Enlace Judío México e Israel – Los números son una parte muy importante de nuestras vidas; los usamos para todo, para saber el tiempo que pasamos con los amigos, las distancias que recorremos diariamente, lo que rinde un día de trabajo y las porciones que debemos de comer en nuestra dieta. Están en todos lados, en la casa, la naturaleza, los libros, la música y el arte. Sin embargo, no sólo existen para cuantificar y medir los elementos que nos rodean, aunque no lo percibamos, los números tienen un impacto directo en la forma en que sentimos y pensamos porque cargan significados. No es lo mismo un cuarto arreglado simétricamente que uno desordenado, los fractales (que tienen proporciones numéricas) hasta la fecha se usan para calmar el estrés en pacientes y el conteo progresivo o regresivo siempre es una de las técnicas mas antiguas de meditación. Pareciera ser que el orden y la jerarquía que trasmiten tiene un impacto mayor a nivel psíquico.

Las culturas antiguas sabían de este efecto y lo trasmitieron en sus abecedarios y numerologías. Para los griegos, por ejemplo el 10 era número perfecto y todos los números se ordenaban en sintonía para formar el Universo, mientras que los caldeos medían tu energía vital con los números de las letras en tu nombre. El judaísmo tampoco se quedó atrás; para nuestra cultura el simbolismo numérico es de suma importancia y se encuentra presente tanto en el análisis bíblico como en las supersticiones antiguas contra el mal de ojo. Trataremos de explicarlo a continuación.

Números en la Torá y el Tanaj

Los números que aparecen en la Torá no solamente tienen un significado cuantitativo, generalmente es otra de las formas en las que el texto trasmite significados. Por ejemplo, el siete representa la espiritualidad dentro de este mundo, por eso el Shabat es el número siete, también es el número total de las matriarcas y los patriarcas juntos y los brazos de la menorá en el Templo; cada vez que la Torá menciona el siete o el 49 es para darle un significado distinto al pasaje. También es a través de los números que ciertos sucesos se unen en el tiempo, o que se continua una líneas de descendencia. Por ejemplo, los doce hijos de Jacobo después se manifiestan a través de las doce tribus de Israel; el número dos aparece continuamente en la historia de los patriarcas para después manifestarse en los dos reinos de Israel.

Ahora, los números no necesariamente aparecen explícitos en el texto, a veces salen a través de contar los días, los meses o los años que se mencionan en la Torá. Por ejemplo, sabemos que los días entre Pesaj y Shavuot son 49, el número de la perfección, porque fueron 7 semanas completas de 7 días, o que fueron diez las generaciones que hubo entre el primer hombre y el Diluvio. También es importante notar que así como los pasajes bíblicos hacen uso de los números, las tradiciones judías también. La circuncisión se hace al octavo día del nacimiento del bebé, representa el pacto de Abraham con D-os y la espiritualidad que se vive más allá de lo natural, a través de la voluntad humana y los milagros. Janucá por lo mismo también gira entorno al número ocho.

Guematria y exégesis

Aparte de la importancia que tienen los números en los pasajes textuales, en el análisis bíblico existe lo que se llama la Guematria, ésta es una disciplina de estudio donde se busca entender el significado de las palabras a través de sus relaciones numéricas. En el alfabeto hebreo bíblico no existen los números como tal, se usan únicamente las letras, de tal manera que cada letra tiene un valor determinado, la alef es uno, la bet es dos y subsecuentemente, cuando se suman las letras se obtiene un valor específico. Los cabalistas se basaron en esta forma de escritura numérica para hacer interpretaciones de los textos toraicos, buscando relaciones numéricas.

Por ejemplo, se sacó la guematria de los nombres de D-os y se encontró que el nombre de Elokim tiene la guematria de 86 que es la misma guematria de la palabra “naturaleza” en hebreo. Este nombre siempre se ha asociado con la manifestación de D-os en la naturaleza. Otro ejemplo bastante común es el que si se suma el valor de la palabra “ab” (padre) e “im” (madre) el valor numérico es 44 mismo valor que “dam” (sangre). Si a dam se le agrega la alef (la letra característica de D-os) se forma la palabra “adam” (hombre). Los cabalistas lo interpretan como que en la creación del hombre, los padres ponen la sangre (el cuerpo y la materialidad física del hijo) y D-os pone Su letra.

El tipo de guematria que hemos descrito es un método particular sin embargo, existen otras formas de guematria en las que se extrae también significados como sumar al valor numérico el número de letras que tiene la palabra, como formar palabras con las primeras letras de una frase y sumar su valor, buscar analogías al interior de la palabra o sumar los cuadrados entre otras técnicas. La gran mayoría de ellas se encuentran descritas en el serfer Yetzirá de los cabalistas que es uno de los textos más antiguos que elabora un sistema de guematria consistente. Sin embargo, la primer referencia que existe a este sistema se encuentra en el Talmud en una opinión que menciona las 32 reglas de interpretación de rabí Eliezer, donde se hace referencia a las normas correctas de interpretación bíblica.