Enlace Judío México e Israel – En el antiguo Israel se tocaba el Shofar para anunciar la coronación de un nuevo Rey. Asimismo, cuando escuchamos el Shofar en Rosh haShaná debemos decirnos a nosotros mismos que HaShem es nuestro Rey, que nosotros somos Sus súbditos, que aceptamos Su reinado y nos comprometemos a obedecerlo.

En Rosh haShaná recordamos la primera vez que declaramos a HaShem como nuestro Rey.

Dios nos liberó de Egipto, donde éramos súbditos del Faraón. Cuando abandonamos Egipto, cruzamos el mar y finalmente obtuvimos nuestra libertad declaramos espontáneamente “ ה‘ ימלוך לעולם ועד” , [de ahora en adelante…] “HaShem será nuestro Rey, para siempre” (Exodo 5:18). Esta declaración fue formalizada cuando aceptamos el pacto que Dios estableció con nosotros en el monte Sinaí.

En ese momento, cuando Dios se reveló a nuestro pueblo y nos dio Sus mandamientos, se escuchó el Shofar que anunciaba este pacto:
16 Y aconteció que al tercer día, por la mañana, hubo truenos y relámpagos, y una espesa nube sobre el monte, y un sonido de Shofar muy fuerte, y todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció.… 19 Y el sonido del Shofar se escuchaba más y más fuerte, mientras Moisés hablaba, y Dios le respondía con una voz ” .

En Rosh haShaná, al escuchar el Shofar, “recreamos” ese momento glorioso, cuando aceptamos recibir la Torá y “coronamos” a Dios como nuestro rey y Soberano, mientras escuchábamos el Shofar.

Esta importantísima idea está expresada explícitamente en la oración de Musaf, en la bendición conocida como «Shofarot»:

אַתָּה נִגְלֵיתָ בַּעֲנַן כְּבוֹדֶךָ עַל עַם קָדְשְׁךָ לְדַבֵּר עִמָּם מִן הַשָּׁמַיִם הִשְׁמַעְתָּם קוֹלֶךָ וְנִגְלֵיתָ עֲלֵיהֶם בְּעַרְפְּלֵי טֹהַר גַּם הָעוֹלָם כֻּלּוֹ חָל מִפָּנֶיךָ וּבְרִיּוֹת בְּרֵאשִׁית חָרְדוּ מִמֶּךָּ בְּהִגָּלוֹתְךָ מַלְכֵּנוּ עַל הַר סִינַי לְלַמֵּד לְעַמְּךָ תּוֹרָה וּמִצְוֹת וַתַּשְׁמִיעֵם אֶת הוֹד קוֹלֶךָ וְדִבְּרוֹת קָדְשְׁךָ מִלַּהֲבוֹת אֵשׁ בְּקוֹלוֹת וּבְרָקִים עֲלֵיהֶם נִגְלֵיתָ וּבְקוֹל שׁוֹפָר עֲלֵיהֶם הוֹפַעְתָּ

“Tu te revelaste a Tu pueblo desde una nube de Gloria y te comunicaste con ellos haciéndoles escuchar Tu voz, desde los cielos. Te revelaste ante ellos entre tinieblas e luminosidad y el mundo entero tembló ante Tu presencia. Y todas las criaturas del mundo se estremecieron ante Ti, “nuestro Rey”, cuando enseñaste a Tu pueblo la Torá y sus preceptos … y una voz de Shofar acompañaba Tu presencia…”

El Shofar nos recuerda nuestro compromiso de lealtad a Dios. Cada vez que obedecemos los mandamientos Divinos estamos declarando a HaShem como nuestro Rey. Y viceversa: cuando desobedecemos Sus mandamientos nos estamos rebelando contra Él.

El Shofar también nos recuerda el sacrifico de Itsjaq. Nuestro patriarca Abraham nos enseñó el nivel más elevado de obediencia al Creador –la incondicionalidad– al haber estado dispuesto a sacrificar lo que más quería en el mundo, para seguir el mandamiento Divino.

Declarar que HaShem es nuestro Rey y que le debemos obediencia es la primera idea que debemos tener en cuenta cuando escuchamos el Shofar.


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