Enlace Judío México e Israel – Con la democratización de la información todos podemos compartir lo que pensamos, sin filtros ni revisiones. Aprovechando ese beneficio del siglo XXI y de las redes sociales, me permito compartir algunas ideas bajo mi interpretación del gran líder religioso mundial, filósofo y voz moral de nuestro tiempo, el rabino Jonathan Sacks, de su libro La Gran Alianza: Dios, ciencia y la búsqueda del sentido.

MARGARETH MICHAN PARA ENLACE JUDÍO

En su capítulo Buscando a Dios comparte su experiencia de cómo la filosofía lo ayudo a consolidar su fe. De manera profunda, pero comprensible, responde a filósofos ateos o agnósticos que niegan la existencia de Dios.

Uno de ellos es Hume, quien niega la existencia de los milagros, ya que, según él, se puede demostrar más pruebas de que los supuestos milagros no sucedieron que aquellas que lo confirmaran, a lo que responde Sacks: “Si Dios creó el mundo, su existencia deber ser compatible con el mundo. Si creo la inteligencia humana, su existencia no puede ser un insulto a la inteligencia. Si el mayor regalo que hizo a la humanidad fue la libertad, la religión no se puede imponer por medio de la coerción. Si creó un orden gobernado por leyes, no puede pedirnos que dependamos de sucesos incompatibles con ese orden”, reforzando lo anterior con la explicación talmúdica de Abbaye que el mismo refiere, “la fe consiste en ver lo milagroso en los hechos de cada día, no esperar cada día lo milagroso”. En otras palabras, los milagros pueden no ser evidentes a nuestros ojos, pueden parecer sucesos naturales con una explicación científica y no religiosa si así lo quisiéramos ver, por eso la fe va más allá de la razón y responde a distintas preguntas que vienen desde el alma y no del intelecto.

El filósofo Bernard Williams argumenta que no se puede creer en dos verdaderas al mismo tiempo, y niega la existencia de Dios bajo la afirmación de que no puede haber un Dios eterno y un Dios de la historia ¿Si Dios es eterno por qué aparece en la narración bíblica? y, ¿si Dios es histórico, cómo puede ser eterno? A lo que el rabino explica que esa es una contradicción entre concepciones: una griega y otra judía. Por lo que el argumento no niega la existencia de Dios sino que explica las distintas concepciones de Dios en las culturas.

Lo interesante para mí está en la experiencia que comparte Sacks y que creo nos pasa a muchos. Me refiero al momento en que las respuestas no contestan a las preguntas y hay que buscar en otro lado, porque, según él, la filosofía responde a la universalidad, su propósito es la verdad en cualquier lugar y tiempo, pero no responde al sentido particular, de las cuestiones de la vida como: ¿Quién soy?, ¿por qué estoy aquí?, ¿a qué historia pertenezco?, ¿cómo debo vivir? Preguntas que las religiones tratan de responder y encontrar un sentido más práctico que teórico.

Esas preguntas las responde cuando relata su encuentro con dos grandes figuras del judaísmo, líderes inspiradores: el rabino Joseph Soloveitchik y el rabino Menajem Mendel Schnersoon, quienes de forma distintas se ocuparon de la continuidad del mundo judío, que al igual que otros, son personas “quienes muestran algo más allá de sí mismos” personas que impactan en otras personas, judíos y no judíos, ejemplos de gente que inspira a otros que recuerda que cada ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios, que demuestra que nuestra humanidad precede a nuestra identidad religiosa cualquiera que sea. Personas donde se puede encontrar a Dios, no en el sentido de que los humanos somos dioses, más bien, lo que entiendo en su concepto, es lo que los rabinos refieren como imitar los atributos de Dios, ser generosos, humildes, ver por los demás, misericordiosos y creativos, entre otras cualidades que buscamos al ser dignos seres hechos a imagen y semejanza del creador.

El rabino Sacks define a Dios como “la voz distante que oímos y buscamos amplificar en nuestros sistemas de sentido… el Único entre la multitud: la unidad en el corazón de nuestra diversidad; la llamada que nos embarca en un viaje más allá del yo y sus luchas, que nos permite entrar en la otredad y crecer a través de ella, convertirnos en un vehículo de la bendición para el mundo, agradecer el milagro de la existencia…”

Traducido en forma práctica en nuestra vida, la fe en Dios es la que nos permite esforzarnos cada día a pesar de la incertidumbre de que las cosas tal vez no saldrán como queremos, mirar sin miedo a lo desconocido, permitirnos probar y descubrir lo que de otra forma nos paraliza. Es cierto que hay otros modos de continuar con la vida y lidiar con lo que el destino nos presenta, pero la fe es una herramienta que da paz al alma permitiéndote decirle al ser supremo que no te deje solo, que te acompañe y ayude a entender, a ser tu mejor esfuerzo y continuar por lo que te tocó vivir. Es la fe en Dios la que puede dar sentido a nuestras vidas, o por lo menos para mí así lo es.

 


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