Enlace judío México e Israel: – La historia de un entrañable y carismático icono de todas las niñas de Jerusalén antes de la Segunda Guerra Mundial.

Charlotte von Rothschild, hija de la rama napolitana de la banca Rothschild, casó con su primo, el barón Lionel de Rothschild, de la rama inglesa de la dinastía;  fue  el primer judío en ser miembro de la Cámara de los Comúnes.  El matrimonio tuvo cinco hijos -tres hijos y dos hijas. Las hijas,  que fueron las primeras en nacer, fueron Leonora y Evelina. Esta última, nacida el 25 de agosto de 1839, se casó con otro primo, esta vez de la rama austro-húngara de la familia. Evelina, con tan sólo 27 años, murió en el transcurso de un aborto. En su memoria, su esposo ordenó construir un hospital infantil en un barrio pobre de Londres. Su padre decidió hacerse cargo de los gastos de una escuela para niñas que se había construido en Jerusalén en 1854, y que a partir de ahora se llamaría Escuela de Evelina de Rothschild.

 Las condiciones de vida de la Ciudad Vieja de Jerusalén a mitad del siglo XIX -en pleno mandato otomano- dejaban mucho que desear (hacinamiento, epidemias, pobreza) A eso, había que añadirle cierto grado de analfabetismo funcional entre las mujeres, que tenían prohibido el estudio en las yeshivot, el único medio entonces para acceder a la alfabetización. Y en este marco, en 1854, el rabino Albert Cohen, con el apoyo financiero de James  de Rothschild, de la rama francesea de la familia,  crearon la escuela para chicas en el barrio judío de  Jerusalén. Concretamente,  junto al hospital que también habían construido los Rothschild. De hecho, el colegio dependía del hospital mismo, aunque sus directores particulares eran el Dr. London y el Sr. Swarz. Pero de facto la institución era dirigida por sus esposas.

 Puesto que en aquel entonces la población judía de Jerusalén era mayoritariamente sefardí, las alumnas del colegio -unas 230 en su mejor momento- eran sefardíes.

En 1884, para la época en que sir Moses Montefiore sacó fuera de las murallas a los primeros judíos que vivirían extramuros, el colegio también cambia de sede y se ubica en la esquina de la calla Shivtei Israel con Neviim, en un magnífico edificio de estilo neoclásico que había sido residencia privada del banquero suizo Johanes Frutiger, delegado del banco otomano en Jerusalén. Enfermo de Alzheimer y con un imperio otomano agotado y negligente, el banco quebró , la casa pasó a propiedad del Patriarcado Latino de Jerusalén, y el edificio, alquilado por una asociación británica, pasó a ser el colegio de señoritas de Evelina de Rothschild. Su directora, la señorita Hanna Judith Landau, más conocida como Miss Landau. Y el colegio, de forma popular, fue conocido como el Colegio de Miss Landau.

Nacida en Londres en 1873, Miss Landau tenía 17 hermanos. Cinco de la primera esposa del padre y doce de la segunda. Todos ellos recibieron la misma educación, pero como en Londres no había colegio judío para niñas, la enviaron a estudiar a uno en Frankfurt. Luego ultimó estudios superiores en el seminario para maestras y recibió su capacitación para la docencia en 1892. Poco después, en 1899, decidió radicarse en Jerusalén. Su primer trabajo fue como profesora de inglés, pero al año fue designada como directora del colegio de Evelina de Rothschild. El colegio había mejorado mucho con la dirección de su antecesora, Fortuna Bechar, pero con los métodos modernos de Miss Landau las cosas aún iban a mejorar más. Y después de convencer a los rabinos de que el estudio de las niñas no implicaba asimilación alguna, sino mejora en la calidad de vida de las propias niñas, el colegio pasó a tener miles de alumnas.

La joven y dinámica Miss Landau , además, convirtió su casa en un salón de sociedad de la época, en el que recalaban altos cargos, cristianos y musulmanes, como cónsules, artistas extranjeros de viaje por Oriente Medio, etc.  Miss Landau, que nunca se casó y tenía mucho tiempo,  también se involucró en participar e incluso presidir varias asociaciones de beneficencia.

 Pero de pronto, estalló la Primera Guerra Mundial y ella era súbdita del Reino Unido, por lo cual las autoridades otomanas la deportaron a Alejandría, Egipto. No obstante, antes de la deportación, participó en organizaciones de resistencia antes los decretos del pachá (que deportó a muchos judíos por ejemplo a Damasco) e incluso se ofreció como voluntaria para trabajar al lado de la Media Luna Roja sanando a los soldados turcos. Pero no dejaba de ser una inglesa y fue deportada.  Estuvo en Alejandría hasta 192O, cuando ya no existía el Imperio Otomano y en Eretz Israel comenzó la etapa del Mandato Británico, con el cual obviamente era para ella todo más fácil y familiar.

 

Miss Landau falleció en Jerusalén en enero de 1945, sin llegar a ver el fin de la Segunda Guerra Mundial. Y sin  ver la fundación burocrática del estado de Israel. Tampoco vio la nueva sede de “su” colegio: debido a la proximidad con la frontera jordana tras la Guerra de Independencia -peligroso para las niñas- el colegio pasó a ser residencia oficial de Zalman Shazar, el primer ministro de educación del recién creado estado israelí. Desde ese momento y hasta hoy, el edificio -renovado integralmente en 1992-  es la sede del ministerio de educación israelí: un colegio donde las niñas pobres recibían enseñanza gratuita, uniforme gratuito, incluyendo zapatos, además de un comedor gratuito que era capaz de servir carne dos veces a la semana, pagado casi todo -900 libras esterlinas, por los Rothschild, y el resto, 200 libras, por la asociación inglesa Agudat Ajím (que Miss Landau presidía en Jerusalén)

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