El judío estadounidense Jonathan Pollard, que pasó 30 años en la cárcel por entregar información clasificada de EE. UU. a Israel en los años 80, quedó libre este viernes, luego de no renovarse una libertad condicional a la que estuvo sujeto 5 años.

Los abogados de Jonathan Pollard, Jacques Semmelman y Eliot Lauer, emitieron un comunicado diciendo que la Comisión de Libertad Condicional de EE. UU. había notificado a su cliente de la terminación de la libertad condicional que le había sido impuesta en 2015, informó The Times of Israel.

“El señor Pollard ya no está sujeto a un toque de queda, ya no se le prohíbe trabajar para una empresa que tenga software de monitoreo del gobierno de los EE. UU. en sus sistemas informáticos, ya no se requiere que use un monitor de muñeca que rastrea su paradero y es libre de viajar a cualquier lugar, incluido Israel, para la residencia temporal o permanente, según lo desee”, se lee en el comunicado.

Jonathan Pollard, por medio de sus abogados, dijo que estaba contento de tener ya la posibilidad de mudarse a Israel, donde podrá cuidar a su actual esposa, Esther Pollard, que está enferma de cáncer. También expresó “aprecio y gratitud” al embajador de Israel en EE. UU., Ron Dermer, por su ayuda para poner fin a su libertad condicional.

La liberación de Pollard ha sido vista como un gesto más de la saliente administración de Donald Trump hacia Israel, a donde se espera que viaje pronto para establecerse de por vida, un deseo que ha expresado firmemente.

Jonathan Pollard, nacido en Texas en 1954 en el seno de una familia judía, decidió de manera voluntaria en el año 1984 espiar para Israel, mientras trabajaba como analista de información de inteligencia en el centro contraterrorista de la Marina de EE. UU.

El coronel Aviem Sella, de la Fuerza Aérea de Israel, en ese entonces en Washington, fue la figura que contactó a Pollard con las autoridades de inteligencia israelíes.

Bajo supervisión de una unidad de inteligencia del Ministerio de Defensa de Israel, Jonathan Pollard espió y entregó documentos clasificados de EE. UU. a Jerusalén.

Entre el material al que obtuvo acceso Pollard, se encontró información sobre el desarrollo de armas químicas en Irak y Siria, imágenes satelitales de Túnez y datos sobre ejércitos árabes, entre otras cosas.

Oficiales estadounidenses, algunos de los cuales consideran muy graves los detrimentos causados por Jonathan Pollard a la inteligencia norteamericana, creen que parte de la información obtenida por él terminó por causas desconocidas en manos de la Unión Soviética, luego de ser transferida a Israel.

En 1985, Jonathan Pollard y su entonces mujer Anne Henderson, que también se había involucrado en actividad de espionaje, fueron descubiertos por las autoridades estadounidenses.

Dos años después, Pollard fue sentenciado a cadena perpetua por un tribunal estadounidense por delitos de espionaje, la cual purgó en una cárcel en Carolina del Norte. El derecho a solicitar libertad condicional se le concedió hasta que cumpliera 30 años tras las rejas.

Israel reconoció años después haber coludido a Jonathan Pollard en acciones de espionaje y exhortó a EE. UU. de manera continua por su liberación. En 1995 le otorgó la ciudadanía israelí a Pollard.

En 2015 se le otorgó la libertad condicional, que lo vio obligado a vivir confinado en un área específica de Nueva York de manera estrictamente restringida, con horarios fijos de salida de su domicilio, uso un dispositivo de geolocalización y una limitación para trabajar.

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