Enlace Judío México e Israel – “¿Quieren que firme? ¡Denme otro trillón de shekels para las Yeshivot! ¡Quiero todo el dinero!”, decía un anuncio de la campaña de Yair Lapid el año pasado, refiriéndose a la comunidad ultra-ortodoxa de Israel. El comercial, que fue acusado por varios de utilizar estereotipos antisemitas en contra de los jaredíes abrió la conversación para hablar de discriminación a dicha comunidad.

Hoy en día, la discusión está más abierta que nunca, después de múltiples instancias en las que judíos seculares culpan a los ultraortodoxos de los rebrotes de COVID-19 en el país. Asimismo, algunos acusan a los jaredíes de “violar al país” y de “ser indiferentes al bienestar de los israelíes”. Tampoco son extrañas las instancias de gente caracterizando a miembros de la comunidad ultraortodoxa como personas sin criterio propio que creen que sus rabinos son “infalibles”. Ideas como las anteriormente descritas solamente deshumanizan a las personas religiosas, sometiéndolas a estereotipos negativos que facilitan la utilización de sus imágenes como chivos expiatorios.

Los estereotipos a los que son sometidos los ultraortodoxos en Israel les afectan de forma tangible, pues un estudio del Ministerio de Economía descubrió que el 37% de los empleadores en el país preferirían no contratar a jaredíes en sus empresas. Asimismo, 3 de cada 10 encuestados dijeron que estarían incómodos trabajando con un ultraortodoxo. Finalmente, el estudio concluyó con que los jaredíes, los árabes-Israelíes y las mujeres son los grupos más discriminados en la esfera laboral de Israel.

Al igual que sucede con los árabes israelíes, a los religiosos constantemente se les refiere como un “problema demográfico” que se debe de combatir. Acepciones como estas ignoran la humanidad de los individuos pertenecientes a estos grupos y mandan un mensaje muy claro: el hecho de que ellos tengan más importancia en la toma de decisiones incomoda a los que realizan las declaraciones referentes al supuesto problema demográfico.

Chaim Walder, un escritor de cuentos para niños jaredíes, dice que encuentra en los grupos seculares la misma mente cerrada que acusan a los religiosos de tener. Además, añadió que por parte de los ultraortodoxos, sienten presión de los seculares para poner ciertos temas en sus currículos educativos e invalidan la importancia que tienen clases como las de Torá en su cosmovisión.

En suma, me gustaría finalizar con una reflexión: es esencial ser empático con grupos que tienen una diferente cosmovisión que nosotros. Si bien es cierto que ciertos partidos políticos jaredíes han tomado decisiones que afectan la vida de los ciudadanos no religiosos del Estado, como los matrimonios o los camiones en Shabat, también es verdad que los seculares constantemente ridiculizan la cosmovisión religiosa.

El papel que juega la religión en Israel es un tema complejo y personalmente estoy a favor de un país más liberal con pluralidad de opiniones. Sin embargo, para lograr la pluralidad no se puede hacer de menos a grupos como los jaredíes. Se les debe tratar como personas capaces de pensar por sí mismas, así como respetar sus creencias. De igual forma, se debe evitar utilizarlos como chivos expiatorios en temas complejos como la pandemia de COVID-19. La verdadera pluralidad en cualquier país se dará cuando se oigan y consideren las opiniones de todos sus grupos.

 


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