EVA BERENSTEIN

Por lo general no recuerdo mis sueños, pero esto creo fue ayer.

Abro mis ojos y como siempre en estos tiempos de calor, están resecos, me pongo las gotas para aliviar la molestia. Salgo corriendo para no llegar tarde a mi trabajo, bajo las escaleras y salgo.

Todo era desolador, no había gente en las calles, comercios cerrados, restaurantes apenas con un solo comensal. Y tampoco tráfico, eso creo era lo más raro de todo. Esta ciudad  de México ¿sin coches? Creo que lo estoy soñando, sigo caminando.

De pronto oigo: NO SALGA DE SU CASA, PELIGRO INMINENTE DE CONTAGIO DE UN VIRUS MORTAL

Me pareció que salía de unas bocinas colgadas en las desiertas calles ¿Donde más podría oír esto? Continúo y alcanzo a ver recortes pegados en los vacíos postes de luz diciendo lo mismo. Supongo sería por si alguna persona con deficiencia auditiva caminara por la calles y no pudiera oír la advertencia.

Me siento confundida y decido regresar a la casa, me parece que es ahí donde debo estar. Enciendo la TV, TODA ELLA HABLA SOBRE LO MISMO, de la terrible situación que están viviendo los contagiados, cuántos de ellos se salvan, cuantos mueren… en fin terribles historias… Me quedo dormida con el televisor encendido. Despierto o eso creo, o nunca dormí.

No hay peor pesadilla que la realidad.

 

*La autora es parte de Na’amat México


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