Enlace Judío México e Israel / Naftalí Silberg – El amor es una cualidad básica que todos necesitan. Cada persona necesita sentirse amada y apreciada por la familia, los amigos y, sobra decirlo, por su cónyuge. El amor en sí mismo es una cualidad intangible. No es lo que la otra persona hace por ti; es el sentimiento que está detrás del acto y la razón del mismo. Es la vida detrás de la relación. Puede haber dos parejas “felizmente” casadas, las cuales “aguantan los altibajos” y el ajetreo diario del matrimonio, pero uno de los integrantes comparte una chispa que está notoriamente ausente en la otra.

Los actos que expresan el amor no pueden ser subestimados. Los sentimientos de amor no pueden existir en el vacío; deben ser traducidos en hechos. “Te amo, ¿no es eso todo lo que importa?” no es una respuesta apropiada cuando tu cónyuge te recuerda que una vez más “olvidaste” llamar para decir que llegarás tarde al trabajo. Muy pronto en mi matrimonio descubrí que “Te amo, cariño, pero te dejaré limpiar después de la cena de esta noche”, se gana un pase directo al escusado.

¿Por qué un sentimiento trascendente como el amor depende tanto de las acciones? Aunque la pregunta puede sonar profundamente filosófica, la respuesta es bastante simple. Si el amor es completo, consume la totalidad de la persona. No puede ser relegado a un solo aspecto de la personalidad de uno – ni siquiera a la totalidad de los sentimientos y emociones de uno. El amor significa ser todo, estar ahí para la persona que uno aprecia. Sólo cuando el amor se traduce en acciones – cuando se expresa con los ojos, la boca, las manos y los pies – es completo e integral.

Compartimos una relación multifacética con D-os: Él es Nuestro Rey y nosotros somos sus súbditos; Él es Nuestro Padre y nosotros somos sus hijos; Él es Nuestro Pastor y nosotros somos su rebaño. Aún así una de las relaciones más poderosas es nuestra conexión marido-mujer, una relación que se caracteriza por un amor apasionado. La comprensión de la dinámica entre marido y mujer también puede servir para mejorar nuestra relación amorosa con Dios.

“Amo a D-os y comparto una relación muy personal con Él”, suena muy espiritual, pero es un afecto imperfecto. Si nuestro amor por D-os es real y verdadero, entonces debe expresarse en la acción diaria.

“Como un rostro reflejado por el agua, así también los corazones se reflejan unos a otros.” El amor de D-os por nosotros es completo y eterno. Pero si queremos que este amor se revele, debemos perfeccionar nuestro amor por Él expresándolo en la totalidad de nuestras acciones. Porque cuando “Yo soy para mi amado”, entonces “Mi amado es para mí”.

Fuente: Ask Moses