Nota biográfica sobre la primera mujer judía  galardonada con un Premio Nobel de Ciencia


ENLACE JUDÍO MÉXICO E ISRAEL :

Todo lo que  haga una mujer,  debe hacerlo el doble de bien que un hombre:  así será considerada la mitad de buena que él. 

Esto era lo que se podía leer en un cartel colgado en el despacho de la Premio Nobel de Físiología del año 1977 por sus decisivos estudios sobre las hormonas.. Rosalyn lo había hecho tan bien que siquiera llegó a ser la mitad del premio, que compartió con con el polaco Andrew V. Schally y el francés Roger Guillemin.

Rosalyn nació en el Bronx, N.Y. Su madre, Clara, había emigrado desde Alemania a los Estados Unidos siendo niña, y allí conoció a Simon Sussman, el padre de Rosalyn. Tras los estudios primarios, pasó a un colegio para señoritas donde esperaban que ella se convirtiera en maestra de escuela. Pero prefirió estudiar Medicina. Como sabía que ninguna institución contrataría a una mujer científica, aprendió mecanografía y pasó a trabajar como secretaria de un prestigioso bioquímico del Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia. Se graduó de Hunter College en enero de 1941.

Apenas transcurrido un mes tras la graduación en Hunter College -enero de 1941-  a Rosalyn Sussman Yalow se le ofreció un puesto como   auxiliar  docente en la Universidad de Illinois. La primera mujer en ser admitida desde 1917 y la única entre cuatrocientos alumnos. Uno de ellos, quien sería su marido, Aaron Yelow.

Aunque nacida de padres judíos , la familia de Rosalyn no tenía más contacto con la religión judía que la de celebrar las grandes fiestas del ciclo anual.  A partir de la boda con el hijo del rabino Shmuel Leib Yelov, mantuvo un hogar absolutamente kasher, fue madre de dos hijos a los que educó en la ortodoxia judía  y hasta donde pudo, concilió la vida de mujer tradicional  con la de mujer con una carrera laboral.

Y a partir de aquí comenzó una lucha contra la dos fuerzas: por un lado, sus colegas masculinos, nada acostumbrados a que una mujer tuviera oportunidad de brillar por sí misma en aquellas materias; por otro, el de las mujeres, que la consideraban demasiado ambiciosa y reacia a convertirse en defensora de las organizaciones de mujeres en el campo de la ciencia.

“Me molesta que ahora haya organizaciones para mujeres en la ciencia, lo que significa que piensan que deben ser tratadas de manera diferente a los hombres. No lo apruebo”.

Para 1946 ya era profesora del mismo centro en el que se había  graduado. En 1950 abandonó la docencia para dedicarse a la investigación en el entonces novedoso laboratorio de radio-isótopos  del hospital del Bronx, colaborando ​​con Solomon Berson para desarrollar el radioinmunoensayo (RIA) una técnica de rastreo de radioisótopos que permite la medición de pequeñas cantidades de diversas sustancias biológicas en la sangre humana.Originalmente utilizado para estudiar los niveles de insulina en la diabetes mellitus, la técnica se ha aplicado desde entonces a cientos de otras sustancias, incluidas hormonas, vitaminas y enzimas, todas demasiado pequeñas para detectarlas previamente.

A pesar de su enorme potencial comercial, Yalow y Berson se negaron a patentar el método. En 1968, Yalow fue nombrada profesora de investigación en el Departamento de Medicina del Hospital Mount Sinai, donde luego la nombrarían profesora honoraria.

Junto a S.A.R Gustavo de Suecia

Los premios que cosechó a lo largo de su carrera son demasiado numerosos como para enumerarlos, pero entre ellos hay cinco doctorados honoris causa en Ciencias, y por supuesto, el Premio Nobel de 1977, que la convirtió en la primera judía en recibir un Nobel en ciencias.  Su compañero en la investigación no lo recibió por haber fallecido en 1972. Tras la concesión del Nobel,  fue aceptada como miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias. En 1988, fue galardonada con la Medalla Nacional de Ciencia de los Estados Unidos.

Falleció, z´´l, en mayo del 2011.

© enlace judío