Enlace Judío México e Israel – La forma en que percibimos el mundo, enfocamos nuestra atención, nuestros pensamientos, estados de ánimo y percepciones sensoriales están directamente relacionados entre sí, lo que significa que un cambio en uno afectará a todos los demás, sugieren científicos de la Universidad Bar-Ilan.

El profesor Moshé Bar, neurólogo del Centro Multidisciplinario de Investigación Cerebral de la Universidad Bar-Ilan (BIU), Noa Herz de la Universidad de Tel Aviv, y Shira Baror de BIU presentaron su teoría en un estudio publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences, señala el sitio The Jerusalem Post.

Los científicos sostienen que los pensamientos, los sentimientos y los sentidos interactúan para crear un estado mental general (SoM) que está interrelacionado como una red, y que el cambio de un factor modificará a todos los demás.

El modelo sugiere que los efectos de la personalidad son menos fijos de lo que se pensaba anteriormente.

Bar y su equipo han identificado cinco variables principales que funcionan juntas: Percepción, Atención, Pensamiento, Apertura a la experiencia y Afecto, que existen en una escala móvil.

Uno de los extremos de la escala denominado “bottom up” (de abajo arriba) se caracteriza por un pensamiento amplio y creativo, una apertura a la información sensorial, una voluntad de explorar nuevas situaciones y un estado de ánimo positivo.

El otro extremo, identificado como top down (de arriba abajo) se refiere a la información aprendida o las experiencias previas que superan los aportes sensoriales, el pensamiento más detallado, la utilización de herramientas o beneficios que ofrece una situación y los estados de ánimo negativos.

El cambio de una variable a lo largo de su escala producirá cambios en las otras, conduciendo hacia un estado mental de abajo arriba o de arriba abajo. Ya que ambos estados son útiles, dependiendo de las circunstancias, la comprensión de cómo interactúan las variables puede ayudar a la persona a adecuar su estado mental a su situación.

“Al igual que nuestras pupilas pueden dilatarse para adaptarse mejor a una cantidad específica de luz, toda nuestra mente puede cambiar dependiendo de la tarea y el contexto”, explica Bar.

Por ejemplo, en el campo de ciencias de la computación, un programador podría enfocarse en el desarrollo de un algoritmo que se basa en la atención a los detalles, el uso de información previamente aprendida y el pensamiento asociativo. Pero si la tarea cambia repentinamente requiriendo un pensamiento más creativo y amplio, puede ajustar su estado mental dedicándose a tareas que fomenten un estado mental de abajo hacia arriba.

“El estado mental óptimo es el que mejor se ajusta a un contexto particular”, comenta Bar. “Debido a que nuestro estado de ánimo, amplitud de pensamiento y atención están interrelacionados, el cambio en uno produce cambios en los demás. Dado que el cerebro puede cambiar fácilmente de un estado a otro, comprender que podemos adaptar nuestro estado mental a una situación particular puede resultar muy beneficioso – y podría conducir a un estado mental más saludable”.

El modelo también se aplica al tratamiento de ciertas condiciones de salud mental como la depresión, en la que una caída en el estado de ánimo está relacionada con un pensamiento cada vez más estrecho e insular, estableciendo una espiral de reacciones que baja aún más el estado de ánimo.

Según los investigadores, el aprendizaje de técnicas de atención plena pueden romper esta espiral, ya que aumentan las señales sensoriales de abajo hacia arriba, a expensas de las de arriba abajo, que imponen el pensamiento. El concepto consiste en estar atento de manera intencional a lo que hacemos, sin juzgar, apegarse, o rechazar en alguna forma la experiencia. Esto a su vez cambia todo el marco de la persona hacia el extremo más amplio del espectro, elevando así el estado de ánimo de la persona.

“Aunque las [teorías] anteriores defendían algunas de las interdependencias propuestas en el marco del estado mental, el marco actual lo define de manera global para incluir todas las facetas de nuestra vida mental: cognitiva, emocional y conductual, y propone un mecanismo neural unificador para alinearlas”, afirman los investigadores.

Asimismo, reconocen que un estudio más profundo de las interdependencias podría revelar que no están tan vinculadas como el pensamiento. Esto es particularmente cierto en lo que respecta al estado de ánimo de una persona, que parece estar menos directamente relacionado porque, a corto plazo, tanto los procesos de abajo hacia arriba como los de arriba hacia abajo pueden conducir a estados de ánimo similares.

Dado que la teoría tiene el potencial de ayudar a las personas a optimizar su estado mental en función de la tarea y su bienestar emocional, ofreciendo un marco útil para comprender mejor una serie de trastornos psiquiátricos comunes, los científicos recomiendan que se siga investigando la teoría tanto en la ciencia del cerebro como en los campos clínicos.

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