Enlace Judío México e Israel –  Cada vez que alguien me dice que no se va a vacunar me da una alegría infinita. “Que nos van a poner un chip para controlarnos”, “que no se sabe los efectos secundarios, que Bill Gates nos quiere dominar.” No importa cual sea el motivo que argumenten para no vacunarse. Me da igual. Cada persona que se niegue, es una oportunidad más que tengo, para que una de las pocas vacunas que habrá disponibles alcance para mi.

Sobre el miedo de la gente a vacunarse he recibido chistes geniales.

“Llevan toda la vida comiendo salchicha y ahora dicen que no se ponen la vacuna porque no saben qué tiene”. Cierto. Compran empanadas con relleno de dudosa procedencia, fritas en aceite negro que no cambian desde el día en que se inventó el aceite y que el vendedor les entrega con un guante “desechable” que no se cambia hace 7 meses, pero les da miedo una vacuna desarrollada por las mentes más brillantes del planeta.

Otro chiste. Cuando Pfizer sacó al mercado Viagra, nadie cuestionó nada. Se la tomaron y ya. Ahora, en cambio, dudan de este laboratorio. Conclusión para mucho, parar el Covid no es tan importante como parar otra cosa. Creen que una crema mágica les va a quitar la celulitis, la barriga y les va a sacar pelo a los calvos. Pero no creen en la comunidad científica. Eso, enserio, me mata de la risa.

Volviendo a la posibilidad real de poder vacunarse pienso esto, en teoría van a empezar con todas las personas que trabajan en el sector de salud, luego a los mayores, luego a los que tienen comorbilidades y luego, luego, luego, a los demás. Con ese orden a mi me toca de última, por ahí en el 2022.

Pero si ese plan no se respeta y en cambio se va cuna a la “colombiana”, ahí si que no me toca nunca.

“A la colombiana” quiere decir que vacunarán primero al presidente, los ministros, los senadores, los representantes a la Cámara, concejales, directores de instituciones, alcaldes, gobernadores, los que salen en las fotos de las revistas de farándula y a las familias de todos estos incluidos esposa, hijos, papás, hermanos y amigos.

O sea que si usted no es política, familiar de político, amigo de político o lagarto de profesión, le recomiendo que no se haga ilusiones.

Hagamos cuentas. Supongamos que es verdad que al país llegan 40 millones de dosis que alcanzan para 20 millones de personas y que ninguna se daña. Quedan 31 millones de compatriotas haciendo fila. ¿Cuántos políticos tendrá Colombia? ¿Cuántos lagartos?

Haciendo un análisis exhaustivo de dos segundos, pienso que en este país hay más pseudo mandatarios, lambones, sapos y expertos en “mover palancas” que estrellas en el firmamento para ponerle poesía a este escrito… Así que no creo que la vacuna le vaya a llegar a usted. No tengo duda, en cambio, de que los Sarmiento y los Ardila estarán inmunizados en dos días.

Se sabe que la vacuna evita que no se contagie, pero aun no se sabe si sigue siendo portador del virus, por eso, ahí viene lo peor, pues esos ilustres personajes que se colarán en la fila y serán vacunados antes que los demás mortales, saldrían a pavonearse a restaurantes, cines, centros comerciales y fiestas. Irán sin mascarilla pues ya hacen parte del selecto grupo de los “incontagiables”. El “yo ya estoy vacunado” será el nuevo “usted no sabe quien soy”.

Así que, cuando su tía le diga que no les cree a los científicos que llevan años trabajando en inmunización, póngase del lado de ella. Ayúdela a con vencer a toda la familia y amigas para que no se vacunen; solo así podemos soñar con que una de esas dosis añorada, llegue a nuestro brazo.

Fuente: UnPasquín.


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