(JTA) El dramaturgo Tom Stoppard, ganador de un Oscar, que descubrió sus raíces judías de adulto, cuenta la historia de una familia en Viena a principios del siglo XX.

GABE FRIEDMAN

Ganador de múltiples premios Tony y un Oscar, y autor de obras como “Rosencrantz y Guildenstern están muertos” y “Travesties”, Tom Stoppard es a menudo descrito como uno de los mejores dramaturgos vivos.

No se lo suele describir como judío, que lo es, quizás en parte porque nunca ha explorado temas judíos en su trabajo.

Eso podría cambiar después de su última obra, “Leopoldstadt”, que debutó en el Teatro Wyndham en Londres el 12 de febrero.

La historia involucra a múltiples generaciones de una familia adinerada casada en el antiguo barrio judío de Viena a principios del siglo XX. El Jewish Chronicle informa que incorpora un seder (cena de Pésaj), un “hilarante” bris (ceremonia de circuncisión)  y discusiones sobre asimilación.

Leopoldstadt era el nombre del gueto judío de Viena durante la Segunda Guerra Mundial, y en la obra simboliza cuán lejos han llegado los protagonistas judíos.

Stoppard dijo al Chronicle que la historia no es autobiográfica, pero se siente cercano al tema de no sentirse conectado con el judaísmo. Nacido Tomas Straussler, Stoppard no supo que era judío hasta que un pariente se lo contó en la década de 1990. Su familia huyó de su Checoslovaquia natal durante la Segunda Guerra Mundial a Singapur, y luego se fue a la India después de que Japón comenzara a atacar allí. El padre de Stoppard murió víctima de una bomba japonesa.

La madre de Stoppard se casó con un inglés que le dio a sus hijos su apellido.

El hijo de Stoppard, Ed, un consumado actor por derecho propio, tiene un papel en “Leopoldstadt”.

“Nunca me he sentido más conectado con mi herencia”, dijo Ed Stoppard al Guardian.

De la traducción (c)Enlace Judío México
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