Rab Berel Wein – La Mishná en Avot específicamente, y la tradición judía en general, nos instruye que nuestro padre Abraham fue constantemente desafiado con grandes pruebas en la vida y fue capaz de sobrevivir y superar todas ellas. Hay una dificultad subyacente en esta narración con respecto a las pruebas de Abraham. D-os, después de todo, es omnisciente y sabe de antemano cuál será la reacción de Abraham a todos los desafíos que se le presenten. Siendo este el caso, uno puede preguntarse fácilmente por qué molestarse en presentar esos desafíos en primer lugar.

Esto encaja con la pregunta general que Maimónides trata cuando intenta reconciliar la omnisciencia de D-os con la presencia del libre albedrío humano. Su respuesta es que ambos existen y coexisten y eso es parte del secreto en el hecho de que los seres humanos y la lógica humana nunca pueden comprender verdaderamente el Infinito y lo Eterno. Ello es indudablemente cierto en el caso de Abraham y sus desafíos.

Aunque en última instancia no podremos llegar a una respuesta definitiva a esta pregunta – casi todas las preguntas que empiezan con la palabra “por qué” nunca son respondidas de manera completamente satisfactoria – sin embargo creo que podemos intentar llegar a algún tipo de comprensión en cuanto al propósito de las pruebas que Abraham soportó y superó. La Torá no habría dedicado tanto espacio y descripciones tan detalladas a estos eventos en la vida de Abraham si no hubiera enseñanzas morales eternas presentes en la narración que son relevantes y verdaderas para todos los humanos en todas las generaciones.

Creo que la respuesta obvia que salta a la vista es que las pruebas no pretenden probar nada al Cielo, sino probar el potencial de grandeza de Abraham para el propio Abraham. Es nuestra naturaleza no darnos cuenta de cuán grande es nuestro potencial, cuán fuertes somos realmente, moral y emocionalmente, y para nuestra sorpresa lo que somos capaces de lograr

Una cosa es profesar que uno tiene fe y está dispuesto a hacer sacrificios en nombre de la preservación de esa fe, ya sea personal o nacional. Sin embargo, otra cosa es hacer esos sacrificios y experimentar las dificultades emocionales e incluso las tragedias a menudo encontramos en la vida. Una persona nunca sabe realmente cuál es su verdadero maquillaje a menos que se ponga a prueba durante toda una vida, con la frase gráfica del Talmud de que en última instancia se nos pone a prueba con respecto a nuestro lugar de descanso final.

Abraham se hace grande y se mantiene erguido después de haber enfrentado con éxito los desafíos a su fe y a su visión de que la vida y el entorno en el que vivía se le presentaban. Eso es quizás lo que la Torá nos indica cuando dice que la fe de Abraham era de tal naturaleza que el Señor la consideró como el parangón de la rectitud. La justicia se logra sólo cuando se superan los desafíos.

Fuente: torah.org