Enlace Judío México e Israel – La primera víctima del COVID-19 se registró en marzo pasado, fue un hombre de 88 años. Las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Salud de Israel publicadas al 12 de abril, confirman 11,145 personas infectadas, 103 fallecidos y 183 que están en estado grave.

A partir de marzo pasado el gobierno de Israel ha aplicado crecientes medidas a la movilidad de las personas y a las actividades productivas para mitigar los contagios de COVID-19. Sin embargo, el martes 7 de abril ante la proximidad de la Pascua judía (Pésaj), cuando tradicionalmente las personas en Israel se desplazan para celebrarla con sus familias, entraron en vigor severas medidas de restricción de movimientos para tratar de frenar la propagación de la pandemia. Las regulaciones de emergencia impusieron un confinamiento total de la población por varios días.

Así, el tránsito vehicular entre las localidades israelíes quedó prohibido desde las 19:00 p. m. de ese día hasta las 06:00 a. m. del viernes 10 de abril. El transporte público y los vuelos internacionales cesaron desde las 20:00 p. m. de ese martes, para reanudarse hasta el domingo 12 por la mañana. Los supermercados y puntos de venta de alimentos continuaron de manera regular, salvo en el lapso entre la tarde del miércoles y el amanecer del jueves pasado.

Las medidas iniciales para contener el COVID-19 en Israel se implementaron a partir del 11 de marzo pasado cuando el gobierno anunció que todas las personas que lleguen del exterior al país debían aislarse. Para los visitantes extranjeros se estableció que tendrían que demostrar que cuentan con un lugar adecuado para ponerse en cuarentena durante su estancia.

A partir del 17 de marzo, cuando la pandemia cobro ímpetu, la tecnología secreta de rastreo de móviles que utiliza el espionaje israelí comenzó a ser utilizada para supervisar los movimientos de las personas infectadas por el coronavirus. Al Shin Bet, la agencia de espionaje interior, vía un decreto de urgencia, se le asignó realizar el seguimiento, sin autorización oficial, de los pacientes con COVID-19.

En este ámbito, el Shin Bet envía la información recabada a la Policía y a las autoridades sanitarias para que establezcan las cuarentenas; la información no podrá ser utilizada para procesos penales. El gobierno aseguró que los datos personales de los móviles serán solo para afrontar la emergencia sanitaria y que se borrarían de los registros dentro de los 30 días cuando expire la vigencia de la vigilancia, que podría ser prolongada en función de la evolución de la pandemia.

En este contexto, la diputada laborista Merav Mijaeli afirmó “que no existía justificación legal para tomar medidas tan extremas, los ciudadanos no son terroristas”. Por su parte, el primer ministro Benjamín Netanyahu, expresó “que Israel es una democracia y tenemos que mantener el equilibrio entre los derechos civiles y las exigencias del Estado, estas herramientas de espionaje van a ser muy útiles para localizar a los enfermos y detener la propagación del virus”.

En general el gobierno de Israel empezó a aplicar estrictas medidas de contención frente a la expansión del COVID-19 a través del confinamiento de los ciudadanos. Todos los desplazamientos innecesarios fueron restringidos por el Ministerio de Salud. La Policía fue autorizada a multar con el equivalente a 1,200 euros a quienes incumplan la orden. La administración israelí cerró sus oficinas y el transporte público en horarios nocturnos fue suprimido en todo el país.

En este grave entorno del coronavirus, el Ministerio de Defensa de Israel y la empresa Inovytec a principios de abril reconvirtieron una instalación de uso militar para reproducir respiradores portátiles para hacer frente a la escasez de los mismos a la que ya se enfrenta. El Ministerio de Defensa en un comunicado indicó que Israel adquirirá o desarrollará capacidades independientes en todo lo relacionado con la pandemia del virus. No podemos seguir dependiendo de las adquisiciones de otros países, debemos desarrollar capacidades israelíes. Inovytec fabrica sistemas aéreos no tripulados, radares y satélites de comunicación, entre otros productos apoya al combate al COVID-19. Los ingenieros especiales y de misiles colaboran con Inovytec en el proyecto.

Igualmente, en las últimas semanas la industria aeronáutica de Israel puso a trabajar a sus laboratorios e ingenieros para buscar alternativas para combatir la pandemia. En este proceso desarrolló un prototipo de una máquina que utiliza luz violeta para matar virus y bacterias en las superficies de los hospitales. Este dispositivo permitirá a los centros médicos acelerar el proceso de esterilización de sus habitaciones y prepararlas para tratamientos de nuevos pacientes.

Paralelamente, Israel ha adquirido medicamentos y equipo médico en el exterior para fortalecer la lucha contra el COVID-19. Al final de marzo pasado trascendió que el Mossad, el servicio de inteligencia exterior, compró en diferentes países 10 millones de cubrebocas médicos para protección contra el coronavirus, varias decenas de respiradores, decenas de miles de equipos de prueba y 25,000 mascarillas quirúrgicas N95, que están diseñadas para protección contra el portador de partículas y líquidos del aire. También adquirió equipos de prueba y se estima que hay más de cuatro millones en camino. Los equipos se obtuvieron de países con los que Israel no tiene relaciones diplomáticas, aparentemente, países en el Golfo Pérsico, lo que podría ser la principal razón por la cual el Mossad encabezó las operaciones.

Asimismo, se estableció un puente aéreo de la aerolínea nacional El-Al integrada por 11 aviones de carga que llevaron de China a Israel equipo médico para combatir el coronavirus incluido máscaras y ventiladores. El primer avión aterrizó en Israel el 6 de abril pasado con 900,000 ventiladores, máscaras y medio millón de trajes de protección para equipos médicos y otros.

El 6 de abril un avión procedente de China cargado con ayuda médica aterrizó en Israel, en el que gran parte de su carga había sido donada por turistas chinos que habían visitado el país y exalumnos chinos de intercambio que estudiaron en Israel. Cabe destacar que en China no existe antisemitismo, el sentimiento de solidaridad de China a Israel se vio reforzado por el hecho de que China recibió ayuda de Israel cuando la crisis del coronavirus estaba en apogeo en ese país.

En este contexto, a pesar de las tensiones que han existido entre Israel y Turquía, esta última está suministrando a Israel equipo médico: máscaras faciales, trajes protectores y guantes estériles. Al final de cuentas se trata de una operación comercial. Se espera que en breve Turquía envíe equipos similares a los territorios palestinos. Israel también ha importado de varios países medicamentos y materias primas vinculadas a la contención del COVID-19, entre otros destacan India y Corea del Sur.   

En el complejo entorno del COVID-19 es de destacar que las comunidades judías ultraortodoxas han sido las más afectadas por la pandemia tanto en Israel como en el resto del mundo (especialmente la de Nueva York) en virtud de que “su estilo de vida ha sido tradicionalmente aislada y con gran énfasis en la vida comunitaria que han creado un ambiente para la propagación del virus”. Sobresale que las familias ortodoxas tienen una alta tasa de fertilidad y muchas de ellas viven en espacios muy reducidos. En las comunidades de judíos ultraortodoxos de Israel se detectó la mitad de los casos hospitalizados de COVID-19. En los últimos días la Policía ha irrumpido en varias sinagogas en las que se habían organizado rezos infringiendo las reglas en vigor.

La población en barrios ultraortodoxos ha generado gran inquietud porque el potencial de difusión del COVID-19 es muy elevado. En la ciudad de Bnei Brak de 200 mil habitantes aledaña a Tel Aviv, la mayoría ultraortodoxos, representa la segunda ciudad de Israel con más contagios, luego de Jerusalén. Al inicio de abril, Bnei Brak se declaró como “zona restringida”.

La Policía y el Ejército han establecido 60 puestos de control para impedir desplazamientos de la población. Según el Ministerio de Salud, el 38% de sus habitantes estarían afectados por el COVID-19. Se restringe la entrada y salida de personas con el fin de mantener la salud pública, solo residentes de la localidad, la Policía, personal de emergencia, proveedores de bienes básicos o periodistas pueden tener permiso de ingreso. La vigencia de la restricción que inicialmente fue de 7 días con posibilidad de extenderse 5 días más, a un total de 21 días.

Se tiene previsto que se designen como zonas restringidas otras ciudades como El’ad, Beitar Illit y Ramat Shlomo. En Jerusalén están cerrados varios barrios para evitar cualquier salida. Una Jerusalén confinada ha enfrentado las fiestas religiosas de la Pascua judía, las celebraciones de Semana Santa y dentro de poco el Ramadán de los musulmanes con grandes pérdidas económicas; en virtud de que su celebración en tiempos normales atrae a miles de personas de las tres religiones.

De acuerdo a el Instituto Nacional de Seguros el 12 de abril depositó un pago único para cada familia en las cuentas bancarias de los israelíes afectadas por el COVID-19, alrededor de 559 dólares. Se estima que la ayuda se canalizó a 1.2 millones de familias, con 2.8 niños menores de 18 años. Se prevé que en breve se otorgarán ayudas similares para ancianos y personas con discapacidad.

Ante la pandemia del COVID-19 el Comité de Finanzas de la Knéset presentó un plan de ayuda económica para financiar el combate a la misma. Los impactos económicos por el coronavirus han sido muy relevantes. El desempleo registra un elevado aumento, hasta el 8 de abril con una tasa de 25%.

La expectativa de la evolución del COVID-19 es incierta para el mundo. Los principales gobiernos consideran que a partir de mayo próximo se abatirán los elevados niveles que alcanza la pandemia, lo cierto es que esto podría ser solo una conjetura.

 


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