Enlace Judío México e Israel – Este lunes 25 de mayo, el rabino Abraham Tobal, de la Comunidad Monte Sinaí, ofreció una emotiva conferencia virtual, que Enlace Judío transmitió vía Facebook Live, para pedirle a Dios “que acabe con esta pandemia”.

Tras saludar a los “asistentes”, el rabino Tobal, visiblemente emocionado, dijo que tenía un sentimiento muy especial cuando miraba las butacas del templo totalmente vacías. Así, frente al vacío, pero conectado a la distancia gracias a la tecnología, con su feligresía, el rabino habló extensamente sobre cómo y por qué rezar en estos días de zozobra para que Dios nos ayude a salir de la crisis sanitaria en que nos encontramos.

“La verdad es que siempre tenemos que confiar en Dios, que él sabe por qué son las cosas, nosotros tenemos que hacer solamente nuestra parte”, dijo. Tenemos que tomar en cuenta que nuestra parte es cuidarnos, tomar las medidas de precaución que tenemos obligación moral de seguir, añadió, y apeló al sentido de responsabilidad de la gente. “No podemos bajar la guardia”, pues la salud de otros está en nuestras manos.

Luego citó a la Torá. “Dios nos dice, está escrito, que hay tres cosas que tienen (la) fuerza de quitar todos los decretos malos.” Antes de enumerarlas, aclaró que estas se deben hacer incondicionalmente, sin esperar resultados instantáneos.

Teshuvá, Tefilá y Tzedaká. Como lo hacemos en Yom Kipur, la Teshuvá implica “una reflexión de querer superarme, por una parte.” La Tefilá es el rezo, pero no un rezo mecánico, advirtió, sino “de verdad, de corazón, pedirle a Dios. Y, por otra parte, la Tzedaká. Abrir nuestros corazones y más cuando hay una necesidad como hay ahorita, y de verdad, ayudar al necesitado, dar esa caridad, que esa es nuestra esencia, del pueblo de Israel.”

Esas tres cosas, dijo citando a la Torá, “quitan lo malo de los decretos. De las cosas malas que vienen con un decreto fuerte, como enfermedades y muertes. Hacer esas tres cosas tiene ese poder real. No mágico ni de amuletos, sino de verdad tiene ese poder”, aseguró.

Teshuvá

“Nadie puede, de la noche a la mañana, cambiar sus hábitos”, reconoció Tobal. No es realista pensar que mañana “voy a ser otra persona. Pero algo podemos hacer.” Y deberíamos hacerlo no solo para que Dios nos libre de la pandemia, “también por nuestra superación personal.”

Esta situación, la pandemia, nos hace ver el mundo diferente, recalcó. “¿Por qué no meditar, reflexionar acerca del sentido de nuestra vida y aunque sea dar un paso de Teshuvá?”

Sugirió que tomemos un compromiso práctico y ofreció una sugerencia “que está en manos de todos nosotros”. Ahora que estamos en nuestras casas y tenemos más tiempo y las facilidades para estudiar cualquier cosa, Tobal llamó a mostrar un compromiso de acercamiento a Dios. “Media hora al día, dedicarlo al estudio de la Torá.”

También sugirió que, ahora que convivimos demasiado tiempo con la pareja y los hijos, dedicar una hora al día de no enojarse por nada del mundo. Las esposas se pueden aprovechar, bromeó.

Tefilá

“Rezo no quiere decir leer un texto en hebreo sin entenderlo”, aclaró. Sino “de verdad confiar en Dios,” comunicarse como un hijo que le suplica a su madre o a su padre porque necesita su ayuda. Con ese sentimiento que parte del reconocimiento de estar en manos de un ser superior, así y entendiendo lo que decimos, recomienda realizar la Tefilá, el rezo.

Tzedaká

“La Tzedaká tiene tanta fuerza porque el valor de la caridad, de ayudar al otro, de desprenderse de su dinero, de lo que uno se esforzó en ganar, para ayudar al prógimo, eso es emular a Dios.”

Dios, dijo, nos lo da todo y no necesita nada de nosotros. “Cuando uno da realmente de corazón, por hacer el bien, por compartir, por amar al prójimo, por ayudarlo, es doblegar un instinto natural” que nos pide no desprendernos de lo nuestro.

Cuando logramos vencer ese instinto y brindarnos a los otros sin condición, eso “nos protege de cualquier mal”, dijo Tobal. Pero en esta pandemia, dijo, cuando las consecuencias económicas de la paralización del mundo nos afecta a todos, hacerlo, comprometerse a ayudar mensualmente a las familias necesitadas, o hacer simplemente lo que esté en nuestro alcance, tiene un valor muy poderoso.

Luego citó ·”a un gran sabio: La superación espiritual de la persona es el bienestar material del otro.”

El rezo

Luego de tomar a la Torá en brazos, de besarla y pedirle, visiblemente conmovido, que el rezo ofrecido llegue a los cielos, el rabino Tobal pidió a los participantes en este evento remoto, que repitieran desde sus casas el rezo que escribió en español para esta ocasión, muy cerca de Shavuot:

Hashem, Dios de la bondad y la misericordia, sea Tu voluntad que en estos momentos de aflicción, de incertidumbre, de preocupación, nos protejas, a todos los seres humanos de todos los rincones de la tierra; a todo el pueblo de Israel y a todos nuestros semejantes aquí en México. Dios nuestro y de nuestros padres, nosotros, tus hijos, desde lo más profundo de nuestros corazones, te suplicamos que te apiades de todos nosotros, de nuestros hijos y nietos, de nuestros ancianos y de nuestros enfermos. Manda pronto la salvación y la redención a todas Tus criaturas. Muéstranos una señal de paz y curación. Ayúdanos a superarnos espiritualmente y danos sabiduría para actuar correctamente, contigo, con nuestros semejantes y con nosotros mismos. Protege a los que procuran el bienestar de toda la humanidad. Guía e ilumina a la comunidad científica a que encuentre muy pronto una vacuna y un tratamiento efectivo para parar esta pandemia. A todos los enfermos, mándales pronto la curación y la recuperación total, y protege a los sanos para que este virus no les afecte. Ayúdanos también en cuanto al bienestar económico. Mándanos parnasá tová y abundancia, y que la economía se active nuevamente en el país. Hashem, creador del universo, te pedimos que estés con nosotros en todo momento y nos bendigas como siempre lo has hecho, para que logremos estar alegres, en tranquilidad y en paz, y que pronto, muy pronto, podamos rencontrarnos nuevamente abuelos con los nietos, familias unidas, templos llenos, eventos llenos de alegrías y solo cosas buenas para toda nuestra comunidad, para todo el pueblo de Israel y para toda la humanidad. Amén.

 

Luego, el rabino Abraham Tobal hizo sonar el shofar, cuyo eco resonó entre las paredes de la habitación vacía.

 

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