padres bendicen a sus hijos. Tradicionalmente a las mujeres se les bendice diciendo: “que D-os te haga como Sara, Rivka, Rajel y Lea”, y a los hombres se les dice: “que D-os te haga como Efraim y Manashé.” La pregunta es inevitable: ¿Por qué bendecimos a nuestros hijos con los nombres de Efraim y Manashé en vez de Abraham, Isac y Jacobo? ¿Por qué si la bendición dada a las mujeres evoca a las matriarcas, la de los hombres no evoca a los patriarcas? Hay muchas razones para ello que involucran los sucesos toráicos. A continuación hablaremos de ello.

La importancia de la paz

En las narraciones de la Torá, Efraim y Manashé son los primeros hermanos, descendientes de Abraham que no generan pleitos ancestrales. Las naciones descendientes entre Isaac e Ismael estarán enfrentadas continuamente a lo largo de la historia bíblica; en cuanto a Esaú y Jacobo, el primero incluso intenta asesinar al segundo. Igualmente entre Yosef y sus hermanos existió siempre una gran rivalidad, al punto que Yosef mismo terminó siendo vendido por ellos como esclavo. Sin embargo, la hermandad de Efraím y Manashé prevaleció a lo largo del tiempo, ya que no existía rivalidad entre ellos y ambos reconocían el mérito del otro.

Perseverancia en el exilio

Otra razón por la cual pedimos que nuestros hijos sean como Efraím y Manashé es que deseamos que nuestros hijos puedan soportar el exilio sin ceder ante la presión de costumbres y valores ajenos. Efraím y Manashé fueron la primer generación de judíos que creció en el exilio. Fueron criados en Egipto, en una sociedad profundamente idolátrica y lasciva, sin embargo, siempre se mantuvieron leales a las normas y principios de la Torá. Ser grande entre personas nobles es un reto, sin embargo, ser grande en una sociedad en decadencia es un reto mayor. Por eso Jacobo escogió a estos niños para bendecirlos, porque habían demostrado tener gran fuerza de carácter.

Ser como pescados

¿Cómo sabemos que un pescado está sano? Porque puede nadar río arriba a contracorriente. También deseamos esto para nuestros hijos, habrá tiempos en que sea sencillo preservar la moral y educación que les dimos. Sin embargo, habrá tiempos en que tengan que remar a contracorriente para hacerlo; deseamos que tengan la fuerza que se requiere, tal como Efraím y Manashé la tuvieron.