Enlace Judío México e Israel – El gobierno de Francia busca combatir con todo el peso de la ley una práctica religiosa que es considerada ampliamente como sin validez científica y perjudicial para los derechos de las mujeres: los certificados de virginidad.

La medida será parte de un paquete legal del gobierno de Francia en contra de lo que ha llamado el “separatismo religioso”, que tiene como fin principal combatir actividades nocivas dentro de algunos sectores radicales del islam en el país.

Aunque cuando el presidente Emmanuel Macron anunció su plan a inicios de mes no mencionó el punto, la ministra para la Ciudadanía de Francia, Marlene Schiappa, ha indicado que la prohibición de los certificados de virginidad será parte integral, de acuerdo con el periódico El País.

Schiappa ha señalado que las acciones en contra de la práctica buscan penalizar no solo a los médicos que se presten a la extensión de esos certificados de virginidad, sino también a los padres que la consientan.

La propuesta del gobierno francés buscaría establecer un año de cárcel para el personal médico que violente la ley y un multa de 15,000 euros (cerca de 18,000 dólares).

En el año 2018, la Organización Mundial de la Salud se pronunció en contra de los certificados de virginidad, a los que calificó como una violación a los derechos humanos y humillantes para las mujeres que son sometidas a estos procesos.

La práctica, que generalmente en el islam tiene como fin cerciorar que una mujer es virgen antes de casarse, también llega a ser aplicada en procedimientos para contratación de empleo o determinar si una mujer fue víctima de violación.

Si bien la propuesta ha sido bien recibida por algunos sectores médicos, otros han visto un panorama más complejo que las prohibiciones de los certificados de virginidad no podrían combatir.

Para la ginecóloga Ghada Hatem, jefa de una organización que brinda atención a mujeres en situación vulnerable en París, la penalización contra médicos no sería la solución.

Hatem enfatizó a El País que los certificados de virginidad, de los que admite su invalidez científica, bien pueden ayudar a algunas mujeres a evitar violencia por parte de sus familiares conservadores que les exigen comprobar esa situación sexual.

Ella misma ha admitido que ha extendido certificados de virginidad falsos a mujeres que no son vírgenes con el fin de que puedan verse libres de represalias que pudieran significar riesgos para ellas.

Hatem asegura que recibe peticiones de certificados de virginidad de manera muy esporádica e un año y exhorta a que el cambio a profundidad sea en la educación sexual que se da a las personas para poder erradicar esta práctica.

Se tiene previsto que la legislación sea presentada al parlamento francés el próximo mes de diciembre.

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