Enlace Judío México e Israel –  Aunque la máxima Menos es más nació para inspirar la corriente minimalista en el mundo del diseño y arquitectura a principios del siglo XX y dictó las bases de la estética contemporánea, en tiempos de confinamiento y ante la amenaza de una “nueva normalidad”, confusa y opaca, es oportuno recordarla.

Después de casi cuatro meses de recibir diariamente noticias fúnebres y desalentadoras acerca de la pandemia, muchos hemos descubierto que reducir el núcleo social y permanecer en casa no ha resultado tan desagradable como lo hubiésemos imaginado.  Cada uno, en soledad o en familia, imprime nuevos contenidos a sus días, ya sea con trabajo de oficina o con el desarrollo de actividades para las que anteriormente no había tiempo.

La tecnología, imprescindible para afrontar el aislamiento, gran ausente durante la pandemia de la gripa española hace 100 años, ha impuesto su hegemonía mediante la implementación de nuevos sistemas de comunicación que acortan las distancias y aminoran un poco, sólo un poco, la falta de compañía.

Las redes y los whatsapps, inundados por un abanico extenso de manifestaciones de toda índole, hacen gala del ingenio y creatividad de los mexicanos.  Entre una miríada de ocurrentes memes y videos, encontré algunas grabaciones con monólogos y diálogos fascinantes en ladino. Quienes pertenecemos a la Comunidad Sefaradí sabemos que el ladino o judeoespañol era la lengua que hablaban los sefardíes, descendientes de los judíos que fueron expulsados por los Reyes Católicos en 1492.   Decenas de miles fueron obligados a abandonar el país que los había acogido por quince siglos y se llevaron consigo la lengua allá donde fueron.

Nuestros ancestros en Turquía, en Grecia y en los Países Balcánicos se comunicaban en este idioma maravilloso, actualmente en peligro de extinción, que por fortuna llegó a México con nuestros abuelos. ¿Cuántos de nosotros, de nuestra generación, no se han sorprendido al constatar que lo entienden perfectamente?

Escucharlo nos remite a nuestras raíces, es parte integral de nuestra historia y nuestra cultura, nos transporta y hermana.   Por esa razón, la nueva campaña lanzada por la Fundación Sefaradí con la leyenda “¡¡¡Si estás espashando…, dónalo!!!, ¡Los muestros te lo agradecerán!” ha sido acogida con éxito.   Los muestros somos todos nosotros, los que nos emocionamos y sonreímos con orgullosa complicidad.

Regreso a los días de confinamiento en los que todo cuanto nos rodea se encuentra en pausa.  La ropa languidece en los vestidores, los zapatos y las botas se miran alicaídas, las vajillas y los cubiertos aburridos descansan en sus estantes.  Oteamos todo lo que hemos coleccionado por años y nos preguntamos, avergonzados, por qué acumulamos tanto, para qué, con qué fin.  Una lección, tal vez la más importante, heredada debido al distanciamiento social, ha sido mostrarnos que se puede vivir muy bien con poco, siempre y cuando se mantenga balanceado y alimentado nuestro mundo interno.

Reivindico y aplico la frase Menos es más a la inédita experiencia auspiciada por Covid-19.   Limpiar y escombrar son sinónimos de espashar.  Llevar a cabo esas tareas en estos tiempos es obligado. ¿De cuántas cosas podríamos desprendernos sin siquiera echarlas de menos?  Resulta fácil y cómodo vestir con sencillez, el aislamiento nos ha conminado a enriquecer nuestros días con valores y faenas sustanciosas, no materiales.  Hoy, más que nunca, Menos es más debe regir nuestras vidas.

La Fundación Sefaradí a través de El Oliviko, hermoso nombre en ladino del establecimiento que pone a la venta algunos de los artículos que sus socios generosamente le hacen llegar, recauda fondos para continuar su labor humanitaria dirigida hacia los hermanos en desventaja cuya situación se ha recrudecido con la pandemia.

Cuando se piensa en el otro, se espasha con alegría.  Dar a los demás nos engrandece frente a nuestros ojos y frente al mundo.  Veamos la cuarentena como una oportunidad para elevar nuestra conciencia y ofrezcamos a la humanidad toda, la mejor versión de nosotros mismos.


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