Enlace Judío México e Israel – En una lucha permanente, los judíos de Chile se enfrentan contra las organizaciones palestinas que intentan imponer leyes de boicot contra Israel. El presidente de los chilenos que residen en Israel, Gabriel Colodro, nos cuenta los antecedentes de esta situación y el panorama actual que se vive en el país sudamericano. 

 

El problema que enfrenta la comunidad judía de Chile no es tanto que sea una minoría muy pequeña en comparación con los palestinos (18,000 contra 400,000), la mayoría de los cuales “son gente normal (…), no tienen algo contra los judíos o contra Israel”, sino que están representados por organizaciones que, por el contrario, sí muestran una actitud beligerante.

Estas organizaciones “tienen una visión del conflicto muy, muy extrema. Al nivel de no reconocer la legitimidad del Estado de Israel, la existencia de Israel misma”, dice en exclusiva para Enlace Judío Gabriel Colodro, presidente de la Comunidad Chilena de Israel.

Se trata de grupos bien organizados y con apoyo político, asegura Colodro, quien enfatiza que es normal que una persona pueda estar en desacuerdo con ciertas políticas específicas o con las ideas sionistas en general, pero lamenta que los liderazgos palestinos de Chile justifiquen y hasta celebren actos terroristas y que consideren a Hamás una organización humanitaria.

A diferencia de otras poblaciones palestinas en el mundo, la chilena está formada principalmente por católicos, dice Colodro. Muchos de ellos no tienen más que un abuelo o un bisabuelo palestino y no tienen en el árabe una lengua común tampoco. En opinión del líder comunitario, estos grupos buscan integrar su identidad asumiendo una postura política: la condena a Israel.

“La emigración palestina en Chile comenzó antes de 1920. De hecho, durante la Primera Guerra Mundial, cuando el ejército otomano buscaba” reclutas, y el territorio que cursaba la transición hacia el mandato británico, muchos palestinos migraron a Sudamérica en busca de mayor estabilidad. Los padres de familia se establecían y, como eran bien recibidos, mandaban por el resto de los suyos para afincarse en el país.

Según Colodro, el número siguió aumentando conforme las sucesivas guerras propiciaban nuevas olas migratorias. Los palestinos llegaron a ser entre 300 y 400,000, número “inexacto porque no existe un censo que te pregunte si eres descendiente palestino o no.” El censo de población ya no pregunta siquiera la religión que profesa la gente, menos su origen. Según Colodro, la Federación Palestina de Chile calcula que en ese país viven entre 400 y 500,000 descendientes de palestinos.

En la prensa o las redes sociales chilenas, dice Colodro, los discursos antisemitas provienen muchas veces de personas sin vínculo alguno con el pueblo palestino pero que ha sido convencida por el discurso de odio de la Federación Palestina de Chile. Se trata de “un proceso de propaganda fuertísimo y muy caro también, que se viene fraguando desde antes de la guerra del 2014.

En aquel año, miles de personas marcharon en las calles de las ciudades chilenas para protestar contra Israel. Azuzada por propaganda que muchas veces recurría a imágenes descontextualizada, la gente mostró un apoyo a la causa palestina pocas veces visto en América Latina. En 2018, recuerda Colodro, podía verse carteleras y anuncios espectaculares cuyo costo se calculó en medio millón de dólares para un mes de publicidad.

El origen de ese dinero “es muy difícil saberlo”, dice Colodro, “pero de que se invirtió el dinero, se invirtió. Hubo una agencia de publicidad contratada” y anuncios espectaculares en todos lados. Todos estos esfuerzos, asegura el federativo, tienen un objetivo y avanzan en esa dirección: conseguir representatividad parlamentaria con fines políticos.

Propaganda efectiva

La Autoridad Palestina se vale, en opinión de Colodro, de una estrategia de manipulación para conseguir apoyo internacional, y recuerda el caso de un grupo de parlamentarios chilenos que, invitados a Hebrón por la Autoridad Palestina, fue conducido hacia un control militar israelí sin que este tuviera conocimiento. “Cuando se acercan los soldados empiezan a correr las cámaras y el titular dice ‘Israel expulsa parlamentarios chilenos de Hebrón’.”

El grupo de parlamentarios volvió a Chile con una carta de 95 páginas donde registra sus actividades y un pliego de peticiones que incluían algunas muy cercanas a la agenda del movimiento BDS.

Cuatro de ellas se presentaron ante el Congreso como un proyecto de acuerdo, en 2018: “revisar todos los acuerdos firmados entre Chile e Israel y que sean acordes a las líneas del 67; dos, que todo acuerdo futuro sea firmado acorde a la línea de 67; tres, emitir lineamientos a inversionistas y a turistas que quieran visitar Israel desde Chile, de que van a visitar un país que viola los derechos humanos; y cuatro, buscar formas de evitar la importación de productos manufacturados fuera de las líneas del 67.”

El acuerdo se aprobó con 90 votos a favor y solo siete en contra.

Los gobiernos de Chile, tanto de derecha como de izquierda, han observado una neutralidad diplomática que se basa en el principio de que los conflictos extranjeros “los tienen que resolver las partes”. Por eso, el reconocimiento del Estado Palestino por parte de Chile no incluye la delimitación de sus fronteras. “Las fronteras entre Israel y Palestina las tienen que definir Israel y la Autoridad Palestina”, dice Colodro.

Pero la causa palestina no se detiene y actualmente hay en el Congreso chileno un proyecto de acuerdo para que Chile determine que la frontera entre Israel y Palestina debe considerar las que existían en 1967, asunto por demás difícil si se considera la dinámica demográfica de la zona, además de los asuntos geopolíticos que han incidido en la variación de las fronteras.

“Es como esto se va armando, digamos, y va tomando forma para llegar a lo que ellos llaman un proyecto de ley que está redactado, un proyecto de Ley BDS. A ese nivel están jugando hoy día. Tenemos un proyecto de ley redactado, tenemos un grupo parlamentario… hay que entender que en el Congreso chileno son 150 diputados, de los cuales, si no me equivoco, 102 son miembros del Comité Interparlamentario Chileno Palestino.”

Recientemente, ante las declaraciones que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu ha hecho a la prensa, sobre sus intenciones de anexar territorios poblados por judíos en Cisjordania, 66 diputados chilenos firmaron una carta dirigida al Ministerio de Relaciones Exteriores para pedir que condene abiertamente la iniciativa.

Según Colodro, quien sin embargo admite que el hecho de vivir en Israel no le permite tener un conocimiento cabal de la situación en Chile, los esfuerzos propagandísticos pro-palestinos han incidido en la generación de un ambiente en el que los judíos no se sienten muy cómodos. En periodos álgidos ha habido pintas en colegios e instituciones judías, e incluso algunas agresiones o amenazas de agresiones físicas contra judíos en las calles.

La respuesta de la comunidad judía de Chile ha debido ser puntual y enérgica. Fue el caso de la reacción a la propuesta de ley BDS presentada en 2018 por Omar Sabat, alcalde de la municipalidad de Valdivia, en el centro de Chile. “Tanto nosotros, desde acá (Israel) como la comunidad judía allá hicimos el trabajo legal que era necesario hacer, presentamos la denuncia pertinente a la Contraloría General de la República de Chile”, institución que determinó que la ley era ilegal.

Se trató de un hito, pues sentó precedente jurídico para impedir que otras municipalidades chilenas adopten leyes similares.

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