Enlace Judío México e Israel- Una de las cosas más bellas del mundo jasídico es la forma en que usa las emociones para acercarse a D-os. Uno debe aspirar al balance entre ellas a través de la intensidad que siente con la devoción y el amor. Las siguientes historias de Martin Buber sobre rab Bunam nos enseñan un poco de la filosofía jasídica.

La bufanda

El discípulo favorito de rab Bunam había perdido su bufanda y la buscaba por todas partes. Al punto que sus compañeros empezaron a burlarse. “Él es quien tiene razón” interrumpió el gran sabio “al valorar una cosa que le ha servido. Justo después de la muerte el alma visita el cuerpo que se ha hundido y se inclina sobre él.”

Regalos

Aquel de ustedes que no le importa nada más que el amor es un filántropo; aquel que sólo es devoto, un ladrón; y aquel que únicamente es inteligente, en realidad es ateo. Sólo aquel que tiene estos tres regalos puede servir a D-os correctamente.

Al acabar el año

Rab Bunam una vez dijo: “En Año Nuevo (Rosh Hashaná) el mundo renace, y antes de comience nuevamente, llega a su fin. Así como justo antes de morir, todos los poderes del cuerpo se aferran a la vida, así mismo el hombre al terminar el año debe aferrarse a la vida con todas sus fuerzas.”

El carnicero y el Shabat

Rab Bunam una vez dijo: “Cómo envidio al carnicero que pesa la carne para el Shabat todo el viernes y va de casa en casa recogiendo su dinero hasta que escucha el llamado al día santo desde del recinto de estudio. Corre hacia allá tan rápido como sus piernas le permiten, para poder recibir el Shabat y se apura a su casa para decir las bendiciones; entre jadeos y exclamaciones dice: ‘Loado sea D-os que nos ha dado el Shabat como día de descanso.’ ¡Si tan sólo pudiera saborear el Shabat tanto como él lo hace!”