Enlace Judío – Aún no asumió el poder y recelando de alguna maniobra de los partidarios de Trump de último momento, pero Biden ya tiene por delante su primer desafío en materia de política exterior y seguridad. No viene por ahora ni de China ni de Irán pero si de un extraño y atrasado país que ha hecho de su fuerza nuclear un paradigma de supervivencia.

Kim Jong-un, el violento dictador coreano, ha declarado que su país desarrollará misiles más avanzados con un alcance de unos 15,000 kilómetros, algunos de los cuales podrían llegar a los EE. UU. La amenaza no es nueva pero había quedado algo adormecida por la relación establecida con el ahora excéntrico Donald Trump.

Kim ya está comenzando a probar la determinación del presidente entrante de EE. UU., Joe Biden, antes de su toma de posesión en unos nueve días.

Durante el fin de semana, el dictador de Pyongyang, Kim Jong-un, declaró que EE. UU. es el “mayor enemigo” de su país, e incluso habló desafiante sobre los esfuerzos para reducir las tensiones nucleares con el resto del mundo en las conversaciones de desmilitarización que ha iniciado con el presidente Trump en los últimos años.

Kim dijo que Corea del Norte ampliará su arsenal nuclear, e incluso recalcó que se desarrollarán misiles más avanzados con alcances de unos 15,000 kilómetros, es decir, incluso aquellos que podrían llegar EE. UU. y Europa. También pidió el desarrollo de misiles que se puedan disparar tanto desde el mar como desde tierra y señaló que ha ordenado la construcción de misiles nucleares tácticos y en miniatura, satélites espías militares, aviones supersónicos y un submarino nuclear.

Todo esto en un país cuya población no solo soporta una férrea y sanguinaria dictadura comunista sino de reiteradas hambrunas y falta de recursos propio de su aislamiento.

Al mismo tiempo, aseguró que “no hay intención de utilizar armas nucleares a menos que se ataque al Estado“. “La realidad requiere que fortalezcamos nuestras capacidades de defensa sin un solo momento de vacilación, con el fin de disuadir las amenazas nucleares de EE. UU. contra nosotros y traer paz y prosperidad a la península de Corea”, dijo Kim en una conferencia del partido gobernante. Expresó pesimismo sobre la posibilidad de que las relaciones con EE. UU. cambiarán para mejor, independientemente de quién esté en el poder, ya que, dice, ambos partidos en Washington tienen una ‘actitud hostil’ hacia su país”.

Cabe señalar que él y el presidente saliente de los EE. UU., Donald Trump, han tenido buenas relaciones a nivel personal, y los dos incluso han celebrado varias cumbres históricas, pero las conversaciones entre ambos países han encallado tras los difíciles desacuerdos sobre el desarme de Pyongyang y el alcance de la supervisión que permitirá.

Biden ya ha dicho que no seguirá el camino de Trump, sino que establecerá las condiciones previas para una reunión con Kim y prometió promover una “política de principios” con respecto a Pyongyang pero en campaña llamó a Kim “un matón y un dictador”

Trump y Biden coinciden mucho en este tema. Saben que una Corea del Norte con semejante desarrollo nuclear es un peligro para países aliados vecinos como Corea del Sur y Japón.

El primer reto de Biden comenzó sin siquiera haberse sentado en los complejos despachos del Salón Oval.

 

*Natalio Steiner es director de Comunidades Plus y corresponsal en Argentina de Enlace Judío


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