Enlace Judío – Soy ciudadana mexicana, pero nací en el Líbano, donde viví hasta los 17 años. En aquel entonces, sabía que nunca tendría la oportunidad de opinar sobre mi país. Quizás esta sea la razón por la que me convertí en periodista: por tener el derecho a opinar.

Hace unas semanas me pidieron hablar en un foro internacional de periodistas realizado en Israel acerca de este tema: Should the world Jewry have a say about internal developments in Israel? ¿Debe la Diáspora tener injerencia sobre las decisiones de Israel?, como consecuencia de una propuesta de ley sobre el tema de la ministra de la Diáspora de Israel, Omer Yankelevich.

Como era la única periodista de América Latina, me di a la tarea de realizar una encuesta rápida y pregunté a varios líderes de México, Colombia, Venezuela, Chile y Brasil sobre el tema en cuestión.

La pregunta es relativamente nueva, dado que Israel es una nación joven: 72 años desde su establecimiento.

Ahora, cuando se traduce al español la expresión have a say, en español podrá traducirse como tener “voz y voto”, una voz y un voto. El derecho a opinar y el derecho a votar por esta opinión, a participar plenamente en el proceso de toma de decisiones.

La encuesta

Como en todos los países de la Diáspora, los judíos que viven en América Latina sufren amenazas y en ocasiones son acusados ​​de doble lealtad. Pueden estar a favor o en contra del gobierno de Israel, pero una cosa es segura: sienten que, gracias a la existencia del Estado judío, tienen el derecho de poder mostrar su judaísmo y pagan este derecho con su apoyo, a veces incondicional.

Los judíos han fundado comunidades vibrantes y prósperas en América Latina, pero estas también tienen sus bemoles. Algunos de estos países tienen gobiernos volátiles, otros han estado con dictaduras militares (o al borde de las mismas). Por lo tanto, un ojo siempre está mirando a Sion.

Ahora, hablemos de los líderes de América Latina y lo que sienten:

Como consecuencia de su tamaño, 450,000 judíos, varios líderes que la comunidad judía de América Latina deberían ser tomados en cuenta. “Somos la tercera comunidad más grande del mundo. Tenemos una fuerte identificación con Israel y tenemos bajas tasas de asimilación. Nuestras comunidades luchan constantemente para influir en sus gobiernos para que voten a favor de Israel. Deberían escucharnos más”, dijo Marcos Peckel, director de la comunidad judía colombiana.

Los líderes de la Diáspora latinoamericana coinciden en que, por un lado, no tenemos derecho a decidir sobre asuntos internos porque no vivimos en Israel, no pagamos impuestos y nuestros hijos no van al Ejército. Por otro lado, sufrimos las consecuencias de las decisiones tomadas por Israel porque pueden desencadenar e incluso ser la causa de ataques en nuestra contra. Debido a esto, en algunos países existe una necesidad constante de control de daños cada vez que Israel inicia una operación militar.

Aquí quiero mencionar dos países que se han visto afectados por su lealtad a Israel.

Uno es donde vive la mayor población judía de América Latina, Argentina. La comunidad judía de Argentina sufrió una herida terrible: el atentado terrorista contra la AMIA, el centro comunitario judío y, relacionado con ello, el asesinato de su fiscal, Alberto Nisman. Este ataque causó 85 víctimas fatales, y luego de 26 años, no se ha logrado justicia.

El otro caso es Chile, aunque de otra manera. Chile es el hogar de 15,000 judíos y de 350,000 miembros de la Diáspora palestina, muchos de los cuales pertenecen al gobierno. Los judíos en Chile enfrentan desafíos de seguridad, así como expresiones anti-israelíes diarias. Sienten que se les está desatendiendo en lo que respecta a sus necesidades de conocimientos especializados y de fondos para contraatacar las agresiones palestinas. Se quejan de la falta de sensibilidad y empatía de Israel hacia sus problemas. Marcelo Isacson, líder de la comunidad judía chilena dijo: “Ahora la situación está al revés. Ayudamos a fortalecer a Israel cuando estaba en necesidad. Ahora los Kehilot son los que más lo necesitan”. ¿Reaccionará Israel a estas necesidades?

A veces, el daño se produce cuando un líder israelí hace declaraciones polémicas.

Un ejemplo es lo sucedido en nuestra comunidad judía mexicana. En 2017, el presidente Trump anunció que construiría un muro en la frontera entre México y EE. UU. Refiriéndose a los muros, el primer ministro Netanyahu tuiteó que los muros fronterizos eran muy efectivos y dijo: “Construí un muro en la frontera sur y detuvo la inmigración ilegal. Gran éxito”.

El liderazgo de la comunidad judía mantiene una buena relación con el gobierno; sin embargo, este tuit provocó un incidente diplomático y, en solidaridad con el pueblo mexicano, la comunidad judía mexicana tuvo que emitir un comunicado diciendo que se deslindaba de dichas declaraciones. Una subsecuente visita del primer ministro israelí a nuestro país terminó con el incidente.

Religión y Aliá

Según Marcos Peckel, titular de la comunidad judía colombiana, quien también es miembro de la junta ejecutiva del Congreso Judío Mundial, la región sur de América Latina, Argentina, Chile y Uruguay es principalmente masortí -conservadora- y reformista. La parte norte es mayoritariamente ortodoxa, incluyendo Perú, Colombia, Panamá, Venezuela y México. Brasil es dos tercios conservador y un tercio ortodoxo, según Fernando Lottenberg, exlíder de la Comunidad.

En algunos casos, las personas convertidas al judaísmo por rabinos conservadores enfrentan problemas al hacer Aliá.

Además, en América Latina, existe una oleada de Anusim, personas que afirman tener ascendencia judía y quieren volver a sus raíces y trasladarse al Estado judío, pero se enfrentan a grandes desafíos para hacerlo.

Otro reclamo conservador se refiere al Muro de los Lamentos. “Debería haber un Kotel para todos”.

El rabino Marcelo Rittner, quien es el titular de las comunidades masortíes en América Latina, piensa que Israel debería estar más atento a los países latinos y sus necesidades. Es necesario reformular la relación entre Israel y la Diáspora, dice. Un divorcio es negativo para ambos.

“El hecho de que la religión sea parte de la política provoca una distorsión del diálogo, porque se convierte en un diálogo de intereses y poder. Esto tiene que cambiarse. La religión no debe ser un elemento para formar gobiernos y buscar recursos monetarios y el diálogo entre nosotros debe ser un esfuerzo por unir diferentes denominaciones”.

Embajadas

En algunos países de América Latina, la delegación diplomática israelí y las comunidades judías han tenido conflictos. La Embajada ha sido en ocasiones de poca utilidad y, a veces, como en el caso brasileño, abiertamente crítica a la comunidad.

En México, específicamente, el actual embajador, Zvi Tal y su antecesor, Jonathan Peled, son ejemplos de colaboración fructífera y armónica con la comunidad judía.

Así que… ¿debe la Diáspora tener voz y voto en las decisiones de Israel?

Lo importante es que ya se ha abierto la conversación.

La Diáspora tiene mucho que decir pero, según sus líderes, a veces hay falta de interés por parte de las comunidades judías fuera de Israel y, otras veces, arrogancia por parte de Israel.

Nada que el pueblo judío no pueda resolver.


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