Enlace Judío México e Israel –  Desde el 2017, en todo el mundo hemos visto a miles de mujeres alzar la voz ante el acoso y la violencia sexual. Israel no es la excepción: escritores conocidos como Ari Shavit, autor de Mi tierra prometida, o figuras públicas como Moshe Katsav, octavo presidente de Israel, han sido de los muchos nombres reconocidos que han sido acusados de abuso sexual. 

En ese contexto, ha habido incontables marchas feministas en los últimos tres años, que han obligado a la sociedad israelí a reflexionar sobre la disparidad de género, la violencia sexual y el papel de las mujeres en todas las esferas del país.

A pesar de que Israel sea uno de los países más avanzados en cuanto a igualdad de género, la disparidad de oportunidades y falta de representación femenina persisten. Por ejemplo, una mujer con el mismo trabajo y grado académico que un hombre gana 21.6% menos que éste. Asimismo, tan sólo el 23% de los asientos de la Knéset son ocupados por mujeres.

La disparidad es más pronunciada en comunidades marginadas y minoritarias: el 81% de las mujeres judías seculares tiene un empleo contrastado con 41% de las mujeres árabes. En cuanto a mujeres de la comunidad ultraortodoxa, el 76% están empleadas, pero ganan 39% menos que las seculares por los mismos trabajos.

Además de la disparidad laboral y de ingresos, existe un problema de violencia física. La WIZO (Organización Sionista Internacional de Mujeres) reporta que en Israel, la policía abre 60 casos de violencia doméstica cada día. Igualmente, en los últimos 14 años más de 160 mujeres han sido víctimas de feminicidio, incluyendo 13 en 2019 y 24 en 2018.

El 4 de diciembre de 2018, miles de mujeres participaron en una huelga laboral para protestar dicha situación, que fue principalmente incitada por dos casos: el de Silvana Tsegai, de doce años, quien fue violada y asesinada en su casa de Tel Aviv, y el de Yara Ayoub, de 16 años, quien fue encontrada muerta en Jish, al norte de Israel, después de estar desaparecida por días. La huelga cruzó todas las divisiones nacionales del país, pues participaron comunidades árabes musulmanes y cristianas, judías seculares y ultraortodoxas e inmigrantes tanto filipinas como africanas, demostrando que la violencia de género les afecta a todas.

El 23 de agosto del presente año, hubo otra huelga. Esta vez, se protestó la violación masiva a una niña de 16 años por parte de treinta personas en el Hotel Red Sea de Eilat. Este caso dio pie a la campaña Yoter miShloshim, traducido como “más de treinta”, haciendo referencia a que, en Israel, los violadores son muchos más de los que estupraron a la niña. La campaña, que tiene como objetivo denunciar a violadores o acosadores, ya ha recogido más de mil testimonios

Orit Sulitzeanu, la presidenta de la Asociación de los Centros de Crisis por Violaciones, quiere que la sociedad se dé cuenta de la gravedad del problema de los feminicidios en Israel, y que el gobierno los tome con más seriedad: “Si las mujeres fueran asesinadas en un ataque terrorista, el gobierno estaría condenando sus muertes por todo el mundo. Pero a pesar de que 24 mujeres han sido asesinadas en lo que va de año, la violencia contra nosotras no se considera terror” dijo.

Por ello, junto con otras organizaciones, pintaron las fuentes de Tel Aviv, Haifa y Jerusalén de rojo el día de la huelga de 2018, simbolizando la sangre de las mujeres. En 2020, con el mismo objetivo de concientizar sobre la violencia de género, nació el grupo feminista HaStikeriot, que coloca carteles en la calle denunciando la cultura de la violación, incomodando a la gente y provocando que reflexione.

Gracias a las imágenes de HaStikeriot, que aparecieron en periódicos internacionales, me enteré del caso de violación en el Hotel Red Sea y de la lucha en contra de la violencia y disparidad de género en Israel. Por ello, yo se las comparto a ustedes. Para honrar la memoria de las víctimas. Para poder luchar contra el sistema patriarcal que perpetúa esa violencia, tanto en Israel como en México y el resto del mundo. Es importante concientizarnos. 

 


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