Enlace Judío México e Israel – La promotora cultural Orly Beigel volverá al sitio donde hace 75 años, su madre escapó de la muerte. La acompañará la famosa Ute Lemper, quien cantará una canción para conmemorar el hecho. 

El tren se ha detenido en Farsleben, una pequeña villa situada cerca de Magdeburg, Alemania. Adentro, mil personas aguardan su destino. Probablemente esperan lo peor. Han sido transportados en aquella máquina desde el campo de concentración de Bergen-Belsen, donde en los últimos cuatro años han muerto 50,000 prisioneros.

El asedio de los aliados a los nazis ha hecho decidir a estos que hay que sacar a los prisioneros del campo y exterminarlos antes de que este sea liberado. ¿Cuántas horas pasarían los sobrevivientes en silencio, abordo del tren de la muerte?

Al fin, los prisioneros reúnen sus escasas fuerzas para abrir las puertas penosamente, bajan con cautela en busca de comida: hace seis días que no prueban bocado. Entre ellos está Yetti Halpern, quien de pronto mira con temor las botas polvorientas de un soldado aproximarse. Pero no se trata de uno de los nazis que por años la han humillado —estos han huido ya— sino del ejército de Estados Unidos que ha venido en su rescate.

“Why are you so sad?”, le pregunta Halpern a uno de los soldados al ver la pesadumbre en sus rostros. Él le responde que acaba de morir su presidente, Franklin Roosevelt, “y así mi madre sabe que la liberan el 14 de abril de 1945.”

La historia la narra la promotora cultural Orly Beigel, visiblemente emocionada, quien pese a todo, siempre reúne las palabras necesarias para hablar de su madre y de por qué el próximo 17 de abril visitará Farsleben junto con un grupo de hijos de otros sobrevivientes, para conmemorar los 75 años de la liberación de los prisioneros que viajaban en ese tren.

“Entonces, voy por primera vez a Alemania y va conmigo, como amiga, solo como amiga, la maravillosa Ute Lemper; va con su hijo, su hijo va a tocar guitarra y ella va a cantar una canción en ídish en honor a los sobrevivientes que van. Van como doce sobrevivientes del tren y van todos los hijos de sobrevivientes, y de ahí, a los dos días hay todo un evento de los 75 años de la liberación de Bergen-Belsen, el campo de concentración donde estuvieron mi madre con mi tía.”

Las huellas de la Shoá suelen ser transgeneracionales. Quizá por eso Beigel, tan cercana a su madre, tan colmada de historias del gueto y del campo y de todas las formas imaginables del horror que aquella tuvo que vivir, se ha negado a visitar Alemania hasta ahora. La incansable promotora cultural, responsable de haber traído a México a innumerables artistas internacionales, nos confía, en entrevista, que incluso evita comprar productos alemanes.

“Cada hermano hace diferente: mi hermano compra, mi hermano ha viajado (a Alemania), mi hermana también… Yo no, yo estuve tan cercana a mi madre… hubo algo que no permitió y no permite… no quiero. No quiero ni entrar a explicar por qué no compro los productos (alemanes), es obvio, pero voy ahora por primera vez a Alemania y me acompaña mi pareja y me acompaña una amiga, gran amiga de Israel.”

A Ute Lemper, Beigel le regaló el libro Songs Never Silenced, una compilación de canciones escritas por judíos que murieron en campos de concentración o en guetos, realizada por Shmerke Kaczerginsky, “y a ella le conmovió tanto… Ella ha dedicado su vida a cantar (la música de) todos estos compositores proscritos, negados, prohibidos por los nazis, lo que se llama el Entartete musik, la música prohibida”, narra Beigel cuando se le pregunta por los motivos que llevarán a la famosa cantante Alemana a visitar, con ella, primero, el sitio en donde fue liberada su madre, y el campo de Bergen-Belsen, después.

“Tuvimos que pedir permiso para que cante y va a cantar a capela, y estaba (ella) pensando ‘¿cómo le hago, sin música?’ y dijo: ‘voy a cantar con mi hijo, que mi hijo toque la guitarra’. Va a ser muy emotivo. Yo ya quiero que llegue el día porque, la verdad, sí estoy muy emocionada.”

 

Hakol beTov

“Bueno, 1983, ¿cuántos años son?” Son casi 37 años los que han pasado desde que Yetti Halpern, la madre de Orly Beigel, murió.

“La recuerdo con una sonrisa, era una mujer tan noble, era divertida… Mi madre no sabía andar en bicicleta, yo le enseñé a andar en bicicleta cuando ella tenía 40 años pero ella me enseñó a mí, cuando yo tenía cinco, sin saber.”

Hay una fuerza particular en los sobrevivientes del horror. Una vitalidad y una energía que, sin embargo, a veces tiene que convivir con la oscuridad. “Y tenía los monstruos que venían a visitarla, monstruos terribles, y cuando se iban de vacaciones o se cansaban (…), era la persona más práctica, la persona que me enseñó que no hay puertas cerradas, (que) siempre puedes encontrar la solución y la forma de hacer las cosas”, recuerda Beigel.

Y sigue: “la amaba profundamente, amaba a mi padre también, él era tan noble y bueno, él no estuvo en la Shoá pero lo estuvo a través de ella. Gente muy buena. Siempre había una frase que era Hakol beTov, “todo con bien”, todo, hacerlo con el corazón y que te importe.

Así, con el corazón, Beigel ha logrado traer a México a artistas como Yo-Yo Ma, Giora Feidman o Philip Glass, en espléndidas producciones que siempre dan de qué hablar.

“Hay una escena que nunca se me va a olvidar en mi vida. Me acuerdo que ya había muerto mi padre y estaba ahí con mi mamá, estábamos platicando —mi padre murió en agosto 11 de 1983 y mi madre el 23 de octubre de 1983, perdí a mis padres en dos meses—, y alguien me quería vender unas acciones de una empresa de boletaje, y le dije a mi madre: ‘oye, ¿qué opinas? ¿Me ayudas?’. Y me dijo: ‘no hay necesidad: te vas a hacer de un nombre sola’. Y al mes murió mi madre.”

Yetti Halpern tenía razón. El nombre de Orly Beigel se sostiene solo. “Llevo 40 años de carrera, y cada show, de toda mi carrera, antes de que empiece, se lo dedico a ellos (…). Les dedico mi carrera a mis padres queridos, que me hicieron creo que fuerte en algo —no soy tan fuerte, parezco más fuerte que lo que soy, pero sí sensible— y que me importen las cosas, ponerle amor: hakol beTov, todo en bien y todo con mucho amor.

 

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