Enlace Judío México e Israel – Hay muchas formas de reaccionar ante un reto, uno puede evitarlo, angustiarse o crecer a través de él. Todos tenemos retos en la vida de los cuales huimos y retos que disfrutamos tanto que ni siquiera los vemos como tal. La física para Steven Weinberg era uno de esos retos que no sólo lo hacían, sino le daban emoción y alegría a su vida. “Estaba fascinado precisamente porque era algo que no entendía. Era misterioso y casi esóterico.”

El empezó a aprender física de niño cuando su primo Bobbie le regalo un juego de experimentos y a través de la lectura descubrió que las reacciones químicas se fundamentaban en leyes más complejas “y profundas con las cuales se puede explicar toda nuestra realidad.” Más adelante se adentraría en el área de la mecánica cuántica y se convertiría en un físico reconocido mundialmente.

De niño creció en Bronx, perteneciendo a una familia de judíos con ascendencia rumana y griega. Su padre Frederick Weinberg nació en Nueva York, mientras que su madre había inmigrado desde Alemania, dicha mezcla le dio a Steven desde niño una apertura muy grande hacia el conocimiento científico y la disciplina que todo sistema de pensamiento requiere. En entrevistas, el científico constantemente menciona el apoyo que recibió de ambos padres.

Cursó la preparatoria en el plantel científico del bachillerato en el Bronx y atendió a las mismas clases que Sheldon Glashow con quien más adelante ganaría un Nobel. Sus estudios universitarios los cursó en Física en la universidad de Cornell. Ahí desarrolló una fascinación especial por la mecánica cuántica.

En su entrevista que hizo para el programa de “On the Ramps” Weinberg relata experiencias de cómo fue desarrollando su interés tan pronunciado en la física:

“Si sabías de mecánica cuántica podías entender por qué los átomos y las moléculas se comportaban en la forma que lo hacían en las reacciones químicas… Nadie a mi alrededor sabía de este tema; entonces me dije ‘esto es lo que tengo que aprender.’ Cuando entré a la universidad tenía el propósito específico de aprender todo lo que pudiera de este tema.”

“Recuerdo que había un libro de un astrónomo famoso, Sir James Jeans, no tenía muchas ecuaciones. Sin embargo, había una que era así: xp – px = ih. No tenía ni idea de lo que significaban estos símbolos, pero sabía que había algo extraño en ella porque si x y p eran números, y cualquier producto de un número es el mismo sea cual sea el orden en que los multipliques. Entonces, ¿cómo podría xp – px ser algo diferente a 0? Me emocioné tanto justo porque no lo entendía.”

“En otro tiempo encontré un libro abierto sobre la mesa de la biblioteca tenía un símbolo como este (∮) no sabía lo que significaba, pero sabía que se usaba en el cálculo. De repente pensé que esto era realmente maravilloso, que algo tan familiar y físico como el calor fuera contenido por las matemáticas de alto nivel. Me dio la noción del poder de las matemáticas y particularmente de las matemáticas físicas. Me hizo darme cuenta que toda experiencia humana y común está gobernada por leyes y que el lenguaje que expresa esas leyes es el lenguaje de las matemáticas de alto nivel. El cual yo quería aprender”

Esos primeros intereses adolescentes y universitarios se desarrollarían a lo largo pues continuaría sus investigaciones en universidades e institutos como el Niels Bohr de Dinamarca, Princeton (aquí obtuvo su doctorado en 1957), Columbia University, Berkeley, Havard y el MIT, publicando numerosos libros y recibiendo premios, incluso hasta ganar el premio Nobel en 1979.

Con sus compañeros Sheldon Glashow y Abdus Salam propuso un modelo cuántico que unificaba las fuerzas electromagnéticas y nucleares. Su modelo no sólo proponía la existencia de la partícula de Higgs (que sería descubierta en el 2012) sino que sería tan exitoso que sustituiría el modelo tradicional en casi todas las áreas. Planteó las ecuaciones básicas y necesarias para desarrollarlo.

Este conocimiento no fue desarrollado de la noche a la mañana, durante varias décadas estuvo explorando el área de la física cuántica, afinando su teoría y publicando artículos científicos. Entre los más conocidos se encuentra “The First Three Minutes: A Modern View of the Origin of the Universe” (1977) y “Gravitation and Cosmology: Principles and Applications of the General Theory of Relativity” (1972) que no sólo tienen la rigorusidad de cualquier investigación y libro científico, sino además están escritos de una forma simple y didáctica para que cualquier persona lo pueda entender.

Su trabajo como maestro de universidad también fue bastante extenso, dedicando gran parte de su tiempo a la difusión del conocimiento científico a varios niveles, tanto con sus libros como con clases y conferencias. Hasta la fecha da clases en la universidad de Texas y apoya fuertemente el estado de Israel, se ha negado a dar conferencias o clases en universidades que participan del boycot contra Israel y ha hecho declaraciones en contra del mismo. Pronto cumplirá 87 años.