Enlace Judío México e Israel –  Se acerca el 31 de diciembre —fin de año según el calendario, y fiesta de San Silvestre según el santoral católico-romano— y a muchas personas les sorprende enterarse de que hay judíos que se reúnen para celebrar el Año Nuevo. ¿No va esto en contra de los principios monoteístas del Judaísmo?

Irving Gatell nos explica cómo la cultura es algo en constante evolución, y cómo en el transcurso de los últimos tres siglos este tipo de fiestas se han secularizado. Es decir, han perdido su componente religioso y se han convertido en celebraciones civiles.

Pero hay más que eso: la celebración a San Silvestre no surgió de la nada, sino que tiene antecedentes pre-cristianos que se remontan, en última instancia, a las antiguas festividades agrícolas que dieron existencia a los mitos naturalistas y solares relacionados con el invierno y la primavera. El primer gran momento culminante de ese entramado mitológico fue el culto al dios Janos, el dios de los dos rostros —uno que mira hacia el futuro y otro que mira hacia el pasado—, cuyo nombre es la raíz etimológica de Enero (más evidente en ingles: January).

Hoy por hoy, la celebración que se realiza entre la noche del 31 de diciembre y la madrugada del 1 de enero es eminentemente laica, y la gente se reúne para simplemente desearse que el año que inicia sea feliz y próspero. Especialmente en momentos como el actual, ya que la crisis sanitaria provocada por la pandemia de covid-19 ha provocado que 2020 haya sido el año más difícil del que tengamos memoria muchas personas.

Por ello, en Enlace Judío les deseamos a todos —desde quienes festejan por gusto hasta quienes no festejarán por precaución ante la pandemia— que el próximo 2021 sea un año lleno de luz, de logros, de felicidad y por supuesto, de salud y sustento.


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