Enlace Judío México e Israel – Al inicio del mes de abril, el COVID-19 a nivel mundial había superado un millón de casos y más de 50 mil personas fallecidas. De acuerdo a la ONU, el mundo enfrenta su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.

LEÓN OPALIN EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

Es seguro que al publicarse este artículo el número de afectaciones sea mayor, el virus del COVID-19 se incrementa constantemente al paso de las horas. Investigadores médicos y científicos consideran que es demasiado pronto para predecir con precisión como se propagará el virus o calcular las tasas de mortalidad, en parte debido a que los casos leves no son diagnosticados y en principio no se registran, además de que se observa un retraso en el tiempo para confirmar las infecciones.

El brote del coronavirus se originó en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, hogar de 11 millones de personas que había permanecido cerrada desde el 23 de enero pasado, con las conexiones de transporte dentro y fuera de la ciudad paralizadas. La aparición del coronavirus se ha relacionado con el comercio ilegal de vida silvestre en el mercado de mariscos de Wuhan, que vende animales vivos como murciélagos, conejos y marmotas. No obstante que las autoridades de Hubei fueron criticadas por su tardía actuación contra el coronavirus, lograron detener la tasa de nuevos contagios, ahora básicamente importados. Wuhan empieza a cobrar vida en su actividad económica y comercial.

En cambio, EE.UU se convirtió en el foco de la pandemia en donde se ha difundido a niveles superiores en relación al resto de los principales países afectados: 312,181 casos confirmados y 8,814 decesos al cinco de abril de 2020. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosos de ese país ha señalado que EE.UU debería prepararse para un escenario donde 100 mil estadounidenses pueden morir por COVID-19. El origen del virus en la mayor economía del mundo es importado, en este sentido, varios miembros del gobierno de EE,UU y el presidente Trump se han referido al COVID-19 como el “coronavirus chino”. El gobierno de China instó a Trump a que se retractaran y frenaran sus acusaciones infundadas contra China, consideraron que las acusaciones de Trump son racistas y xenófobas. Lo cierto es que el coronavirus no reconoce fronteras políticas ni geográficas.

En esta guerra verbal entre EE.UU y China, esta última expulsó a los periodistas de nacionalidad estadounidense de The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal. Lo cierto que la  disputa entre EE.UU y China dificulta que ambos países gestionen adecuadamente los problemas de su relación comercial con evidentes impactos negativos al resto del mundo. Durante 2019 la tensión comercial EE.UU-China generó un impacto negativo en el crecimiento de la economía global y en el comercio internacional.

Esta medida insólita, responde según Pekín, a las limitaciones que Washington impuso sobre el número de ciudadanos chinos que pueden trabajar para medios estatales, controlados por el gobierno de EE.UU.

En el contexto de la difusión del COVID-19 en EE.UU existen claras evidencias que Trump subvaluó su impacto y reaccionó tardíamente a la pandemia. Fue a partir del 16 de marzo pasado cuando se vio precisado a declarar el estado de emergencia instrumentando duras medidas de contención, vigentes hasta el 30 de abril próximo y que han tenido un impacto significativo en los mercados financieros y en la actividad productiva de EE.UU y el mundo. Al 2 de abril de 2020 el 96.0% de los estados de la Unión estaba bajo orden de quedarse en casa, más de 315 millones. Alrededor de 6.6 millones de personas al inicio de abril solicitaron al gobierno beneficios por desempleo, en virtud de que las empresas los habían despedido y dado licencias no pagadas. Este número se sumó a los 3.3 millones de la semana previa.

Es de destacar que un número de casos confirmados de COVID-19 se ubican en el estado de Nueva York (hasta el cinco de abril registró 114,996 casos y 3,568 muertes, según cifras de la Universidad John Hopkins, que monitorea el avance de la pandemia en tiempo real en todo el mundo). Sin embargo, el presidente Trump señaló que no sería necesario “poner en cuarentena a ese estado”. Trump estima que el pico en la tasa de la mortalidad se alcance en dos semanas y que para el primero de junio “el país estará en camino de la recuperación”. Esta afirmación es evaluada como optimista y vinculada con fines electorales (comicios presidenciales de noviembre del 2020).

Sorprendentemente, la popularidad de Trump ha crecido en medio de la crisis del coronavirus: en el promedio de recientes encuestas a nivel nacional, 51 por ciento de la población aprueba su gestión ante la pandemia.

En este contexto, es de resaltar que un día después de que EE.UU confirmara su primer caso de coronavirus, el pasado mes de enero, Donald Trump aseguró desde el Foro de Davos en Suiza, que “la situación estaba controlada, es solo una persona que vino de China y la tenemos bajo control. Todo va estar bien”. Pasó el tiempo y, pese a las denuncias de inacción de expertos y críticos del gobierno, Trump insistía en que el virus iba a “desaparecer” como si se tratara de un milagro. El 31 de marzo pasado EE.UU superó a China con más contagios de coronavirus confirmados. Pasó mucho tiempo para que los líderes políticos y los funcionarios a nivel federal se dieran cuenta de que el COVID-19 era un problema grave que tenían que gestionar.

Las declaraciones de Trump durante esta pandemia han generado confusión con su tendencia a minimizar el riesgo para el país y en numerosas ocasiones contradicen la información de otros miembros de su equipo y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En ese contexto, después de una conversación telefónica entre los presidentes Putin y Trump, Rusia envió a EE.UU el avión de carga más grande, Antonov-124 Rusian, con 60 toneladas de suministros médicos (máscaras y equipo). El avión llegó a Nueva York el primero de abril pasado. Ante la escasez de equipos médicos en EE.UU, Trump invocó la Ley de Producción de Defensa para obligar a las empresas a fabricar material médico en EE.UU.

Por otra parte, un buque hospital de la Armada de EE.UU., llegó a Nueva York el primero de abril a fin de ampliar la capacidad sanitaria de ese Estado. El buque, con mil camas y 12 quirófanos, atenderá a pacientes con otras condiciones para que los centros médicos de la metrópoli puedan enfocar sus esfuerzos en aquellos que han contraído el COVID-19. Este buque, el USNS Comfort, también fue despachado a Nueva York tras los ataques del 11 de septiembre del 2001.

En este entorno se levantó un hospital de campaña en el Central Park de Nueva York para albergar a contagiados del COVID-19; la estructura fue ubicada frente a la zona del East Harlem, tiene capacidad de dar tratamiento a más de 60 personas. El lugar fue elegido porque está ubicado enfrente de uno de los hospitales del grupo Mount Sinaí.

En este entorno de crisis por el COVID-19, el Senado de EE.UU aprobó por unanimidad el mayor paquete de estímulo fiscal de la historia moderna de ese país para tratar de contrarrestar los efectos de la pandemia que de hecho ya enfrenta un proceso recesivo. El paquete tiene un valor estimado de 2 billones de dólares, el 10.0 por ciento del PIB de EE.UU.

El plan “pondrá dinero en manos de los estadounidenses afectados por la crisis”, otorgará subvenciones a pequeñas empresas y cientos de miles de millones de dólares en préstamos para grandes corporaciones, incluidas las aerolíneas. El proyecto propone 130 mil millones de dólares para hospitales que necesitan urgentemente equipo de protección, camas de cuidados y ventiladores. El programa también incluye una partida de cerca de 250 mil millones que se reservarán para pagos directos a individuos y familias de 1 mil 200 dólares para quienes tengan un ingreso menor a 75 mil dólares anuales, y 150 mil en el caso de familias, más 500 dólares por menor de 17 años. Asimismo, se disponen de 350 mil millones en préstamos para pequeñas empresas y otros 250 mil millones para ampliar los beneficios para seguro de desempleo. Igualmente otorga 150 mil millones para apoyo a las autoridades estatales, y otros 100 mil millones para reforzar el sistema sanitario.

Uno de los elementos más disputados ha sido el fondo de 500 mil millones en préstamos para empresas en dificultades, como los sectores de las aerolíneas, el hotelero o el de los cruceros. La danza de los millones se justifica a la luz del tamaño de la crisis. Los economistas prevén que en el 2021 se recuperará gradualmente la economía. No obstante, los pronósticos están sujetos con alfileres, porque nadie puede predecir la evolución de la pandemia.

 


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