Enlace Judío México e Israel / Rab Yaakov Menken – Un hombre de edad avanzada se registró en un pequeño y pintoresco hotel, sólo para descubrir en la recepción que el único ascensor no funcionaba. Pidió a un botones que subiera sus maletas a su habitación, dándole a entender que la propina valdría la pena.

Diez minutos después, el botones llegó y llamó a su habitación. Estaba sudando y sin aliento. Incluso antes de buscar su equipaje, el hombre le dijo al botones, “¡debió haber ocurrido algún error! Mis maletas son pequeñas y ligeras; para que usted esté tan cansado, debe haber traído las maletas de otra persona!”

En las últimas lecturas de la Torá, D-os le dice a la nación judía: “Este mandamiento que te ordeno hoy, no está más allá de tu comprensión y no está demasiado lejos de ti. No está arriba en el Cielo, para que uno pueda decir ‘quien ascenderá por nosotros al Cielo y lo tomará por nosotros, y nos lo expresará y nosotros lo haremos'” [30:11-12].

La gente se enfoca en los detalles y las complejidades de la observancia judía, la miríada de leyes y restricciones, e imagina que seguir todas esas reglas debe ser muy difícil y complicado, requiriendo un tremendo esfuerzo a lo largo del día sólo para que todo salga bien. Pero ese malentendido, nos enseñan los rabinos, es similar al del botones que sube las escaleras con las maletas grandes y pesadas en lugar de las bolsas mucho más ligeras que se le pidieron.

También aprendemos que el “Aron”, el Arca de la Alianza que contiene las Tablas de piedra que Moisés trajo desde el Monte Sinaí, se llevaba a sí misma. En realidad, no era una carga en absoluto. De manera similar, la gente imagina que guardar el Shabat es difícil, sólo para descubrir que en realidad es un regalo, que restaura y ayuda a recuperarse a aquellos que lo observan. De hecho, casi todo el que invierte su tiempo en el crecimiento espiritual judío dirá que gana mucho más de lo que invierte.

La idea de que la observancia es difícil resulta ser una especie de espejismo. Después de recoger las maletas, rápidamente nos damos cuenta que en realidad, nunca fueron pesadas en absoluto.

Fuente: Project Genesis