Enlace Judío México e Israel – Un día como hoy, 6 de julio pero de 1348, el papa Clemente VI emite una bula papal para proteger a los judíos durante la peste negra.

Clemente VI reinó durante la Peste Negra, emitió dos bulas papales en 1348 que condenaron la violencia, donde decía que los que culpaban de la plaga a los judíos habían sido “seducidos por ese mentiroso, el Diablo”.

Instó al clero de la época a tomar medidas para proteger a los judíos, pero las órdenes parecieron tener poco efecto, y la destrucción de comunidades judías enteras continuó hasta 1349.

En 1348 el Papa Clemente VI, viendo el sesgo que tomaba la situación en contra del pueblo judío, publicó una bula prohibiendo la matanza, el saqueo o la conversión forzosa de los judíos sin juicio previo, lo cual frenó los ataques en Avignon y en los estados papales, pero no en el norte.

Las autoridades, en la mayoría de los casos, intentaron proteger a los judíos al principio, pero acabaron sucumbiendo a la presión popular.

En Saboya, donde se celebraron los primeros juicios formales en septiembre de 1348, se confiscó la propiedad de los judíos mientras estos permanecían en prisión esperando que se probasen las acusaciones que contra ellos se levantaron.

Existía la teoría popular de que había una conspiración judía internacional con base en Toledo, de donde partían emisarios que llevaban el veneno escondido en pequeñas bolsas, así como instrucciones rabínicas sobre la forma de envenenar pozos y manantiales.

Los judíos fueron encontrados culpables; once de ellos fueron quemados vivos y el resto de la comunidad judía tuvo que pagar un impuesto de ciento sesenta florines al mes durante seis años para seguir residiendo en la ciudad.

La pandemia de la peste negra acabó con por lo menos un tercio de la población total desde la India hasta Islandia, de acuerdo a Jean Froissart, famoso cronista de la época, quién tomó esa cifra del Apocalipsis de San Juan.

Un tercio de la población de Europa en aquella época equivaldría a unos veinte millones de personas. En realidad es imposible saber el número de víctimas con exactitud, porque en este tema los cronistas de la época no son de fiar y hay que recurrir a otras fuentes, como recaudaciones de impuestos, censos o los escasos documentos que se conservan de las iglesias en los que se recogen nacimientos y defunciones.

Con información de VallenaJerilla.

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