Enlace Judío México e Israel – Si naciste, creciste, o tuviste hijos en las décadas de los noventas u ochentas sabrás lo importante que es para algunos niños un videojuego. La sensación de desafío y éxito que llega cada vez que cruzas un nivel, las historias y los mundos nuevos que se abren a tus ojos frente a la pantalla y el ambiente que se crea cuando invitas a tus amigos a jugar a tu casa son muchas de las cosas que pocos de nosotros cambiaríamos de la infancia y la adolescencia. Si bien, a veces pueden ser una adicción, los videojuegos fueron un invento que cambió la forma en que mi generación se relaciona con el mundo. Nos hizo disfrutar largos ratos en casa, generar el amor a los retos grandes y tener una imaginación amplia. Todo eso se lo debemos a Ralph Henry Baer, un judío alemán que después de la Segunda Guerra Mundial se dedicó a crear tecnología con consolas. A continuación contamos su historia.

Ralph Henry Baer. Creador de los videojuegos

Si a alguien puede atribuirsele el mérito de haber impulsado la industria de los videojuegos, es a Ralph Baer. Nacido en Alemania en 1922, fue expulsado de la escuela a los 11 años por ser judío. Temiendo el antisemitismo violento, la familia Baer huyó a Estados Unidos poco antes del inicio del Holocausto (en 1938). En lugar de ir a la escuela, Ralph trabajó en una fábrica por 12 dólares a la semana, pero se aseguró de aprender por su cuenta.

En una ocasión, sobre los lados de un autobús vio que se anunciaba un curso de capacitación en electrónica. Dejó el trabajo en la fábrica y se graduó de técnico. Trabajó un tiempo en la radio con su oficio, pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial fue reclutado por el servicio de inteligencia estadounidense para operar en Londrés.

Al regresar a casa, era una de las pocas personas que tenían una licenciatura de ciencias en ingeniería televisiva; así fue como pudo conseguir varios trabajos en compañías electrónicas. Produjo desde diseños para máquinas de corte quirúrgico, depiladoras, y equipos de tonificación muscular generadores de pulsos de baja frecuencia, hasta equipos de computo para IBM.

Hasta que se integró a Sanders Associates un contratista de defensa que construye electrónica para el ejército. Fue allí donde Ralph Baer comenzó a desarrollar un sistema de juegos en 1966. El prototipo se completó en 1968, y en 1972 Magnavox lanzó la primera consola de videojuegos para el hogar, conocida como “Odyssey” (Odisea); originalmente le había llamado “Brown Box” (caja café).

El sistema era bastante primitivo, para lo que estamos acostumbrados hoy en día. Consistía en puro hardware, era grande, pesado y usaba “tarjetas de programación” para los juegos. Los colores en la televisión se creaban a través de pantallas plásticas y el precio ascendía hasta los 100 dólares (aunque Baer había pedido que no fuera más de 19.95 dólares) Este primer artefacto vendió más de 100,000 unidades en su primer año y 300,000 para 1975.

Poco después Baer también desarrolló el primer aparato periférico (auxiliar) de los videojuegos, la famosa consola con forma de pistola, cuya tecnología sigue siendo usada en muchos videojuegos de hoy en día.

A la fecha, los videojuegos son una de las industrias más exitosas en el mundo su valor se calcula en más de 25.000 millones de dólares y casi el 70% de las casas estadounidenses poseen consolas. Baer continuó desarrollando videojuegos y consolas domésticas hasta que se retiró en 1987.

Al final de su vida tenía más de 150 patentes por sus invenciones, que incluían todo tipo de artículos; desde tapetes parlantes para la puerta hasta brazos automáticos programables para poner discos. Entre sus invenciones más famosas se encuentra el juego de memoria Simon, el cual creó con Howard Morrison y que hasta la fecha es una de las sensaciones más grandes del pop

Hace unos años fue incluido en el Pasillo de la Fama de los inventores y entre muchos otros premios recibió la medalla nacional de la tecnología. Desgraciadamente falleció el 6 de diciembre del 2014.